Mi vecina Sita está en la entrada de mi piso. Ha venido a recoger a sus hijos. Son casi las dos de la tarde. Levanto la vista del ordenador un poco aturdida y me pongo en pie para recibirla. Es una mujer bajita y delgada con una reluciente trenza de pelo negro que le cae hasta la mitad de la espalda. Siempre parece tranquila, como si la vida le hubiera concedido todo cuanto desea. Yo, por el contrario, estoy más que agobiada. Llevo casi todo el día tratando de poner orden en el caos que supone planificar por Internet unas vacaciones que tendrían que haber estado ya organizadas hace seis meses. Mientras esperamos a que los niños recojan sus cosas, mantenemos una charla sin importancia hasta que no puede resistirse y suelta:
"¿Qué es lo que HACES durante todo el día?".
Me río. Soy una profesora que está en sus vacaciones de verano. Ya estoy acostumbrada. Todo sería más fácil si me resbalara más lo que la gente piensa de mí.
"No hago nada en todo el día. Me tumbo en el sofá, me inflo a bombones y me masturbo".
No pienses mal, querido lector: no lo hago todo a la vez. Tengo mis principios, ¿vale?
Pero hay algo en esa pregunta que me molesta. Sigo intentando entenderla desde la raíz y creo que surge por una falta de imaginación que me resulta extrañísima. A algunos hombres les cuesta entender que una mujer puede existir de forma independiente aunque no estén ahí para presenciarlo. Es irritante, pero ¿qué se le va a hacer? Lo más curioso es que incluso a las mujeres les resulta complicado imaginarse la vida de otras mujeres, especialmente la de aquellas que, como es mi caso, no encajan en los roles sociales característicos (esposa, madre, cuidadora...). En mi blog, he explicado con mucho cariño algunas de las cosas que hago en mi "tiempo libre". No, no soy tan maravillosa e interesante, simplemente lo hice para intentar responder esa pregunta que tanta gente (desde hombres con los que he tenido citas hasta las madres de la Asociación de Padres y Maestros) es incapaz de resolver:
¿Qué HACE exactamente con su vida una mujer soltera de 40 años?
En los posts que escribo, sigo tratando de encontrar formas de explicar por qué la vida de las mujeres de 40 años puede ser tan intensa, plena, aceptable e importante como la de cualquier otra persona. Si eres una mujer millennial, esto te incumbe, porque llegará un momento en tu vida en que el mundo entero intentará mandarte señales de que eres invisible, de que tu persona no resulta de interés (más allá de tu apariencia física) y de que lo que haces y dices no tiene ningún valor. De este modo están estructuradas las cosas ahora mismo en nuestra sociedad, pero no tiene por qué ser así para siempre.
La vida de las mujeres de 40 años puede ser tan intensa, plena, aceptable e importante como la de cualquier otra persona.
Las mujeres solteras de más de cuarenta años somos un grupo silencioso pero poderoso. Somos un colectivo desconocido en un mundo que niega nuestra existencia y estamos en nuestro derecho de reclamar el espacio que nos corresponde. Gastamos dinero en los centros comerciales, dominamos los espacios educativos y de trabajo, nos manifestamos por nuestros derechos en espacios cívicos y podemos aportar muchísimo en lugares religiosos. Deberíamos poder expresarnos libremente en espacios culturales (del modo que queramos) sin tener que soportar la condescendencia y el machismo o ser increpadas por "tomárnoslo muy a pecho", ser demasiado "emotivas" o, mi favorita, ser unas "histéricas".
¿Piensas que las mujeres de más de cuarenta no ocupan espacios sexuales? Nada más lejos de la realidad, pero este tema me da para escribir otro blog entero. En ocasiones tendrás que rebelarte por tu derecho no solo a existir, sino a ser vista y oída. Te entrarán ganas de encogerte, retirarte o incluso desaparecer, pero es en esos momentos en los que tu voz interior te susurre "estás ocupando demasiado espacio" cuando deberás aprovechar para reafirmarte. Esa será la hora de escribir sobre el día en que nació tu hija, de publicar ese poema que llevas tiempo escondiendo sobre tu amante, de asistir a esa manifestación a la que tu novio considera que no deberías ir, de atravesar el país para ver un concierto, de lanzarte en tirolina o de empezar un deporte como el ajedrez o el kárate. Será el momento perfecto para dedicarte aún más a vivir la vida que siempre habías deseado. Será la hora de dejar de desaprovechar tus maravillosas energías en preocuparte por "encontrar o mantener una relación". Te sorprenderá descubrir lo liberada que se siente una cuando consigue centrarse en sus propias pasiones.
Vivimos en una sociedad que intenta hacernos creer que, si no tienes pareja, eres un ser incompleto.
No estoy diciendo que renuncies para siempre a encontrar el amor o la complicidad con alguien, solo quiero visibilizar que vivimos en una sociedad que intenta hacernos creer que, si no tienes pareja, eres un ser incompleto. Ese es un mito infantil y dañino. Y no es cierto. Tampoco estoy diciendo nada que no sepáis ya. Es solo un recordatorio. Como mujeres, debemos recordar continuamente que somos dignas y valiosas al margen de la cantidad de visitas, me gusta o me encanta que recibamos o dejemos de recibir. Estamos en nuestro derecho de ocupar nuestro espacio. Llamadlo si queréis womanspreading. (Bueno, mejor no).
Por cierto, en cuanto a la pregunta de "¿Qué es lo que haces durante todo el día?", si no pueden concebir que una mujer pueda vivir (y ser feliz) de forma independiente, no se merecen saber la respuesta. Diles que te pasas el día en el sofá, inflándote a bombones y masturbándote. Ya verás qué pronto dejan de hacerte esas preguntas
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