Este paraje, en la Sierra de Dúrcal, está incluido entre las arboledas singulares de Andalucía A pesar del nombre, su importancia botánica se debe a un bosquete relicto de abedules
IGNACIO HENARES
EN pleno parque nacional, entre los 1.500 y los 1.850 metros de altitud, en una ladera orientada al norte, se encuentra el Abedular del Barranco de los Alisos, denominado así por la creencia de que los árboles que allí se encontraban eran alisos (Alnus glutinosa) cuando en realidad se trata de una población espontánea de abedules (Betula pendula subespecie fontqueri), una especie muy rara y escasa en Andalucía por lo que está catalogada como "en peligro de extinción". La primera cita de esta localidad es relativamente reciente, a finales de los 80 del siglo pasado, y desde entonces se ha realizado una prospección intensa para conocer la situación de la especie a lo largo de toda Sierra Nevada.
En esta arboleda, incluida en el Inventario Andaluz de Árboles y Arboledas Singulares, se han contabilizado recientemente cerca de 500 ejemplares. Algunos alcanzan los 15 metros de altura y se han medido pies con un perímetro de tronco de un metro y medio.
El abedul es un árbol caducifolio, con un tronco de corteza blanca que puede llegar hasta los 20 metros de altura. Monoico, con ramas péndulas, al menos en los extremos. Las hojas son alternas, pecioladas, ovalado-romboidales, doblemente aserradas. Flores en amentos, desnudas. Fruto en aquenio con dos alas laterales.
Hábitat: Vive en bosques caducifolios, en laderas frescas y umbrías, con frecuencia próximo a arroyos. Se desarrolla sobre suelos ácidos o descarbonatados. Convive con especies arbóreas como el roble melojo, mostajo, arce granadino, tejo y arbustos como el rascaviejas, majuelo, agracejo o el escaramujo.
Distribución: Especie iberonorteafricana. Está presente en la actualidad en el centro y el sureste de la Península y en la cordillera del Rif en el norte de Marruecos. En Andalucía se encuentra sólo en las Sierras de Segura y las Villas y en el macizo nevadense.
Factores de amenaza: Los requerimientos ecológicos del abedul reducen notablemente la posibilidad de expansión en Sierra Nevada. El alto grado de humedad edáfica que necesita la especie, junto a la escasez de zonas húmedas y la presión que las mismas soportan por los herbívoros, hacen que el escaso reclutamiento sea destruido año tras año. Las pocas plantas que consiguen superar esta situación son las que encuentran refugio en el matorral espinoso o las que proceden de semillas que germinaron al borde de cantiles, donde los predadores no alcanzan.
En los últimos años se han realizado actuaciones para proteger, regenerar y restaurar las poblaciones de abedulares en Andalucía, tanto en el parque natural de Cazorla, Segura, las Villas como en el parque nacional de Sierra Nevada.
Para favorecer la regeneración natural de esta especie y potenciar sus áreas de expansión, se ha realizado un refuerzo de las poblaciones existentes mediante plantaciones y se ha llevado a cabo la protección del ramoneo de los ejemplares, tanto del ganado silvestre como del doméstico, mediante cercados perimetrales o individuales. En algunos de los núcleos se han plantado especies acompañantes como sauce capruno (Salix caprea), serbal (Sorbus hibrida) y tejo (Taxus baccata). Para ello en el Jardín Botánico Hoya de Pedraza, situado entre los 1.850 y 1.900 metros de altitud, se constituyó un pequeño vivero, a manera de estación de endurecimiento de plantones de esta especie antes de su traslado al medio natural.
Además en este Jardín Botánico, localizado en la carretera que sube a la estación de esquí, se ha realizado un arboreto con representación de las ocho localidades en las que está presente el abedul en Sierra Nevada a manera de banco genético. Con las semillas del Barranco de los Alisos se crearon un par de bosquetes, uno en la unidad silicícola de este equipamiento de uso público y otra en la parte destinada a la divulgación de las especies amenazadas. Estos ejemplares ya están produciendo semillas en los últimos años por lo que la supervivencia de la especie goza de mayores garantías.
