El veterano biólogo Javier Castroviejo posa antes de la entrevista.
El veterano biólogo Javier Castroviejo dirigió la Estación Biológica de Doñana 14 años, hizo su tesis sobre el Urogallo en los Ancares y ha calificado de "desolador" el "derrumbe de la biodiversidad" que se ha registrado en las comarcas afectadas por los últimos incendios.
También "el patrimonio cultural ha sido destruido de forma irrecuperable: las pallozas están en ruinas, las casas vacías; hay cambios profundos en el paisaje y perdida de la biodiversidad al faltar los usos tradicionales; han plantado pinos; ha desaparecido el urogallo y el pico negro, casi el corzo, por epidemias, y otras muchas especies", todo lo cual han agravado los últimos incendios.
"Los incendios de la Reserva de la Biosfera de los Ancares (León) se llevaron por delante lo que podía arder, los brezales y matorral de la solana. De milagro no mataron a gente ni acabaron con las pallozas que quedan. Pero el que no ardiera el bosque de umbría, el abexedo, no significa que no constituyera una catástrofe ecológica: la solana y la umbría son interdependientes, se complementan y juegan un papel esencial según las estaciones".
Según el científico, "cuando se mantenían las actividades tradicionales -leña, centeno, madera de las urces (brezo), pipas-, no se producían incendios".
Y advierte: "Cuando la vegetación natural adaptada es sustituida por densas y masivas plantaciones de árboles altamente combustibles -pinos y eucaliptos-, abandonadas, viene la catástrofe. Estos inmensos depósitos de material inflamable unidos al calentamiento global y la ruindad de los humanos nos llevan a lo que está sucediendo, incluida la evasión de responsabilidades".
"Lo sucedido en el último medio siglo es un fracaso clamoroso que no puede continuar. Los millones gastados en aviones, helicópteros y maquinaria pesada para extinguir incendios lleva a una situación insostenible, mantienen un modelo agotado. Los incendios forestales parecen inevitables así. El bosque no es sólo cuestión de bomberos", añade.
Para Castroviejo, urge crear un equipo multidisciplinario de expertos independientes que revise con urgencia y a fondo la política forestal y que proponga cambios indispensables.
Según el biólogo, las plantaciones de árboles deben considerarse como un cultivo, las inversiones deben ser en prevención. Además, hay que determinar el perfil científico de quienes toman decisiones en esta materia.
Y, atendiendo al sentido común, preguntó: "¿Cuántos pastores y rebaños de cabras, ovejas, no se podrían pagar con lo que cuesta un helicóptero o un avión? ¿Cuántos miles de los valiosos y amenazados caballos rústicos o pollinos no se podrían utilizar para consumir matorral con el coste que supondría otro par de helicópteros?".
Y más interrogantes: "¿Millones de parados cobrando en su casa cuando podrían participar en la prevención?, ¿por qué no se incrementan todo lo necesario los efectivos militares dedicados a la tarea?, ¿cuál es papel de las grandes empresas relacionadas con la gestión forestal?, ¿cuánto se destina a promover el uso de los recursos no madereros del bosque?...".
Sobre los eucaliptos señala que "son nefastos para la biodiversidad, inflamables, deben ser tratados como especies peligrosas. Éste es el panorama de buena parte de Galicia y de España: sólo se han salvado de esa epidemia las zonas con heladas invernales, barrera infranqueable para el Eucaliptus globulus, en el caso de los Ancares".
Sobre Doñana, afectado por el incendio de junio, es lacónico: "Está peor que nunca; quizás en un punto de no retorno".
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