sábado, 8 de septiembre de 2018

Qué hacer si el profesor de tu hijo no cumple tus expectativas elhuffingtonpost

Háblalo desde el principio para ahorrarte la frustración de después.


La vuelta al cole es un período de adaptación en todos los sentidos. Además de tener que ajustarse a un horario de aprendizaje diario, los niños también tienen que lidiar con la personalidad, las expectativas y los métodos instructivos de los nuevos profesores cada año.
Los padres hacen todo lo posible por apoyar a sus hijos, mientras tratan de colaborar con el profesor para seguir el progreso académico del niño. Aun así, a veces los profesores no cumplen con las expectativas que tienen para ellos. ¿Qué pueden hacer los padres al respecto?

Los maestros tienen una influencia "tremenda" en la vida de un niño

Un profesor que no llega a ser satisfactorio puede tener un efecto considerable en un niño, e incluso plantearle algún problema de comportamiento y adquisición del conocimiento, explica la escritora y experta en crianza Natasha Sharma al HuffPost Canadá.
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"Los maestros tienen una influencia tremenda en la vida de un niño, especialmente en la etapa de infantil y primaria. Un profesor con el que no se llevan bien puede interferir en su capacidad de atención e implicación en la escuela, debilitando su rendimiento", afirma Sharma.

La comunicación es clave

Es importante para todas las partes (niños, padres y profesores) mantener una comunicación fluida y entender las respectivas expectativas lo antes posible.
Louisa Schaefer, profesora en Ontario (Canadá), cuenta al HuffPost que la primera semana envía un boletín explicando a los padres las expectativas y rutinas de su clase, e incluso un sondeo online sobre los deberes y lo que los padres prefieren. Schaefer trata de cumplir los deseos de la mayoría de los padres.
La profesora también manda revisiones mensuales sobre las expectativas curriculares y usa Google Classroom para avisar por mail a los padres de tareas y fechas de entrega.
"Tenemos nuestro día de puertas abiertas el tercer día de escuela", cuenta Schaefer. "Allí pido a los padres que llamen al profesor al primer indicio de problema. No siempre somos capaces de identificar el problema si los padres no nos lo dicen".

Sé realista con las expectativas

Del mismo modo, Drew Ginter, también profesora en Ontario, se comunica de forma regular con los padres e intenta asegurarse de que entienden las expectativas de la clase desde el principio de curso.
"Los padres tienen que ser claros y directos con lo que esperan, pero también deben ser realistas. Para ayudar, los padres pueden familiarizarse con la política gubertamental educativa que les afecte", propone Ginter.
Sharma se hace eco del consejo de Ginter: "Los padres deberían examinar bien sus expectativas. ¿Son realistas? ¿De verdad el profesor está haciendo menos de lo que debería? ¿En qué se basan?".
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Sharma advierte además que los padres no deberían quejarse de un buen profesor simplemente porque a un niño no le guste.
"No todo el mundo te caerá bien en esta vida y, pese a esto, puede que te toque trabajar con esas personas o a su lado, sobre todo si son tus superiores. Que no te guste alguien no siempre es motivo suficiente para desentenderse", apunta Sharma.
No obstante, si un niño está excesivamente nervioso, triste o se niega a ir al colegio por su profesor, ahí sí es necesario investigar más, añade.

Conoce al profesor en persona

Stacey Kemp, profesora de Toronto, aconseja vivamente acudir a las reuniones de principio de curso, ya que es un buen momento para que los padres hagan sus preguntas y para que el profesor conozca a los padres y sus expectativas.
"Creo que dirigirme a los padres en persona —y hablar sobre el tema de los deberes en particular— contribuye a que no haya confusiones por correo o con las notas de la agenda. Si veo una nota, suelo llamar directamente en lugar de escribirles, para que no haya ningún problema de comunicación", argumenta Kemp.
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Los padres pueden ayudar a sus hijos en casa, mientras que les enseñan a tomar cada vez más responsabilidades a lo largo del año", sugiere Richmond Hill, profesor en Ontario.
"También agradezco cuando los padres me hacen saber cualquier cuestión que pueda afectar el día a día del niño: una abuela enferma, una mala noche, medicación nueva, etcétera", señala.

Anima a los niños a adquirir responsabilidades

Los niños necesitan avanzar en cuanto a independencia y responsabilidad a medida que se hacen mayores y pasan de primaria a secundaria, apunta Gill. Cuando los niños se convierten en adolescentes, el volumen de interacción entre profesores y padres suele ser mínimo, a menos que surja algún problema.
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ncluso en ese momento se aplicarían los mismos principios: solicita una reunión abierta, honesta y respetuosa con el profesor. Escucha la perspectiva del profesor y muéstrate abierto a probar una solución que funcione a todos los implicados.

Qué hacer cuando falla la comunicación

A veces la comunicación entre padres y profesor no fluye; puede que entonces sea hora de recurrir al jefe de estudios o al director de la escuela.
Pide cita, lleva notas sobre tus preocupaciones y las conversaciones que has tenido con el profesor en cuestión y trata el tema con respeto, independientemente de lo polémica que haya podido ser la discusión.
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A veces los directores deben seguir ciertos pasos que quizás no se ajustan a lo que esperan los padres, y otras veces no pueden proporcionar una solución en los tiempos que manejan los padres. No obstante, ponerse de acuerdo con el director y el profesor en base a un período de tiempo dará a todos la oportunidad de emprender cambios.
Sé objetivo y cooperador si piden que tú o tus hijos hagáis cambios razonables.

¿Quién tiene el problema: tu hijo o tú?

"Si sólo un padre tiene problemas con un profesor, pero no el hijo, trátalo a solas con el profesor. Tiene que haber fronteras en una relación sana padre/hijo, y creo que eso sería cruzar una", apunta Sharma.
Obviamente, puede haber excepciones si la situación es bastante grave, o si es potencialmente peligrosa para el niño, añade.
Tristemente, habrá casos en los que no se alcance una resolución con el profesor y la administración de la escuela. En ese caso, los padres tienen que consultar la cadena jerárquica de la escuela y seguir esos pasos.
Pero que no cunda en pánico: la mayoría de las veces bastará con cuidar la comunicación desde el principio para que no haya decepciones ni frustraciones a lo largo del año.

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