José Caraballo, consejero delegado de Aborgase. |
La economía circular no es sólo reciclar residuos para incorporarlos de nuevo a la actividad económica. En el trasfondo hay, también, un cambio cultural: los productos que consumimos estarán programados no para morir -como hasta ahora- sino para reutilizarse fácilmente, lo que aumentará su duración. Será más rentable la reparación que la renovación sin más, y un residuo tendrá -más si cabe que ahora- valor económico real. Casi una revolución.
A reflexionar sobre ello se dedicó ayer la jornada Economía circular y residuos: retos y oportunidades organizada por Diario de Sevilla y Grupo Joly, y patrocinada por Aborgase y sus empresas vinculadas GSA, Energía Sur de Europa y Edifesa, todas firmas dedicadas a la recogida y el tratamiento de residuos. Durante el acto, José Caraballo, consejero delegado de Aborgase, proclamó que "ha llegado el momento de empezar a hablar de las oportunidades que nos va a brindar la economía circular". En la misma línea, Fernando Martínez Vidal, director de Prevención y Calidad Ambiental de la Junta de Andalucía, manifestó que este modo de producir y consumir "no es una moda pasajera y ha venido para quedarse". Y apostó por poner en marcha las políticas necesarias para hacer viable la reintroducción en el sistema de los subproductos surgidos del tratamiento de residuos.
En la mesa redonda Retos y oportunidades en la gestión de residuo' Juan Revilla, vicepresidente de la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente, se refirió, por su lado, al papel del ciudadano. Y abogó por no sólo pedirle que colabore y "facilitarle las cosas", sino también exigirle. "Hace 11 años parecía muy difícil que el público dejara de fumar en los bares y los muertos en accidentes de tráfico han pasado de 6.000 al año a 1.000. Eso es porque se exige". En una línea parecida, Virgina Pividal, directora gerente de la empresa municipal de limpieza de Sevilla, Lipasam afirmó que "tiene que mejorar la información sobre residuos; debemos decir qué se recicla, cuándo es la recogida, cuánto cuesta y a dónde va. Muchos no van a los contenedores de separación porque creen que al final todo se mezcla". José Luis Juaristi, secretario general de la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos, abundó aún más en este tema: "Hay que analizar correctamente lo que se va a hacer. Ahora hay un montón de compost y no sabemos qué hacer con él. Está el caso del vecino que no sabe lo que tiene que hacer y hay que mandar un mensaje claro respecto a eso, porque si no dice que para qué va a reciclar si viene un camión y se lo lleva todo al vertedero".En su ponencia, Leandro Sequeiros, jefe de Servicio de Residuos y Calidad de Suelo de la Consejería de Medio Ambiente, relató como precisión cómo está el panorama a nivel europeo, español y andaluz desde el punto de vista normativo. En la UE, Bruselas lanzó a finales de 2015 el paquete de economía circular, que supondrá una revisión de las directivas existentes. Invertirá 650 millones del fondo 2020 y 5.500 millones en fondos estructurales. Andalucía elabora, por su lado, un nuevo plan de gestión de residuos y una estrategia para tratar los residuos vegetales, de especial importancia en el Poniente almeriense. La región genera 15 millones de toneladas al año, y de ellas el 58% acaba en el vertedero. El 42% es materia orgánica. Para Sequeiros, "quizás en el pasado se debió empezar por ahí", porque ese lastre es ahora "lo que pringa al resto". Uno de los grandes problemas es la ausencia de una normativa que regule la toxicidad de los subproductos que surgen de los residuos. Por ejemplo, de plásticos agrícolas usados se puede fabricar una botella de agua, pero puede tener rastros de pesticidas, y algún tipo de norma tiene que regular eso. "Lo normal es que la UE armonice y saque sus reglamentos", afirma Sequeiros.
En la misma mesa, el director gerente de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, Antonio Galán, aludió a las empresas en las que participan, entre ellas Arbiden, dedicada a reciclar envases industriales; Recilet, de aparatos eléctricos o Redeán, de neumáticos. Y la idea es entrar en un futuro cercano en el tratamiento de aguas. "La economía circular conecta economía y sostenibilidad, se genera actividad y empleo vinculado a la protección del medio ambiente", dijo.
En la siguiente mesa, Más allá de los residuos: energía, innovación y cambio climático, Alberto Gómez, catedrático del Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Sevilla, aludió precisamente a que, aunque se llame economía circular, "esta expresión alude a muchas más cosas que el dinero". Alertó de que en este aspecto "Andalucía está un poco a la cola" y que el problema es que las leyes, "en las que hay mucho sentido común desde los 80 y 90, no se aplican correctamente", afirmó.
Sobre cambio climático hablaron Jorge Jiménez, director de Planificación y Gestión Energética en la Agencia Andaluza de la Energía, y Miguel Méndez, jefe de Servicio de Cambio Climático de la Consejería de Medio Ambiente. Jiménez aludió a que el 40% de la generación de energía en Andalucía es ya renovable, "algo que hace siete o ocho años era impensable". Y Méndez se refirió a que el sector de los residuos sólo produce el 5% de las emisiones y su único riesgo es la "inundabilidad" de las plantas en caso de que los ríos se desborden.
En la última mesa se debatió sobre educación y comunicación ambiental. Coral Rojas-Marcos, gerente de Zona de Ecovidrio, afirmó que su organización invertirá 30 millones hasta 2020 y llevó a cabo 330 campañas de sensibilización el año pasado. Ricardo de Castro, jefe de Servicio de Educación Ambiental y Formación de la Consejería de Medio Ambiente, explicó la campaña Recapacicla, una red de concienciación en universidades, centros educativos y entre personas mayores que ya ha llegado a 117.000 personas; y Clara Navío, presidenta de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) destacó que la economía circular "es un reto para los profesionales de la información" por su carácter transversal y por los cambios que traerá en el modo de vida de los ciudadanos.
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