Es el del desayuno un momento delicado. La vuelta desde los sueños a la vida consciente es un tránsito cotidiano que unos llevan mejor que otros, aunque por lo general es en él preferible poca que mucha charla. En esta tierra es muy común que uno proceda buscando soledad entre la gente, y consuelo en un café. Puede bien suceder que tu deseo de intimidad y adaptación al medio no sea entendido por otros, que te comentan el periódico que tú intentas ojear. Suele suceder que un señor pida un café hirviendo para después volatilizarlo haciendo el cencerro soprano con la cucharilla en un afán frenético por enfriarlo: creo que son campanilleros frustrados, o sísifos del con leche, al que llevan a la más alta de la temperatura para dejarlo caer, oh misterio de las estrategias de la primera colación. También es típica la señora que pide uno corto de algo pero largo de lo otro, en taza mediana, templado y semidesnatado, con esto muy calentito pero el sobre de descafeinado con un código de barras que termine en 6, Paco, como tú sabes que a mí me gusta. Algún bebedor de anís y vaso de agua se mostrará excesivamente afable, otros no podrán o querrán enmascarar su sentimiento de culpa con broma alguna. Otros más, en fin, decidirán que, como decía un barman de tiza ya retirado, "esto no es una biblioteca", y te invadirán el diario mojándole la cara al tribunero de turno.
Pero la especie más temible del purgatorio de la media tostada de abajo de bollo bien pasadita es el lanzador de preguntas trampa, que no van dirigidas más que al propio emisor, quien entrará a tu costa en modo disertación: "A mí tú me vas a explicar [retórica pura], que sabes de economía [he ahí la coba hidratante], cómo se van a pagar pensiones dentro de unos años, si no hay ya cotizantes suficientes y la gente cada vez vive más, si cada vez nacen menos niños y, sobre todo, si cuando los jóvenes se colocan cotizan poco porque están en precario. ¿Y lo de la inmigración? ¿Para qué queremos inmigración si tenemos a las criaturas paradas todas? ¿Qué resuelve eso a lo de las pensiones? Las pensiones, una de tres: o más impuestos, o más déficit público o se reducen las pagas. O cuatro: jubilarse a los 70 o más. ¡Es una estafa piramidal! Dilo, tú que entiendes". "Lo has bordado, Jacinto, el evangelio, hay un tertuliano en ti; Paco, un vaso de agua, por favor. 2,20, ¿no?". "¿Y lo de las manifestaciones de los pensionistas?, ¿no están diciendo los vejetes 'oye aquí está mi voto, si lo quieres ya sabes'?". "Pues sí". "Da gusto la gente que sabe: por eso me gusta conversar contigo"
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