a voz de Niña Pastori con la letra de Blas Infante el 28-F hermanó a éste con Unamuno, mártires del 36
unto a la oquedad de los discursos oficiales y el andalucismo de guardarropía, junto a ese arte de filigrana para contentar a territorios y tendencias, la grandeza se abrió paso entre el protocolo y la solemnidad. Dos de los premiados en la gala del 28-F, uno de los hijos predilectos y la hija artística de Camarón, dejaron sus respectivos asientos. Dos ausencias memorables que se tradujeron en sendas manifestaciones del arte y del compromiso.
José Luis Gómez habló en nombre de todos los premiados, pero se perdió la memorable interpretación del himno de Andalucía a cargo de Niña Pastori. El actor y dramaturgo choquero, como después explicaría la propia Susana Díaz, se fue porque perdía el AVE que le llevaba a Madrid para ponerse en la piel de Miguel de Unamuno, el hilo conductor de su discurso, en la obra Venceréis pero no convenceréis, que dirige e interpreta.
Rafael Amargo estuvo a punto de arrancarse a bailar porque no podía contener la emoción ante el despliegue de emociones y facultades de Niña Pastori. La gala del 28-F, más allá de la polilla administrativa, tendió un puente ético entre dos gigantes, un malagueño de Casares y un bilbaíno de Salamanca. Dos hombres con posiciones acomodadas, uno notario, catedrático de Filosofía el otro, que renunciaron a una vida más apacible por defender sus ideales, que eran los de muchos.
Venceréis, pero no convenceréis. Valga la memorable frase que Unamuno pronunció ante Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en Salamanca para imaginar lo que debió pasar por la mente de Blas Infante cuando se vio aquel 11 de agosto de 1936 ante el pelotón de fusilamiento que también acabó con los días de José González Fernández de Labandera, Manuel Barrios Jiménez, Fermín de Zayas y Emilio Barbero. Alguien propuso que un día después del incidente, del Viva la Muerte del fundador de la Legión, fusilaran a Unamuno. A Blas Infante lo mataron una semana antes de que fusilaran a Federico García Lorca, un poeta nacido en el 98, el guarismo unido a la generación a la que pertenecían Valle-Inclán y Unamuno, que se murieron uno de esperpento y otro de pena al comienzo y al final del año 36, respectivamente.
La voz de Niña Pastori debió llegar al taxi en el que José Luis Gómez viajaba a la estación para coger el tren. Norte y Sur hermanados por dos valientes que se enfrentaron a la barbarie.
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