- Si la falta de lluvias persiste, el campo podría sufrir pérdidas superiores al 40% en cultivos como el olivar y el almendro
- Los cereales acumulan ya caídas del 60% que pueden empeorar
El campo granadino mira al cielo para 'salvar' la campaña y evitar que las pérdidas sean todavía mayores. |
El campo granadino se encuentra en una situación límite. La persistente falta de lluvias, que además no tiene visos de aparecer en los próximos días, ha comprometido buena parte de la producción agraria y ganadera de la provincia, que acumula ya varios años de pérdidas como consecuencia de las escasas precipitaciones. Puede que oficialmente ni Granada ni Andalucía se encuentren en una situación de sequía técnica, pero no hay duda que la sequedad de los últimos meses ya ha dejado su impronta en la producción y la facturación de la industria agroganadera.
Si la falta de lluvia se prolonga durante el otoño, los agricultores de la provincia podrían enfrentarse a pérdidas de entre un 30 y un 40% de la producción, lo que pone en evidencia la gravedad de la situación que atraviesa el campo granadino. De hecho, incluso aunque llueva en las próximas semanas, ya se han producido importantes pérdidas, que se sitúan en el entorno del 30% sobre el máximo histórico en el caso del olivar y que alcanzan el 40% en el almendro; el 60% en los cereales; y entre un 30 y un 40% en el caso del espárrago. También la ganadería está sufriendo, ya que se han disparado los costes al no poder pastorear y tener que recurrir a piensos para alimentar al ganado. Así lo indica el delegado de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de Granada, Manuel García, que apunta que la caída de la producción es más o menos grave en función de la comarca, ya que no todas se han visto afectadas por igual por la falta de precipitaciones.
La acumulación de años secos, además, no ayuda. "Llevamos ya tres o cuatro años con una sequía importante", explica el delegado, que alerta de que la caída de la producción se puede traducir también en un descenso de la facturación -la excepción es el olivar, que en la pasada campaña vio dispararse los precios del producto y equilibró de esta forma el descenso de las ventas-. Pero, sobre todo, el descenso de la producción agraria se traslada al empleo, provocando una bajada importante de las peonadas que genera el sector.
La afiliación media a la Seguridad Social demuestra claramente cómo se ha reducido el nivel de empleo en los últimos años secos para la agricultura. En 2016, la afiliación media anual del sector fue de 54.639 trabajadores, un 0,37% menos que el año anterior y un 5,7% menos que en año 2012, cuando la afiliación en el Sistema Especial de Trabajadores Agrarios alcanzó las 57.958 personas.
Las comarcas que peor lo están pasando por la falta de lluvias son las de Baza y Huéscar. Aunque de media este año ha llovido "entre un 10 y un 15% menos que el año anterior", las situaciones más preocupantes se están viviendo en la zona Norte de la provincia. De hecho, el último estudio comarcal de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio señala que mientras la sequía pluviométrica es "moderada" en la mayoría de las comarcas agrarias, puede calificarse de "preocupante" en las comarcas de Baza y Huéscar, con una incidencia de la falta de lluvias "elevada". En esta situación se encuentran también las comarcas de La Loma y Sierra de Cazorla (Jaén), la Sierra Sur de Sevilla y el Campo de Níjar y Bajo Andarax de Almería.
Ante esta situación, que la Delegación de Agricultura analiza mes a mes con las principales organizaciones agrarias de la provincia, la Junta ha elaborado un protocolo de actuación consensuado que está abierto a las propuestas de los agricultores y a los cambios que se produzcan en la situación de sequía. Entre las propuestas que la Consejería de Agricultura plantea adoptar "tanto de forma previa como en el caso de que se declare la sequía agronómica en Andalucía" -una declaración que en el caso de la Cuenca del Guadalquivir corresponde a la Confederación Hidrográfica o al Ministerio de Agricultura-, se encuentran tanto ayudas financieras como medidas en infraestructuras de regadío o referentes al sistema de seguros agrarios.
El delegado de Agricultura explica que algunas de estas medidas ya se han puesto en marcha puesto que dependen de la Consejería, como las ayudas a la modernización de regadíos, el aumento del apoyo a los seguros agrarios o los anticipos de las ayudas de la PAC (Política Agraria Común). También se están desarrollando propuestas como la bonificación de los intereses de los préstamos de liquidez que tengan concedidos los agricultores o las ayudas directas a la adquisición de equipos de almacenamiento, transporte y tratamiento de agua en explotaciones agrarias.
El plan de contingencia recoge también iniciativas que competen al Gobierno central y que han sido solicitadas por la Junta, como la reducción de peajes en autoconsumo eléctrico, la aplicación de un IVA reducido al regadío o la reducción del número de peonadas para el acceso de los trabajadores a los sistemas de protección del desempleo.
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