domingo, 10 de junio de 2012

"Es inviable el futuro de las dos bibliotecas en este edificio" granadahoy.com

La falta de espacio es el caballo de batalla de una institución cultural que vive "en armonía" la vecindad con su "hermana pequeña" provincial



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Francisco Javier Álvarez, rodeado de libros.

SU modestia y su costumbre de estar siempre "al otro lado" le llevan a pensar que no va a tener tantas cosas que contar como para llenar estas dos páginas. El amor por su profesión, sin embargo, desbarata pronto el temor. Habla de trabajo, de bibliotecas y de libros, pero no de política ni políticos, tampoco de literatura, porque "sólo" es un bibliotecario. 

-¿Estamos en la Biblioteca de Andalucía o en la Biblioteca Pública de Granada? 

-Ahora mismo estamos en la Biblioteca de Andalucía, pero el edificio lo compartimos las dos, aunque fue construido para albergar la Biblioteca de Andalucía, que se creó en 1987 y fue la segunda biblioteca autonómica, después de la Nacional de Cataluña. Después de dedicar cuatro años a recoger y clasificar el material, se abrió al público en 1990 en el edificio del Colegio de Niñas Nobles, en la calle Oficios. Antes, en 1932, durante la II República, se había abierto la Biblioteca Pública de Granada en los jardines del Salón, en el antiguo salón de baile del casino de Granada, donde permaneció hasta 1994, cuando las dos se traen aquí. 

-Pero desde que están en este edificio tienen problemas de espacio... 

-El edificio fue planificado para la Biblioteca Pública de Granada y costeado por el Ministerio de Cultura, pero ya estaba pensado trasladar aquí la Biblioteca de Andalucía porque en cuatro años en Niñas Nobles aquello se había quedado pequeño. Ambos centros convivimos y cooperamos muy bien, pero no tenemos espacio ninguna de las dos, es inviable el futuro aquí de las dos bibliotecas. No caben las dos ni de milagro, fundamentalmente porque la de Andalucía recibe todo el depósito legal y la Pública tiene novedades editoriales, peticiones, desideratas... Una biblioteca pública para funcionar bien tiene que tener libre acceso a los fondos, que el usuario pueda deambular entre ellos, porque no puede funcionar sólo con los préstamos, con colas constantes... Tiene que ir guardando parte del material para sacar el nuevo y eso no puede ser. Cuando hay un momento en el que se devuelven más libros que se prestan simplemente no caben. 

-Ahora mismo las dos bibliotecas están juntas y 'revueltas'. ¿Cuál es su deseo para el futuro? 

-Desde hace varios años hay propuestas, iniciativas, informes... Yo no me meto en las administraciones porque ese no es mi tema, lo único que digo es que para que la Biblioteca de Andalucía funcione hace falta un nuevo edificio, para que Granada disfrute de dos bibliotecas, lo que no puede ser es subsumir una dentro de la otra, porque una de las dos sale perdiendo, una de las dos necesariamente tiene que salir. Los ciudadanos de Granada no tienen que envidiar a ningún otro ciudadano de capitales andaluzas que tienen biblioteca provincial. La Biblioteca Pública en este edificio estaría muy bien. Obviamente los gastos de mantenimiento, personal, corrientes, serían mayores porque esta biblioteca funcionaría aproximadamente con el mismo público si todo el edificio estuviera destinado a Biblioteca Pública. 

-¿Y qué necesita la Biblioteca de Andalucía concretamente? 

-Para la Biblioteca de Andalucía es vital tener una nueva sede, para atender al público y para almacenar los fondos que le van llegando por depósito legal, pero sobre todo para guardar las publicaciones periódicas, que es lo que se come el espacio. Es un asunto que ha ido en los programas de los partidos políticos en la última campaña. Por el bien de la ciudad y la provincia de Granada, este maravilloso edificio debería dejarse para la Biblioteca Pública y colaborar con ella también, porque la Biblioteca de Andalucía también se dedica a coordinar las bibliotecas provinciales de Andalucía y unas 800 municipales de toda la Comunidad Autónoma. 

-¿Qué especificidades tiene la Biblioteca de Andalucía? 

-Además de las tareas investigadoras y de proveer a los usuarios de material muy específico, tenemos el sistema integrado de gestión de depósito legal para autores y editores, al que se accede de forma electrónica, lo que permite a una editorial tener un número de depósito legal sin ir a la oficina. Este mecanismo nos permite conocer de una manera fidedigna la producción editorial andaluza, que tiene la capacidad de producir libros muy cuidados que a veces necesitan de apoyo institucional, porque una editorial comercial no puede meterse en eso al no ser competitivo comercialmente, pero sí lo es culturalmente. 

-¿La población general tiene un conocimiento suficiente de lo que la Biblioteca puede dar de sí? 

