La mayoría de los días los niveles de contaminación registrados en la estación del Palacio de Congresos fue "admisible", aunque entre julio y agosto se registraron ocho días "muy malos"
ARANTXA ASENSIO GRANADA
El tráfico rodado, las calefacciones, el polvo que llega de África, la especial ubicación geográfica de la capital granadina, situada en un valle... todos ellos son factores que explican en buena parte que, año tras año, Granada se mantenga como una de las ciudades con peor calidad de aire en Andalucía. Según los datos recopilados por la estación ubicada en el Palacio de Congresos y publicada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en su página web, la capital tuvo a lo largo de todo 2012 sólo 41 días en los que la calidad del aire pudo tener la consideración de "buena". De hecho, en dicha estación se registraron hasta seis meses consecutivos en los que no hubo ni un único día en el que la calidad del aire fuera buena: marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto.
La mayoría de los días -285, lo que supone un 77,8% de todo 2012- del pasado año obtuvieron la calificación de "admisible" en ese punto de la capital, mientras que en 32 se consideró que el nivel era malo y el resto, hasta ocho, los niveles fueron muy malos.
Existen otras tres estaciones que aportan datos para la elaboración de los informes de seguimiento de calidad del aire de la Consejería de Medio Ambiente, en Motril, Granada-Norte y en la Ciudad Deportiva de Armilla. En el cómputo global de los datos recogidos de las cuatro estaciones granadinas, se registraron 139 episodios de mala calidad del aire -hay que aclarar que no son días, ya que en un mismo día se pudieron recoger malos datos en dos o más estaciones-; y en 16 ocasiones se llegó a la calificación de muy mala.
La constatación de que en el centro de la ciudad el aire está más cargado la da la comparativa con los datos de la estación situada en Granada-Norte. Aquí se registran únicamente cuatro días con calidad "muy mala", y en 40 se calificó como "mala". Aquí sí hay días "buenos" a lo largo de todos los meses del año, entre los que destaca abril, con 27 de 30 jornadas en las que se consideró que el aire estaba limpio.
El peor mes para la calidad del aire en la provincia el pasado año, siempre según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, fue agosto, con ocho episodios de calidad muy mala y 35 de mala, repartidos entre las cuatro estaciones ya mencionadas. Sólo en la del Palacio de Congresos se contabilizaron en agosto seis jornadas de calidad muy mala. Hay que precisar que esta estación controla la polución en este punto de la ciudad desde 2009, cuando se traslado de Cartuja al centro. Hasta el año 2005, estuvo en la Avenida de Cádiz, en el barrio del Zaidín.
Junio -otro mes estival y que, por tanto, es propicio a que se superen los umbrales de contaminación atmosférica- fue el segundo peor mes, con seis episodios de muy mala calidad del aire y 23 considerados mala. El pasado año, además, los meses de verano se caracterizaron por la ausencia total de precipitaciones, lo que ayudó, precisamente, a que los niveles de contaminación no mejoraran.
En primavera y otoño los valores se quedan casi siempre dentro de lo que se considera admisible gracias en parte a una mayor inestabilidad meteorológica -o lo que es lo mismo, llueve y eso hace que haya menos partículas en suspensión-, mientras que en invierno -cuando entran a funcionar las calefacciones, se producen más desplazamientos en coche y se consume más energía- los niveles de contaminación vuelven a crecer.
Sobre los episodios de contaminación, la mayoría se dan por sobrepasar los límites de partículas en suspensión y por ozono troposférico, en menor medida.
A nivel nacional, la capital granadina y su Área Metropolitana es una de las zonas más contaminadas, según el informe de Ecologistas en Acción de 2011, que indica que existen a nivel regional cuatro focos "importantes" de polución, Bailén (Jaén), la Bahía de Algeciras (Cádiz), y las áreas metropolitanas de Sevilla y la de Granada.
El índice de calidad del aire se mide en función de las partículas que detectan las estaciones. Así, a mayor nivel de partículas, peor es la calidad del aire.
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