La pobreza infantil se reduce en la región a mayor ritmo que en el resto de España, pero sigue a la cola. Sólo Ceuta tiene peor registro.
CARLOS ROCHA SEVILLA
El riesgo de pobreza es hoy un problema para menos niños andaluces que hace un año, pero las cifras aún son preocupantes. El 48,1% de los menores de edad de la región tiene posibilidades de vivir en una situación de exclusión, es decir, unos 780.000. Es lo que se deduce de la última edición de la Encuesta de condiciones de vida, que realiza cada año el Instituto Nacional de Estadística, y que revela una mejora de la situación en una Andalucía que, sin embargo, continúa como una de las regiones peor paradas.
El porcentaje, que supera en 14 puntos a la media nacional, es tres puntos inferior al registrado el año pasado, lo que sitúa a la comunidad como una de las nueve que mejora sus números. Lo hace además a mayor ritmo que el conjunto del país, pero lejos de regiones como Cantabria o Murcia, que reducen el porcentaje de menores en riesgo en 13 y 11 puntos respectivamente. Lo que queda claro es que existe una clara brecha entre la situación entre las comunidades del norte peninsular, más prósperas, y las del sur, con mayores dificultades económicas.
"La mejora es importante, pero no suficiente, porque la cifra sigue siendo muy alta", apunta Maribel Martínez, coordinadora de Unicef en Andalucía, que además destaca que se ha producido un cambio de tendencia con respecto al año anterior, cuando el número de niños andaluces en riesgo de exclusión social aumentó desde el 45,3% al 51,1%.
Las razones que explican la gran cantidad de menores en riesgo de pobreza que hay en Andalucía son diversas, pero están relacionadas con las variables que se utilizan para calcular la tasa Arope: el nivel de renta de los hogares, la intensidad de trabajo en el hogar familiar y la privación material severa.
Influye de forma importante que Andalucía cuente con uno de los PIB per capita más escasos del país, pero es la baja intensidad de trabajo una de las causas que más influyen en el alarmante dato que arroja la mencionada tasa. Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, Andalucía, con un 18,8%, es la comunidad donde mas niños viven en hogares con este problema, que se traduce en que los padres trabajan menos de dos meses y medio a lo largo de un año. Mucho peor fue el dato de 2014, que situaba la cantidad de hogares con escasa intensidad de trabajo en el 24,2%.
Donde la región sí se sitúa en la media nacional es en el porcentaje de familias que no pueden permitirse determinadas condiciones consideradas normales para un país desarrollado, como irse una semana de vacaciones. La privación material severa afecta al 9,8% de los hogares andaluces -frente al 9,1% nacional-, después de experimentar el dato una leve mejora con respecto al año anterior.
Hace ahora un año se firmó la alianza para la lucha contra la pobreza infantil en Andalucía con el objetivo de paliar los efectos de la crisis en los menores de la región. "Va muy despacio", la menta Martínez, que alerta de que "la situación requiere medidas que empiecen a aplicarse ya para que tengan pronto resultado". La responsable de Unicef en la comunidad destaca que la Junta fue pionera en poner en marcha iniciativas como el decreto de seguridad alimentaria. "Sirvió para paliar un problema concreto. Había niños que llegaban a los colegios sin desayunar y no tenían una nutrición adecuada".
Por ese motivo, Martínez valora positivamente el nuevo plan andaluz de Infancia y Adolescencia, que Unicef demandaba desde la extinción del anterior proyecto, que finalizó en 2007. "Es un esfuerzo por sistematizar las políticas de infancia, con una dotación presupuestaria conocida hasta 2017", apunta Martínez. En concreto, la iniciativa contempla la inversión de 14,4 millones de euros en dos años para evitar "la exclusión social de los menores y reducir las desigualdades"
El porcentaje, que supera en 14 puntos a la media nacional, es tres puntos inferior al registrado el año pasado, lo que sitúa a la comunidad como una de las nueve que mejora sus números. Lo hace además a mayor ritmo que el conjunto del país, pero lejos de regiones como Cantabria o Murcia, que reducen el porcentaje de menores en riesgo en 13 y 11 puntos respectivamente. Lo que queda claro es que existe una clara brecha entre la situación entre las comunidades del norte peninsular, más prósperas, y las del sur, con mayores dificultades económicas.
"La mejora es importante, pero no suficiente, porque la cifra sigue siendo muy alta", apunta Maribel Martínez, coordinadora de Unicef en Andalucía, que además destaca que se ha producido un cambio de tendencia con respecto al año anterior, cuando el número de niños andaluces en riesgo de exclusión social aumentó desde el 45,3% al 51,1%.
Las razones que explican la gran cantidad de menores en riesgo de pobreza que hay en Andalucía son diversas, pero están relacionadas con las variables que se utilizan para calcular la tasa Arope: el nivel de renta de los hogares, la intensidad de trabajo en el hogar familiar y la privación material severa.
Influye de forma importante que Andalucía cuente con uno de los PIB per capita más escasos del país, pero es la baja intensidad de trabajo una de las causas que más influyen en el alarmante dato que arroja la mencionada tasa. Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, Andalucía, con un 18,8%, es la comunidad donde mas niños viven en hogares con este problema, que se traduce en que los padres trabajan menos de dos meses y medio a lo largo de un año. Mucho peor fue el dato de 2014, que situaba la cantidad de hogares con escasa intensidad de trabajo en el 24,2%.
Donde la región sí se sitúa en la media nacional es en el porcentaje de familias que no pueden permitirse determinadas condiciones consideradas normales para un país desarrollado, como irse una semana de vacaciones. La privación material severa afecta al 9,8% de los hogares andaluces -frente al 9,1% nacional-, después de experimentar el dato una leve mejora con respecto al año anterior.
Hace ahora un año se firmó la alianza para la lucha contra la pobreza infantil en Andalucía con el objetivo de paliar los efectos de la crisis en los menores de la región. "Va muy despacio", la menta Martínez, que alerta de que "la situación requiere medidas que empiecen a aplicarse ya para que tengan pronto resultado". La responsable de Unicef en la comunidad destaca que la Junta fue pionera en poner en marcha iniciativas como el decreto de seguridad alimentaria. "Sirvió para paliar un problema concreto. Había niños que llegaban a los colegios sin desayunar y no tenían una nutrición adecuada".
Por ese motivo, Martínez valora positivamente el nuevo plan andaluz de Infancia y Adolescencia, que Unicef demandaba desde la extinción del anterior proyecto, que finalizó en 2007. "Es un esfuerzo por sistematizar las políticas de infancia, con una dotación presupuestaria conocida hasta 2017", apunta Martínez. En concreto, la iniciativa contempla la inversión de 14,4 millones de euros en dos años para evitar "la exclusión social de los menores y reducir las desigualdades"
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