- La escritora argentina recitó en la ciudad con motivo del ciclo Lecturas del Ateneo
- "Es absurdo que estemos luchando por fronteras en este siglo", dice
Hay que tener en cuenta al otro; la patria es la gente que nos rodea"
Atiende al teléfono cordial, delicada, cercana, al igual que un poema suyo. Susana Szwarc (1954, Argentina) se pregunta por el otro en cada poema, cada novela, cada cuento que escribe porque "hay que tenerlo en cuenta -al otro-, la patria es la gente que nos rodea". La escritora argentina lanza preguntas al aire, describe el mundo con humor a base de fina ironía y hace una radiografía de la sociedad actual en apenas unos versos: "Atraídos / a la crueldad del mundo, / alejados de las tetas generosas, / heridos los cuerpos por cifras, / bisturíes, pavos reales, guerras, / noches, días, no hay / otra forma de soportar. / Sólo suma ese golpe a través / de las bruscas generaciones. (De una función la grieta, / rotunda. Toc - toc.)". La artista, que también maneja el código de la novela, los cuentos y los textos dramáticos, visitó la ciudad para realizar una lectura antológica de sus poemas con motivo del ciclo Lecturas del Ateneo.
-Cuentos, poemarios, literatura juvenil y textos dramáticos. ¿Con qué género se siente más cómoda?
-El mismo texto me va diciendo qué forma tomar. En este momento, desde que llegué a España hace un mes, estoy escribiendo poesía. Por supuesto que puedo elegir qué escribir.
-Hace poco nos visitaba Mircea Cartarescu, que decía que escribía de una manera casi automática. ¿Le pasa a usted lo mismo o trabaja mucho el pulido?
-Para nada, trabajo mucho. Me imprimí unos poemas que estoy trabajando y seguramente iré por la sexta versión.
-¿De qué está escribiendo? ¿Sobre lo que le suscita España estos días quizá?
-Es una escritura entre ambos continentes (risas). Hay uno que escribí durante una madrugada en la que escuché al camión del basura pasar y me preguntaba si afuera estaba lloviendo. Viste que contar un poema es muy complicado porque no tiene ver con lo que se relata sino con las palabras que se van buscando.
-En muchos de sus poemas y en especial en la novela Trenzas lanza muchas interrogaciones. ¿La finalidad de la literatura es hacer que el lector se pregunte cosas?
-Creo que el arte, al igual que la vida misma, es sobre todo interrogación. Leí en una novela de Kundera, La inmortalidad creo, que empezaba diciendo que todo en la vida lo hacemos por primera vez. Cada vez es una primera vez, por lo que siempre son preguntas.
-¿Qué autores le han hecho preguntarse cosas? Leí que le gusta mucho Corín Tellado, Shakespeare y Kafka.
-Lo de Corín Tellado lo decía un poco en broma. Cuando era pequeña vivía en un pueblo pequeño sin librerías y leía lo único que había. Un día, de casualidad, llegó a mis manos un libro de Kafka y me marcó para toda la vida. Es mi preferido.
-¿Qué libro?
-Carta al padre. No sé qué entendí porque era chiquita, pero me encantó (ríe).
-¿Algunas de sus influencias en el campo de la poesía?
-Borges, tanto en poesía como en cuentos, John Berger, Góngora, Pizarnik, Olga Orozco. Los poemas de muchas mujeres, como los de Emily Dickinson, me han tocado bastante.
-Su condición de mujer no lo disimula a la hora de escribir. Se me viene a la cabeza unos versos de su poemario Bárbara dice: "Cuenten: ¿Quién cuenta nuestros méritos? / Bárbaras somos / en este anonimato del murmullo".
-No lo disimulo. La mujer está todo el tiempo. No fue intencional. Tal vez ahora lo piense. Me salió la voz femenina por suerte, y de una manera espontánea, cosa que no es un mérito, ser espontáneo.
-¿Alguna vez se ha sentido infravalorada por ser mujer?
-Podría decir que no porque a mí me han enseñado a defenderme. Mis padres, los libros. No he aceptado ese maltrato.
-Así que lo ha sufrido...
-Claro. Por supuesto son muchos más reconocidos los hombres y el mundo de lo masculino es el que finalmente decide. Lo que digo es que no me he sentido infravalorado porque me he sabido defender. Esto no quiere decir que haya obtenido buenos resultados...
-Siempre gasta un humor, una ironía muy fina en sus obras.
-Gracias por la lectura. Sí, el humor es necesario en este mundo.
-¿Le inspira más el hastío, la desesperanza y el desamor que la alegría?
-No, en mi poesía intento que aparezca la alegría. No puedo dejar, como no podemos dejar ninguno, de ver lo que sucede en el mundo, pero siempre con algo de humor. Intentaba un poema donde decía cómo una persona grande puede pegar a otra persona grande y que eso se acepte naturalmente. También se acepta que estos adultos que tiene el poder ordenen que peguen a otra gente en una manifestación. Eso se ve como normal. Se naturalizan cosas terribles. La violencia puede ser silenciosa. Mira todas las mujeres artistas ignoradas a lo largo de la historia.
-Como las mujeres artistas que pertenecieron a la Generación del 27.
-Recién ahora se recuperaron y me alegro.
-Usted nació en Argentina, pero sus padres son europeos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial que se encontraron de repente allí. ¿Qué es para usted la patria con todo esto que está pasando en Cataluña?
-Es una pena que haya fronteras. Es absurdo que este siglo estemos luchando por fronteras si el pobre es pobre en todos lados, al igual que los ricos. La patria somos todos los seres humanos, y es la escritura, el arte, lo que nos hace mejores personas. La patria es la otra persona, las personas que nos rodean, y hay que tener en cuenta al otro.
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