Unas jornadas de la UGR inciden en la necesidad de empatizar con los estudiantes con discapacidad para eliminar barreras en la Universidad
ARANTXA ASENSIO GRANADA
Para lo que otros estudiantes es una rutina o una tediosa obligación, para ellos es una gran oportunidad. La Universidad de Granada cuenta en sus aulas con un número importante de estudiantes con discapacidad que, cada día, hacen un esfuerzo para adaptarse a las exigencias de centros, profesores y compañeros y que, a cambio, piden también pequeños gestos que les ayuden a hacer más accesible su etapa como estudiantes.
Para poner en relación a universitarios, con discapacidad o sin ella, y desmitificar los estereotipos que suelen asociarse a este colectivo, la Facultad de Comunicación y Documentación de la UGR organizó recientemente unas jornadas de sensibilización bajo el título Comunidad universitaria y discapacidad. Su coordinadora, Susana Puerta, subraya que la actividad en las aulas necesita una adaptación a las necesidades del alumnado "en la impartición de las asignaturas, las prácticas, el sistema de evaluación...", y que para llevar a cabo estos cambios es necesario "que la comunidad universitaria empatice con el esfuerzo de estas personas". "Con sus características, cualquier actividad puede convertirse en misión imposible", añade Puerta, por lo que se hace imprescindible allanar el camino y proyectar esa sensibilidad a todos los ámbitos de la vida universitaria.
La UGR, según asegura la coordinadora de las jornadas -puestas en marcha en el marco del Programa de Innovación Docente Integrando y que contó con la participación de asociaciones, federaciones, alumnos con discapacidad, alumnos de apoyo, trabajadores sociales y representantes de medios de comunicación- es "un referente nacional en accesibilidad". Sin embargo, este esfuerzo realizado por la institución universitaria -que en el curso 2006/2007 contaba con 303 alumnos con discapacidad, según los datos del informe Universidades y Discapacidad publicado en 2008 por el Defensor del Pueblo Andaluz- debe ir de la mano de un esfuerzo de los propios estudiantes y del profesorado. Se trata de "pequeños gestos", tal y como explica la coordinadora de las jornadas y ser lo suficientemente sensibles para no ver únicamente la discapacidad. Por ello, las jornadas contaron con talleres en las que se hicieron circuitos con los ojos vendados, en silla de ruedas o con muletas. "Una de las conclusiones de las jornadas es que hay que tomar conciencia de sus capacidades", explica Puertas, que señala que uno de los principales problemas a la hora de abordar los problemas de este colectivo es "la desinformación" que "tenemos la mayoría y que es lo que establece las desigualdades y los estereotipos erróneos".
Para saltar esa barrera, "tenemos que trabajar hacia la inclusión dentro del ámbito de la cooperación", algo obligado por cuanto que "caminamos hacia una sociedad más plural, en la que la diversidad es una ventaja", añade Puertas, que apunta a la necesidad de hacer unas nuevas jornadas "no sólo con alumnos, también con profesores" para que, precisamente, sean conscientes de que esos pequeños gestos -como no dar la espalda si alguno de sus alumnos tiene que leer los labios- calen en la comunidad universitaria.
Para poner en relación a universitarios, con discapacidad o sin ella, y desmitificar los estereotipos que suelen asociarse a este colectivo, la Facultad de Comunicación y Documentación de la UGR organizó recientemente unas jornadas de sensibilización bajo el título Comunidad universitaria y discapacidad. Su coordinadora, Susana Puerta, subraya que la actividad en las aulas necesita una adaptación a las necesidades del alumnado "en la impartición de las asignaturas, las prácticas, el sistema de evaluación...", y que para llevar a cabo estos cambios es necesario "que la comunidad universitaria empatice con el esfuerzo de estas personas". "Con sus características, cualquier actividad puede convertirse en misión imposible", añade Puerta, por lo que se hace imprescindible allanar el camino y proyectar esa sensibilidad a todos los ámbitos de la vida universitaria.
La UGR, según asegura la coordinadora de las jornadas -puestas en marcha en el marco del Programa de Innovación Docente Integrando y que contó con la participación de asociaciones, federaciones, alumnos con discapacidad, alumnos de apoyo, trabajadores sociales y representantes de medios de comunicación- es "un referente nacional en accesibilidad". Sin embargo, este esfuerzo realizado por la institución universitaria -que en el curso 2006/2007 contaba con 303 alumnos con discapacidad, según los datos del informe Universidades y Discapacidad publicado en 2008 por el Defensor del Pueblo Andaluz- debe ir de la mano de un esfuerzo de los propios estudiantes y del profesorado. Se trata de "pequeños gestos", tal y como explica la coordinadora de las jornadas y ser lo suficientemente sensibles para no ver únicamente la discapacidad. Por ello, las jornadas contaron con talleres en las que se hicieron circuitos con los ojos vendados, en silla de ruedas o con muletas. "Una de las conclusiones de las jornadas es que hay que tomar conciencia de sus capacidades", explica Puertas, que señala que uno de los principales problemas a la hora de abordar los problemas de este colectivo es "la desinformación" que "tenemos la mayoría y que es lo que establece las desigualdades y los estereotipos erróneos".
Para saltar esa barrera, "tenemos que trabajar hacia la inclusión dentro del ámbito de la cooperación", algo obligado por cuanto que "caminamos hacia una sociedad más plural, en la que la diversidad es una ventaja", añade Puertas, que apunta a la necesidad de hacer unas nuevas jornadas "no sólo con alumnos, también con profesores" para que, precisamente, sean conscientes de que esos pequeños gestos -como no dar la espalda si alguno de sus alumnos tiene que leer los labios- calen en la comunidad universitaria.
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