viernes, 8 de noviembre de 2013

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Hoy viernes estaré en Granada presentando mi nuevo libro “La vida en rosa, en rojo y en violeta”. Será a las 19 horas en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada.  Si esto es posible es gracias a una nueva alternativa al monopolio capitalista de derechas que está naciendo por toda España. Me refiero a los mercados sociales y culturales que varias cooperativas, asociaciones y movimientos sociales solidarios están montando como un rico tejido social que se pasa cultura, información y valores esquivando la dictadura capitalista que “filtra” cualquier amenaza a su corrupto sistema de desinformación y estupidización de las masas. En el caso de mañana me refiero al Mercao Social y Cultural de Granada.
El Ágora Mercado Social de Granada lleva pocos meses, a diferencia de su hermana de Córdoba que también visitaré en breve, pero ya está dando acceso y visibilidad en Granada a voces alternativas, a diálogos alternativos, a modos de relacionarse alternativos. Con el idealismo de personas que no tienen como único objetivo en la vida recibir las palmaditas (en modo de dinero habitualmente) del sistema tras hacerle el juego sucio. El Ágora no sólo es una tienda de comercio justo, es mucho más. Es un centro de reunión de alternativas, un faro que guía a los barcos que optan salirse de la ruta comercial controlada y sentir la humanidad de otros hermanos y hermanas. Por eso están importante que estos nuevos modelos sean conocidos. Al igual que el gobierno pepero pone gran empeño en invisibilizar o desacreditar la alternativa que está surgiendo en Andalucía (le va la vida en ello), los medios de comunicación y los supuestos intelectuales convertidos en meros voceros del sistema, están ocultando, ignorando y negando la propuesta de los mercados sociales y culturales. Hacen lo mismo con los movimientos sociales.
En otro tiempo, habría tenido que acudir a alguno de esos grupos empresariales, cada vez más aglutinadas en monstruosos monopolios,  y a sus medios represivos y controladores, por lo tanto, modificar, suavizar, anular mi discurso.
Al igual que internet ha permitido escapar a algunos de sus filtros, al control de lo “rentable” (aunque cada vez menos), estas nuevas estructuras en cooperativa, de relaciones comunales  libres del sofisticado mecanismo de control capitalista (anuncios, subvenciones, donaciones,  socios…) son esenciales si queremos derrocar o vencer a este monstruo capitalista que nos está devorando y devolviendo a la pobreza y el servilismo extremos.
Con todo esto quiero subrayar o responder a una pregunta que me hacen a menudo: ¿pero a dónde vamos si no usamos los medios de la derecha? No hay otros”, suelen argumentar para justificar su traición los que juegan a proclamar discursos radicales en medios de la extrema derecha. Creo que acudir a las redes propagandísticas (no las llamo de información porque no lo son) de la derecha es fortalecerles y darles el poder, el rasero que mide lo visible y lo invisible, es seguir otorgándoles el poder. Que nos tengan localizados y localizables es una derrota anunciada para cualquier disidencia de un sistema.
Lo viví muchas veces en televisión: si te aplauden tu presencia es porque les estás haciendo el juego, estás entrando en esa “disidencia controlada” que ellos quieren para jugar al espejismo de “nuestro sistema es tan bueno que permite hasta disentir”, cuando es mentira. Sólo lo que se puede desacreditar o hacer menos atractivo se permite. Cuando algo es realmente una amenaza es cortado de cuajo.
Por eso estoy tan orgulloso, feliz y animado con esta nueva red de lugares de encuentro de la izquierda real, de la alternativa anti-capitalista. Porque junto con iniciativas como la gran cooperativa editorial Atrapasueños que me publica y a la que pertenezco,  o las del SAT de Gordillo y Cañamero, que están demostrando que es mentira esa insistente propaganda que dice que fuera del capitalismo no existe nada. El capitalismo agoniza y nos quiere arrastrar a todos y todas en su caída. Pero ya estamos disfrutando de la periferia. Que se queden con sus centros, nosotras somos periferia viva.

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