La exposición 'Momias. Testigos del pasado' se amplía hasta enero con nuevas piezas de época grecorromana
G. C. GRANADA
Momias. Testigos del pasado tiene nuevos huéspedes. La exposición del Parque de las Ciencias, que se inauguró hace casi un año, cuenta desde ayer con la incorporación de la momia de un niño egipcio, que va acompañada de un estudio radiológico en el que se descubren algunas de las causas de su muerte, así como otra cabeza momificada que se une a otras piezas de gran interés, como la cabeza de un guepardo momificado de entre el 672 y el 332 a.C. o un alabastrón del siglo VII a.C. hallado en la Necrópolis Púnica Laurita de Almuñécar.
La muestra, que se iba a clausurar a finales de septiembre, continuará hasta el próximo 10 de enero tras un intenso trabajo para renovar los convenios de cesión con las diferentes instituciones que han prestado material para una muestra que ya ha sido visitada por más de 40.000 personas. "Hemos aprovechado para presentar piezas y etapas muy representativas que no se habían expuesto, como la época grecorromana de Egipto", señaló en la presentación el comisario de la muestra, el antropólogo Miguel Botella, momentos antes de que comenzase el proceso de depósito e instalación de las nuevas piezas, como el cuerpo del niño momificado procedente del Roemer und Pelizaeus Museum Hildesheim de Alemania. Este proceso, que normalmente se hace a puerta cerrada y antes de la inauguración, se realizó ayerin situ con el correo-conservador del museo alemán, que supervisó la manipulación correcta de los restos humanos. "Una vez restaurada la pieza tenemos que embalarla en una caja especial para mantener la temperatura y la humedad. La pieza se debe documentar en origen y en destino para asegurarnos de la durante el transporte no ha sufrido deterioro, en lo que se refiere a la cabeza es extremadamente frágil y la trasladamos tras tener todas las garantías de que siempre se iba a mantener en posición vertical, no se podía tumbar ni ladear en ningún momento", señaló el correo del Hildesheim, que normalmente realiza su trabajo en el más absoluto anonimato.
A los restos del niño se le han practicado una practomografía y se han descubierto muchos aspectos, como que el cerebro fue extraído a través de la nariz, aunque el descubrimiento más destacable es que la extremidad superior derecha fue reconstruida con el peroné de un adulto. Como el hueso era demasiado largo se cortó y se extendió con fardos de lino que recreaban las manos, lo que posiblemente se hizo para compensar u ocultar alguna malformación en el esqueleto. También pudo pasar que el hueso original resultara dañado tras un accidente o como consecuencia del ataque de un depredador.
La muestra también recoge instrumentos que fueron utilizados para las prácticas médicas y funerarias, como agujas para coser, pinzas para la extracción de órganos, espátulas, cucharas para realizar mezclas, pomadas, separadores, punzones, bisturís, estiletes, tubos de drenaje o una sonda quirúrgica. Estos proceden del Museo Bíblico y Oriental de León, al igual que una cabeza de guepardo momificado, un animal que era muy apreciado entre la familia real y altos funcionarios egipcios. Internamente se ha conservado parte de su masa ósea y el vendaje exterior posee restos de cartonaje, mientras que la cabeza del felino ha sido reconstruida modelando el hocico, reconstruyendo las orejas con lino y pintando los ojos, que desde hace siglos siguen mirado a la eternidad sin pestañear.
La muestra, que se iba a clausurar a finales de septiembre, continuará hasta el próximo 10 de enero tras un intenso trabajo para renovar los convenios de cesión con las diferentes instituciones que han prestado material para una muestra que ya ha sido visitada por más de 40.000 personas. "Hemos aprovechado para presentar piezas y etapas muy representativas que no se habían expuesto, como la época grecorromana de Egipto", señaló en la presentación el comisario de la muestra, el antropólogo Miguel Botella, momentos antes de que comenzase el proceso de depósito e instalación de las nuevas piezas, como el cuerpo del niño momificado procedente del Roemer und Pelizaeus Museum Hildesheim de Alemania. Este proceso, que normalmente se hace a puerta cerrada y antes de la inauguración, se realizó ayerin situ con el correo-conservador del museo alemán, que supervisó la manipulación correcta de los restos humanos. "Una vez restaurada la pieza tenemos que embalarla en una caja especial para mantener la temperatura y la humedad. La pieza se debe documentar en origen y en destino para asegurarnos de la durante el transporte no ha sufrido deterioro, en lo que se refiere a la cabeza es extremadamente frágil y la trasladamos tras tener todas las garantías de que siempre se iba a mantener en posición vertical, no se podía tumbar ni ladear en ningún momento", señaló el correo del Hildesheim, que normalmente realiza su trabajo en el más absoluto anonimato.
A los restos del niño se le han practicado una practomografía y se han descubierto muchos aspectos, como que el cerebro fue extraído a través de la nariz, aunque el descubrimiento más destacable es que la extremidad superior derecha fue reconstruida con el peroné de un adulto. Como el hueso era demasiado largo se cortó y se extendió con fardos de lino que recreaban las manos, lo que posiblemente se hizo para compensar u ocultar alguna malformación en el esqueleto. También pudo pasar que el hueso original resultara dañado tras un accidente o como consecuencia del ataque de un depredador.
La muestra también recoge instrumentos que fueron utilizados para las prácticas médicas y funerarias, como agujas para coser, pinzas para la extracción de órganos, espátulas, cucharas para realizar mezclas, pomadas, separadores, punzones, bisturís, estiletes, tubos de drenaje o una sonda quirúrgica. Estos proceden del Museo Bíblico y Oriental de León, al igual que una cabeza de guepardo momificado, un animal que era muy apreciado entre la familia real y altos funcionarios egipcios. Internamente se ha conservado parte de su masa ósea y el vendaje exterior posee restos de cartonaje, mientras que la cabeza del felino ha sido reconstruida modelando el hocico, reconstruyendo las orejas con lino y pintando los ojos, que desde hace siglos siguen mirado a la eternidad sin pestañear.
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