-En las bibliotecas existía una barrera porque eran consideradas templos culturales y parecían algo así como la continuación de la escuela, donde además tienes que entrar voluntariamente, algo que a priori puede producir rechazo. Sin embargo, cuando una persona cruza por primera vez el umbral vuelve. Las bibliotecas están pensadas para que la gente tenga información, se prepare, se forme y para que disfrute. Pueden entrar el primer día para alguna de las tres cosas y luego vuelve y se queda porque siempre encuentra algo que le interesa. La Biblioteca de Andalucía, para cumplir su triple papel de conservadora del material bibliográfico de cabecera de las redes que componen el sistema y de suministradora de contenidos en internet, con la bliblioteca virtual, necesita el cuarto pilar y que es además por lo que más se nos conoce, que son las actividades culturales. 

-¿La forma de resolver ese primer rechazo son precisamente las actividades culturales? 

-Sí. Y con algo muy importante que hacemos juntos las dos bibliotecas, las visitas escolares, 250 al año, que dan mucho trabajo pero valen la pena. Tenemos una cantante venezolana, Fanny Fuguet, que mezcla canciones, cuentos, libros y los niños se lo pasan pipa con ella. Cuando ese niño ha venido con 7 años y se lo ha pasado bien, tiene muchas papeletas para volver después por propia iniciativa, ya no le parece la biblioteca un sitio ajeno, así que nadie le tiene que lavar el cerebro. El reto de la Biblioteca de Andalucía son las bibliotecas escolares, es lo mejor que nos puede pasar para los próximos años. 

-¿Qué piensa un bibliotecario cuando una biblioteca se cierra, como el caso de la de las Palomas, en el que además la población se ha movilizado para su reapertura? 

-Yo trabajé allí... El personal que ha estado allí en los últimos años ha hecho un trabajo encomiable, de aplaudir, porque es emocionante cómo han conectado con un sector de la población que a priori no parecía muy interesado en una biblioteca. Hay muchas contradicciones, porque se habla mucho de la Biblioteca de las Palomas pero hay muchas Palomas, hay muchas, y si los bibliotecarios merecen todo mi respeto, los usuarios los que más. A ver, el hecho de que se haya abierto una biblioteca en Fontiveros me parece maravilloso, el trabajo de María Jiménez Vela en el diseño de la biblioteca ha sido perfecto, bien diseñada, práctica, funcional, pensada para el usuario.... Que se haya hecho esa biblioteca sí, que se tenga que cerrar la otra es una decisión política que me entristece personalmente, pero lo quiero ver en positivo. Como bibliotecario pienso que una cosa no quita a la otra, que el hecho de que haya una gran biblioteca no quita para que haya otra pequeña como un satélite, que quizá el propio uso hubiera hecho desaparecer la de las Palomas, porque si el tiempo aconseja que tiene poco uso, se hubiera cerrado. Mi opinión es que no hay que hacer demagogia con la Biblioteca de las Palomas, que tenía que haber permanecido abierta, que podía funcionar como una sucursal de barrio de una mayor, debería haber sido mantenida como punto de servicio. Bibliotecariamente, desde el punto de vista de la práctica bibliotecaria mundial, podría haber seguido funcionando como una especie de apéndice de la Biblioteca Francisco Ayala, y hay que felicitar al Ayuntamiento por haberla construido, por el personal que tiene y los usuarios. Por haber abierto una no tenían que haber cerrado la otra. 

-¿Cómo ha cambiado el trabajo de una biblioteca desde que está internet? 

-En general la automatización es importantísima para el proceso técnico como la catalogación de fondos. Al principio de la existencia de los ordenadores los bibliotecarios se encontraron con que no había que catalogar en cada centro un libro, sino que con que una la catalogara en soporte informático, el resto sólo tenía que añadir el ejemplar. Cuando eso se llevó un poco más hacia adelante, dimos un paso más, porque de esa informática básica se pasó a internet, y el usuario puede ver el trabajo por dentro, entrar en los registros, buscar por lo que quiera por editorial, materia, tema, autor... con lo que el servicio se moderniza, agiliza el trabajo y la herramienta se convierte en un servicio en sí misma. Lo que ocurre es que el producto 'libro' a un investigador ya le resulta un poco tedioso porque busca la información de forma inmediata en un soporte que pueda descargarse en su propio ordenador. 

-La manera en que se accede a los servicios es diferente totalmente a hace 10 años. 

-Los cambios técnicos no son una amenaza, son una gran oportunidad y un gran reto. Antes el bibliotecario catalogaba y ahora se puede dedicar a otras cosas. Cuando apareció la imprenta, los amanuenses digo yo que aprendieron a imprimir. 

-¿Pero qué supuso internet? 

-Internet en las bibliotecas supuso un cambio porque se empezó a prestar como un servicio. Nunca la vimos como enemigo porque fueron los primeros lugares en los que se puso internet para acceso público gratuito. 

-¿Y concretamente para el usuario actual? 

-Además de por el acceso a internet, en Andalucía fuimos pioneros en 2003 en tener gran parte de las bibliotecas andaluzas interconectadas, automatizadas y que utilizan el mismo carné con código de barras, por lo que se puede acceder a cualquiera de ellas con la misma herramienta. Precisamente durante un año me dediqué a esa automatización. Al principio fue lento y ahí la Junta hizo un buen trabajo, porque las bibliotecas municipales son responsabilidad de sus ayuntamientos y convencer a todos no fue fácil.

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