El estudio acaba de recibir casi 150.000 euros públicos y privados. En ratones, el tumor se reduce a la mitad tras 41 días de tratamiento Para iniciar las pruebas en humanos hacen falta millones.
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Un fármaco eficaz, fácil de producir, barato, no tóxico para el organismo y muy selectivo, pues a diferencia de otros tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, actúa sólo contra el núcleo de la enfermedad, que son las células madre tumorales. Por ahora se llama Bozepinib, un compuesto que acaba de patentar la Universidad de Granada y cuyos ensayos con ratones están tan avanzados que la sustancia podría comenzar a probarse en seres humanos en breve.
La investigación de este fármaco, liderada por los catedráticos de la UGR Joaquín Campos Rosa y Juan Antonio Marchal Corrales, comenzó hace 22 años y después de muchos pasos intermedios ha dado lugar a un compuesto que se ha probado ya en cánceres de colon, mama y melanoma. Los ratones a los que se les inyectaron células tumorales humanas en una primera fase han recibido este tratamiento dos veces por semana y a los 41 días el tumor se ha reducido a la mitad, como promedio en todos los animales utilizados.
Las limitaciones éticas en la experimentación con ratones imposibilitan ahora ir más allá en la duración del tratamiento. No obstante, lo más esperanzador es la naturaleza de su acción, pues inciden directamente sobre esas células madre cancerígenas que, aunque solo son una pequeña proporción de entre el 3 y el 5% de toda la masa tumoral, son las responsables del inicio de la enfermedad y de la metástasis posterior. Por tanto, explicaron ayer los científicos, podrían evitar la regeneración de los tumores.
Esa eficacia selectiva hace que el fármaco no actúe contra las células sanas, que es uno de los principales inconvenientes de otros tratamientos actuales como la quimioterapia.
El catedrático de Medicina Juan Antonio Marchal explicó que se está haciendo un "barrido de tumores" para ver en cuáles es más efectivo este fármaco. Ahora se va a probar en cánceres más agresivos, sin esperanzas de cura, como páncreas, pulmón y sistema nervioso.
Pero un fármaco contra el cáncer no sólo tiene que ser efectivo. Éste cumple otros requisitos fundamentales para una posible aplicación en humanos y para su fabricación industrial. La principal ventaja es que no es tóxico para el organismo, tal y como se ha probado hasta ahora en ratones. Y de otro lado, el compuesto es de fácil y rápida obtención, por lo que sería factible para la industria farmacéutica y hasta barato en última instancia, aunque el precio final es algo difícil de valorar en estos momentos.
A estos grupos de investigación de la UGR les quedan ahora pocos pasos para finalizar la fase preclínica (la del laboratorio y las pruebas con ratones). En unos meses podrían finalizarse los estudios de absorción, metabolismo, excreción y toxicidad en el organismo. Es el paso previo antes de pasar a la fase clínica, que es la de las pruebas en humanos.
El proyecto acaba de recibir un impulso económico, que ha permitido la patente del compuesto y ha garantizado la continuidad de la investigación durante un tiempo en el final de esta fase preclínica. En concreto, ha obtenido 124.930 euros del Ministerio de Economía y Competitividad y otros 20.000 de la empresa cordobesa Canvax Biotech. Los investigadores explicaron ayer que con otros 100.000 euros podrían garantizar la finalización de esta etapa de estudios de experimentación. Para la fase clínica, con humanos, las inversiones empiezan a ser millonarias y sería necesaria la futura intervención de lo que se conoce como la "big farma", empresas con gran potencial económico.
Esta parte de la investigación tendría a su vez otras tres fases, que pueden durar en conjunto unos cinco años, si todo va bien, antes de que el medicamento pueda estar disponible en las farmacias.
La primera fase es la que se realiza con una veintena de humanos sanos voluntarios para descartar toxicidad. La duración podría ser de un año y tendría un coste de entre 1,5 y 3 millones de euros.
La fase 2 es la aplicación del fármaco con humanos enfermos (unos 80 individuos), que sería de unos dos años y tendría un coste de 50 millones de euros. Y la tercera y última fase es la de pruebas en distintos hospitales con centenares de pacientes. Sería de otros dos años más y costaría entre 100 y 200 millones de euros.
