Y una guía rápida de cómo ayudar
Los desórdenes alimenticios son padecimientos complejos que son difíciles de enfrentar, pero hay que hacerlo. Muchas veces eso significa que hay que reconocer que un ser querido está en riesgo de padecerlo o incluso ya lo padece, y entonces hacer algo al respecto.
Según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), el 6% de la población femenina joven padece estos trastornos, unas 26.000 mujeres. Y unos 2.000 varones, también.
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Algunos síntomas se perciben a simple vista, pero otros permanecen escondidos. "Con frecuencia las señales de un desorden alimenticio son al principio muy sutiles o en apariencia sanos", asegura Susan Albers, psicóloga clínica de la Clínica Cleveland y autora de Eating Mindfully for Teens: A Workbook to Help You Make Healthy Choices, End Emotional Eating, and Feel Great (Comiendo con conciencia para adolescentes: un libro de trabajo para ayudarte a escoger las opciones saludables, para dar fin a la alimentación con emociones y sentirse bien).
Es importante saber qué buscar en aquellas personas que puedan estar en riesgo de un desorden alimenticio. Estas son algunas de las señales sutiles que se pueden presentar y algunas formas en las que puede ayudar, según los expertos.
1. Todo el tiempo hablan de dietas
La discusión en torno al cambio de hábitos alimenticios está presente todo el tiempo. Fíjate en cualquier revista o web sobre estilo de vida y lo más probable es que te topes con algún consejo. Sin embargo, obsesionarse con eso es una historia diferente. Si algún ser querido se pasa el tiempo hablando de comida o cambia continua y drásticamente sus hábitos de alimentación, tal vez deberías preocuparte.
"Un desorden alimenticio no siempre es evidente ya que suele ser un padecimiento secreto", explica Dena Cabrera, directora clínica ejecutiva de los Centros Rosewood para los Desórdenes Alimenticios. "Además, la conversación sobre dietas, la imagen corporal y el peso forma parte de nuestras conversaciones diarias, por lo tanto es difícil detectar cuando hay un problema".
2. Eliminan por completo grupos de comida
Eliminar alimentos de una dieta no siempre es causa de alarma, especialmente si un doctor lo indica. Pero si no hay razón aparente, ya sea médica, religiosa o moral, sí podría pensarse que algo malo está sucediendo, según Albers.
3. Sus hábitos de entrenamiento o alimenticios están fuera de lo común
"Los cambios en el estado de ánimo y el comportamiento en torno a la comida o al ejercicio pueden ser señales de alerta", dice Lauren Smolar, directora de programas de la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios.
Podría darse un cambio en el nivel de actividad, como sería el sobreentrenamiento, contar calorías en exceso, visitar con frecuencia el baño después de comer, ayunar o comer compulsivamente. Esto viene acompañado de la fluctuación muy evidente de peso.
Los cambios en los estados de ánimo asociados con la alimentación también son una llamada de atención. Estos podrían ser el mal humor, la vergüenza, o la culpa después de comer, o una sensación de perfeccionismo asociada con la alimentación y el ejercicio.
4. Cambios en la apariencia física
Existen cambios físicos consecuencia de los desórdenes alimenticios adicionales a las fluctuaciones de peso. Esta condición puede provocar uñas quebradizas, erosión dental o que el pelo se vuelva más fino, señala Kristin Wilson, vicepresidenta de atención clínica de la Academia Newport, un centro de ayuda para adolescentes que padecen problemas de salud mental en Connecticut. A una persona con problemas de alimentación también le pueden salir moratones con facilidad y puede sentir mucho frío.
5. Toman laxantes con frecuencia
Alguien con cierto tipo de desorden alimenticio puede utilizar laxantes o diuréticos en exceso, según Cabrera, porque busca alguna forma de eliminar la comida que se pudo haber ingerido en algún episodio de alimentación compulsiva. Alguien con desorden alimenticio también puede recurrir en exceso a las pastillas para adelgazar.
6. Constantemente rechazan reuniones sociales que giran en torno a la comida
"Evitar interacciones sociales como cumpleaños o cenas con amigos es una importante bandera roja", dice Albers.
Muchas personas que viven con algún desorden alimenticio evitan estas situaciones que en otros tiempos podían causarles gran alegría porque ponen a prueba su estado mental.
"Un desorden alimenticio que avanza puede provocar mucho estrés emocional y consumir la vida de una persona", explica Albers. "Me ha tocado ver cómo causa mucho dolor en las relaciones, hace que se pierdan oportunidades de disfrutar la vida y roba la energía que podría utilizarse en cosas que podrían hacerla feliz".
7. Muestran señales de otros problemas de salud mental
No es raro que los desórdenes alimenticios se den en conjunción con otras enfermedades como la depresión y la ansiedad, ya que ambos tienen sus propios síntomas físicos y mentales. El impacto de un desorden alimenticio no tratado puede llegar a ser mortal, enfatiza Albers, por esa razón es muy importante que alguien con problemas de este tipo busque apoyo profesional.
"Podrían tener consecuencias médicas y emocionales serias", dice Albers. "Identificar y clasificar oportunamente un desorden alimenticio es lo mejor".
Cómo ayudar
El primer paso para ayudar a alguien es enfrentar lo que está pasando. No hay que ignorar cualquier señal de que alguien esté viviendo con un problema de desorden alimenticio.
"Con frecuencia resulta tentador mirar hacia otro lado e ignorar lo que está pasando o asumir que la persona está a dieta", dice Albers. "Puedes hacer comentarios como: '¿Estás cambiando tus hábitos de alimentación? ¿Por qué?".
La mejor forma de ayudar a alguien con desórdenes alimenticios es hablando con ellos, pero es importante saber cuándo y cómo.
"Es importante encontrar el momento adecuado para tener esta conversación lejos de la rutina normal y de la hora de la comida", dice Bonnie Brennan, directora clínica senior del Centro de Recuperación de la Alimentación en Denver. "Hay que hablar con ellos con amor y compasión, dejarles saber que te importan y que te das cuenta de que hay algo con lo que está luchando".
Posiblemente lo más importante que puedes hacer es enfatizar que la recuperación por un desorden alimenticio es no sólo posible, sino también probable.
"Nunca es demasiado pronto para preocuparse. No tienes que esperar a llegar al hospital para buscar tratamiento, y nunca es demasiado tarde para buscar atención, aunque hayas vivido mucho tiempo con un desorden alimenticio", dice Brennan. "La recuperación se da todos los días".
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