El Jardín Botánico Hoya de Pedraza representa la flora y la vegetación de las cumbres de Sierra Nevada y de su ladera alpujarreña, además de especies de las sierras de Los Filabres, Lújar-La Contraviesa y Gádor (correspondientes a los sectores biogeográficos nevadense y alpujarreño-gadorense). Estos sectores acogen la mayor riqueza florística de Andalucía con numerosas especies endémicas, algunas con poblaciones escasas, y muchas de ellas con diferentes grados de amenaza, tanto por la acción antrópica como por causas 'naturales'.
En esta arboleda, incluida en el Inventario Andaluz de Árboles y Arboledas Singulares, se han contabilizado recientemente cerca de 500 ejemplares. Algunos alcanzan los 15 metros de altura y se han medido pies con un perímetro de tronco de un metro y medio.
El abedul es un árbol caducifolio, con un tronco de corteza blanca que puede llegar hasta los 20 metros de altura. Monoico, con ramas péndulas, al menos en los extremos. Las hojas son alternas, pecioladas, ovalado-romboidales, doblemente aserradas. Flores en amentos, desnudas. Fruto en aquenio con dos alas laterales.
Hábitat: Vive en bosques caducifolios, en laderas frescas y umbrías, con frecuencia próximo a arroyos. Se desarrolla sobre suelos ácidos o descarbonatados. Convive con especies arbóreas como el roble melojo, mostajo, arce granadino, tejo y arbustos como el rascaviejas, majuelo, agracejo o el escaramujo.
Distribución: Especie iberonorteafricana. Está presente en la actualidad en el centro y el sureste de la Península y en la cordillera del Rif en el norte de Marruecos. En Andalucía se encuentra sólo en las Sierras de Segura y las Villas y en el macizo nevadense.
Factores de amenaza: Los requerimientos ecológicos del abedul reducen notablemente la posibilidad de expansión en Sierra Nevada. El alto grado de humedad edáfica que necesita la especie, junto a la escasez de zonas húmedas y la presión que las mismas soportan por los herbívoros, hacen que el escaso reclutamiento sea destruido año tras año. Las pocas plantas que consiguen superar esta situación son las que encuentran refugio en el matorral espinoso o las que proceden de semillas que germinaron al borde de cantiles, donde los predadores no alcanzan.
En los últimos años se han realizado actuaciones para proteger, regenerar y restaurar las poblaciones de abedulares en Andalucía, tanto en el parque natural de Cazorla, Segura, las Villas como en el parque nacional de Sierra Nevada.
Para favorecer la regeneración natural de esta especie y potenciar sus áreas de expansión, se ha realizado un refuerzo de las poblaciones existentes mediante plantaciones y se ha llevado a cabo la protección del ramoneo de los ejemplares, tanto del ganado silvestre como del doméstico, mediante cercados perimetrales o individuales. En algunos de los núcleos se han plantado especies acompañantes como sauce capruno (Salix caprea), serbal (Sorbus hibrida) y tejo (Taxus baccata). Para ello en el Jardín Botánico Hoya de Pedraza, situado entre los 1.850 y 1.900 metros de altitud, se constituyó un pequeño vivero, a manera de estación de endurecimiento de plantones de esta especie antes de su traslado al medio natural.
Además en este Jardín Botánico, localizado en la carretera que sube a la estación de esquí, se ha realizado un arboreto con representación de las ocho localidades en las que está presente el abedul en Sierra Nevada a manera de banco genético. Con las semillas del Barranco de los Alisos se crearon un par de bosquetes, uno en la unidad silicícola de este equipamiento de uso público y otra en la parte destinada a la divulgación de las especies amenazadas. Estos ejemplares ya están produciendo semillas en los últimos años por lo que la supervivencia de la especie goza de mayores garantías.
El Jardín Botánico Hoya de Pedraza representa la flora y la vegetación de las cumbres de Sierra Nevada y de su ladera alpujarreña, además de especies de las sierras de Los Filabres, Lújar-La Contraviesa y Gádor (correspondientes a los sectores biogeográficos nevadense y alpujarreño-gadorense). Estos sectores acogen la mayor riqueza florística de Andalucía con numerosas especies endémicas, algunas con poblaciones escasas, y muchas de ellas con diferentes grados de amenaza, tanto por la acción antrópica como por causas 'naturales'.
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