Los dos grupos de investigación de la UGR que han logrado este importante avance en investigación oncológica llevan trabajando en esta línea desde el año 1993. Veintidós años de trabajo en el laboratorio que en los últimos meses ha estado en la cuerda floja por la falta de financiación. De hecho, sigue activa una campaña de firmas de apoyo en Change.org para pedir financiación pública a este proyecto de investigación tan relevante. Precisamente, maána a las 10:30 horas el grupo de apoyo que lidera esta iniciativa entregará en el Parlamento de Andalucía las 175.000 firmas de apoyo al proyecto que ya se han conseguido y se entrevistarán con los grupos políticos, el presidente del Parlamento, el consejero de Salud y la propia presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
La investigación de este fármaco, liderada por los catedráticos de la UGR Joaquín Campos Rosa y Juan Antonio Marchal Corrales, comenzó hace 22 años y después de muchos pasos intermedios ha dado lugar a un compuesto que se ha probado ya en cánceres de colon, mama y melanoma. Los ratones a los que se les inyectaron células tumorales humanas en una primera fase han recibido este tratamiento dos veces por semana y a los 41 días el tumor se ha reducido a la mitad, como promedio en todos los animales utilizados.
Las limitaciones éticas en la experimentación con ratones imposibilitan ahora ir más allá en la duración del tratamiento. No obstante, lo más esperanzador es la naturaleza de su acción, pues inciden directamente sobre esas células madre cancerígenas que, aunque solo son una pequeña proporción de entre el 3 y el 5% de toda la masa tumoral, son las responsables del inicio de la enfermedad y de la metástasis posterior. Por tanto, explicaron ayer los científicos, podrían evitar la regeneración de los tumores.
Esa eficacia selectiva hace que el fármaco no actúe contra las células sanas, que es uno de los principales inconvenientes de otros tratamientos actuales como la quimioterapia.
El catedrático de Medicina Juan Antonio Marchal explicó que se está haciendo un "barrido de tumores" para ver en cuáles es más efectivo este fármaco. Ahora se va a probar en cánceres más agresivos, sin esperanzas de cura, como páncreas, pulmón y sistema nervioso.
Pero un fármaco contra el cáncer no sólo tiene que ser efectivo. Éste cumple otros requisitos fundamentales para una posible aplicación en humanos y para su fabricación industrial. La principal ventaja es que no es tóxico para el organismo, tal y como se ha probado hasta ahora en ratones. Y de otro lado, el compuesto es de fácil y rápida obtención, por lo que sería factible para la industria farmacéutica y hasta barato en última instancia, aunque el precio final es algo difícil de valorar en estos momentos.
A estos grupos de investigación de la UGR les quedan ahora pocos pasos para finalizar la fase preclínica (la del laboratorio y las pruebas con ratones). En unos meses podrían finalizarse los estudios de absorción, metabolismo, excreción y toxicidad en el organismo. Es el paso previo antes de pasar a la fase clínica, que es la de las pruebas en humanos.
El proyecto acaba de recibir un impulso económico, que ha permitido la patente del compuesto y ha garantizado la continuidad de la investigación durante un tiempo en el final de esta fase preclínica. En concreto, ha obtenido 124.930 euros del Ministerio de Economía y Competitividad y otros 20.000 de la empresa cordobesa Canvax Biotech. Los investigadores explicaron ayer que con otros 100.000 euros podrían garantizar la finalización de esta etapa de estudios de experimentación. Para la fase clínica, con humanos, las inversiones empiezan a ser millonarias y sería necesaria la futura intervención de lo que se conoce como la "big farma", empresas con gran potencial económico.
Esta parte de la investigación tendría a su vez otras tres fases, que pueden durar en conjunto unos cinco años, si todo va bien, antes de que el medicamento pueda estar disponible en las farmacias.
La primera fase es la que se realiza con una veintena de humanos sanos voluntarios para descartar toxicidad. La duración podría ser de un año y tendría un coste de entre 1,5 y 3 millones de euros.
La fase 2 es la aplicación del fármaco con humanos enfermos (unos 80 individuos), que sería de unos dos años y tendría un coste de 50 millones de euros. Y la tercera y última fase es la de pruebas en distintos hospitales con centenares de pacientes. Sería de otros dos años más y costaría entre 100 y 200 millones de euros.
Los dos grupos de investigación de la UGR que han logrado este importante avance en investigación oncológica llevan trabajando en esta línea desde el año 1993. Veintidós años de trabajo en el laboratorio que en los últimos meses ha estado en la cuerda floja por la falta de financiación. De hecho, sigue activa una campaña de firmas de apoyo en Change.org para pedir financiación pública a este proyecto de investigación tan relevante. Precisamente, maána a las 10:30 horas el grupo de apoyo que lidera esta iniciativa entregará en el Parlamento de Andalucía las 175.000 firmas de apoyo al proyecto que ya se han conseguido y se entrevistarán con los grupos políticos, el presidente del Parlamento, el consejero de Salud y la propia presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
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