El dinero no lo fabrica Montoro por las noches. Se necesita un sistema con garantías, no con utopías
En este país hay jóvenes de 40 años. Incluso mayores: hoy Raphael es un chaval. En mi juventud se empezaba a considerar viejo a todo el que cumplía 30 años, con más motivos si era futbolista. Por lo demás, cuando el trabajador o la trabajadora cumplía 50 años empezaban a planear los fantasmas de los ERE, que no es sólo un juicio con Chaves y Griñán por medio, sino que muchas personas se fueron a descansar a casita con 52 años de edad. De ese modo, los gobiernos del PP con Aznar y el PSOE con Zapatero rebajaron las cifras reales de la población inactiva. Entonces nadie se preocupaba de las pensiones porque había muchos más jóvenes que viejos, gracias al baby boom.
Pero ahora, con las últimas manifestaciones de pensionistas alentadas por UGT y CCOO (y jaleadas por el PSOE), todo se limita a exigir la subida del IPC anual, cuando es un problema mucho más profundo. Por supuesto que cuando me toque, yo también querré que me suban el IPC en la pensión (y si es el doble del IPC, mejor todavía), pero el dinero no lo fabrica Montoro por las noches. Se necesita un sistema con garantías, no con utopías.
Para empezar, está lo principal: el número de pensionistas aumenta y el número de trabajadores disminuye. Si suben los impuestos a los trabajadores, perderán capacidad de consumo. Si la subida de las pensiones la pagan los bancos (como ingenuamente proponen), repercutirá en los clientes de los bancos, que somos todos, incluso los pensionistas.
En el origen del mal está la edad de la jubilación. Se habla de los 65 años. ¿Pero cuántos menores de 65 están jubilados o prejubilados en España? Esa es una edad irreal. Por otra parte, en no pocas profesiones sería innecesario jubilarse a los 65, cuando la salud es buena. A cambio de condiciones fiscales muy mejoradas, evidentemente, pues en caso contrario esos trabajadores saldrían perjudicados.
Existe una dinámica perversa. Un sistema que desalienta la natalidad. Un sistema en el que las empresas putean a los trabajadores mayores de 50 años para fichar becarios y aliviar los gastos. Para colmo, esos trabajadores, como reconoció la ministra Báñez, frecuentemente salen perjudicados en el cálculo de las pensiones.
A este paso, los jóvenes podrán ser funcionarios, pero no llegarán a pensionistas. Hace falta recomponer el pacto de Toledo, haciendo viable el sistema, en vez de manipular a gente honrada en busca de votos.
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