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¿Te imaginas que los políticos de verdad se volcaran, de verdad, en un reto de la salud global? ¿Que dirigentes de distintos países, razas y nivel económico se pusiesen de acuerdo? Este año podría ocurrir con la tuberculosis, una de las enfermedades más mortíferas del planeta que cada año se lleva a 1,7 millones de vidas, o lo que es lo mismo: es la causa de entre 4.500 y 5.000 muertes diarias. Muy pocas enfermedades infecciosas se aproximan a este nivel de daño humano, sanitario, económico y social. Por ello, no podemos permitir que en 2018 esta enfermedad diagnosticable y curable siga campando a sus anchas.
¿Y si los 193 países de la Organización de Naciones Unidas (ONU), esta vez sí, pasaran de declaraciones bienintencionadas a medidas que salven y mejoren las vidas de millones? Este 2018 se espera que, tras muchos años de negligencia política, los estados miembro de TODO el mundo (pues en TODOS los países hay tuberculosis), ratifiquen y concreten la hoja de ruta trazada en la ya conocida "Declaración de Moscú". Durante la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, que tendrá lugar en septiembre en Nueva York, se celebrará la primera Reunión de Alto Nivel sobre Tuberculosis, en la cual se espera que las buenas intenciones se transformen en acciones.
Se espera que este año, los países digan cómo y cuándo van a aumentar sus contribuciones a la lucha contra la tuberculosis, para ratificar la 'Declaración de Moscú'
¿Qué dice la Declaración de Moscú? Entre otras cosas, que hay que crear un plan de compromiso y de responsabilidad política que pueda servir para dar seguimiento a los esfuerzos a los cuales los países se comprometan. La declaración también dice que hay que invertir más en investigación y en el desarrollo de nuevas herramientas (pruebas diagnósticas, nuevos tratamientos y nuevas vacunas) que puedan contribuir a acelerar el lento declinar (alrededor de un 2% anual en número de casos) de la enfermedad a nivel global.
En resumen, se espera que este año, los países digan cómo y cuándo van a aumentar sus contribuciones a la lucha contra la tuberculosis. Los esfuerzos de preparación de esta reunión durante la asamblea de la ONU se centran en que cualquier acuerdo al que se llegue tenga unos términos de referencia tangibles y verificables, para que no se quede en un brindis al sol y se pierda una oportunidad de oro. Ahora es el momento. 2018 puede ser el año de la sincronización de los relojes que establezcan la cuenta atrás para acabar con la tuberculosis.
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