Comenzó a leer el periódico en la sacristía, cuando su hermano gemelo era monaguillo y él cantaba en una coral de Santa Fe | José Ganivet Zarcos Exsacerdote, profesor jubilado y poeta
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ANTONIO ARENAS | GRANADA
José Ganivet Zarcos. :: A. A.
Junto con Antonio Quitián, Ángel Aguado y su hermano Manuel, José Ganivet Zarcos fue uno de los curas obreros que en los últimos años del franquismo y de la transición democrática trabajaron en el barrio de la Virgencica y en el Polígono de Cartuja. Tuvo una afición temprana por la lectura de prensa, pues recuerda que la leía en la sacristía, cuando su hermano era monaguillo y él cantaba en una coral; sobre todo los deportes en el IDEAL, que recibía el párroco de Santa Fe.
–¿Cuáles son sus secciones preferidas?
–Puede extrañar para una persona que escribe poesía, pero lo primero que leo es la última página, ya que, desde siempre, me encanta Manuel Alcántara. Después paso a Deportes, porque cuando era joven jugaba muchísimo al fútbol. Seguidamente lo que más me gusta de la prensa y leo con más tranquilidad son los artículos de Opinión y las Cartas al Director. También me gustan los chistes de Mesamadero, pues de vez en cuando da en el clavo. Además, el de este señor es un tipo de humor que no es hiriente, critica lo que quiere criticar, pero sin hacer que se pueda sentir nadie dolido u ofendido. Eso, para mí, es una cualidad.
–¿Cree que la prensa de papel terminará por desaparecer?
–Creo que no desaparecerán ni el libro ni la prensa en papel. En mi última obra, ‘Concédeme silencio’, un verso dice: «Un libro de poesía entre mis dedos», es decir, un libro de papel. Creo que el papel tiene magia todavía.
–¿Se debería trabajar más con los periódicos en las aulas?
–Sin duda. A IDEAL le dábamos aprovechamiento didáctico tanto en el centro de adultos en enseñanza ECA, en la que trabajé 12 años, como en el colegio de Valderrubio, donde se recibía y se utilizaba. El primer día se leía, pero no se podía recortar. Posteriormente se recortaban para ponerlos en los corchos, en las clases, o para los alumnos en sus trabajos.
–¿Cómo se puede favorecer la lectura de la prensa desde la familia?
–El milagro de que con unos signos, unos dibujitos que son las letras, podamos expresar lo más profundo que hemos pensado o sentido, es una riqueza que los padres no pueden desaprovechar. En las casas no puede haber nada más que un televisor, como si fuese el dios al que se le rinde culto, en el mejor sitio del salón. Hay cosas como la lectura, algo más reposado, mucho más sentido, que nos hace enfrentarnos a lo que opina otra persona y a aceptarlo o criticarlo, o incluso rechazarlo. Con cualquiera de estas tres posibilidades nos estamos enriqueciendo.
–¿Comparte el eslogan ‘Sin periodismo no hay democracia’?
– Totalmente de acuerdo, periodismo del tipo que sea: escrito, hablado, de imágenes... Creo que sin información libre y veraz no puede haber democracia. Es uno de los pilares básicos. Suprimir o dañar eso es tener una democracia castrada, domesticada. Los periodistas tienen que escribir lo que ven, lo que piensan y lo que sienten. Si lo hacen mal, para eso están los jueces. Si mienten o envenenan, que suelen ser los menos, que la justicia caiga sobre ellos como el que roba o mata. Es un delito como otro cualquiera. La prensa tiene que ser libre y, sin ella, es imposible que pueda haber democracia.
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