La puesta en servicio del tramo Carchuna-Castell de Ferro culmina un proyecto que abre nuevas "expectativas" para la agricultura y el turismo de la Costa Tropical.
V. GOMARIZ BELDA CASTELL DE FERRO
El de ayer no fue un día más en la Costa Tropical. Menos para los vecinos y empresarios de la vertiente oriental del litoral granadino. El 7 de octubre de 2015 quedará grabado con letras de oro en la memoria de muchos de ellos. Los últimos diez kilómetros de la A-7 -correspondientes al tramo Carchuna-Castell de Ferro- que restaban para poner en marcha la autovía en su totalidad a su paso por la provincia de Granada abren nuevas expectativas para la comarca, entendidas como un "impulso" a la actividad económica.
El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no pasó por alto ese detalle en el discurso de inauguración. "Además de todo el Mediterráneo, al comunicar Málaga, Motril y Almería se convierte para todos los centros empresariales, hortofrutícolas y turistas en algo de una enorme trascendencia". Y es que durante un cuarto de siglo ésta ha sido la demanda prioritaria en cuanto a infraestructuras se refiere, que una vez culminada desde la tarde de ayer permite el tránsito integral en paralelo al mar por una vía de alta capacidad.
Por un lado, eso permitirá a los productores dar salida a sus bienes por carretera desde Algeciras a Francia. Además, los tiempos entre ciudades disminuyen considerablemente. Hasta ahora el trayecto entre Granada y Almería se cubría en dos horas y en la actualidad se empleará alrededor de una hora y veinticinco minutos (35 minutos menos). "Cualquier obra pública es importante para la gente porque le hace la vida más cómoda, y al final más barata en todos los sentidos. También tiene una enorme trascendencia desde el punto de vista económico. Al fin y a la postre, lo que pretende es mejorar el bienestar y generar riqueza. Para eso se necesita tener empresas y que estas puedan competir en igualdad", apuntó Rajoy.
En su discurso el presidente del Gobierno, que no permitió preguntas de los periodistas, resaltó que la de la A-7 ha sido una obra "difícil" al tratarse de las "más complejas que se han llevado a cabo en las últimas décadas en nuestro país". El máximo representante del Ejecutivo nacional tampoco se olvidó de la existencia "hasta el último momento de problemas técnicos", algo que hace sentir la conclusión del proyecto "con una satisfacción aún mayor", indicó.
Tras completarse la Autovía del Mediterráneo, se ha culminado completamente en alta capacidad el Corredor Mediterráneo, de 1.440 kilómetros de longitud, extremo en el que insistió el líder del Ejecutivo al tratarse por tanto de un eje estratégico de comunicación "no sólo para Andalucía sino también para el conjunto de la red viaria de España".
Desde el atril, evitó cualquier referencia a otras cuestiones pendientes en la provincia. Tan sólo hizo alusión a que las cuentas estatales para 2016 recogen "una apuesta importante". Esto es la llegada del AVE a la capital por la que se "ha apostado fuerte y hay obras en marcha de gran trascendencia en Granada". Fue lo único que dijo, no quiso comprometerse en plazos ni dar más detalles al respecto.
En la densa caravana de cargos públicos y representantes políticos, el consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, fue la cara visible del Gobierno andaluz, quien calificó la A-7 como "una oportunidad de desarrollo". Un nuevo "aliado" para la actividad portuaria y la agricultura expansiva "con vocación exportadora", apuntó López. Con el alza de este telón figurado, la N-340 queda relegada al convertirse hasta el día de ayer en un "cuello de botella zigzagueante y colapsado".
Con la apertura del nuevo tramo, la A-7 suma en Andalucía 470 kilómetros (desde Algeciras hasta el límite de Almería con Murcia), en cuyo entorno se ubica "el 40% de la población de la región y casi el 40% de su PIB". Así, el consejero abogó porque a través de la cooperación "se eliminen obstáculos para aspirar a un horizonte de mayor prosperidad". Un anhelo que los lugareños pretenden conquistar con esta puerta que se abre al mundo.
La porción de autovía estrenada ayer atraviesa los términos municipales de Motril, Lújar y Gualchos-Castell de Ferro. A lo largo de los 10 kilómetros que tiene se puede apreciar un paisaje en el que los acantilados y los invernaderos son una constante. Debido al escarpado terreno, ha sido necesaria la construcción de tres viaductos (Torilejo de 184 metros de longitud, Zacatín de 261 y Rambla de Lújar de 362) y el túnel de Gualchos con 339 metros en la calzada que linda con el monte y 250 metros la que da hacia la playa. Además, se ha acometido un paso superior y cinco inferiores, 39 drenajes transversales y un enlace. En su explicación, el director de Obra, Francisco Ruiz, señaló que "todos los materiales de traza se han reciclado en la propia obra". Los únicos elementos que han sido importados a la zona han sido el hierro, cemento y betún. Al margen de esta terna, "todo se ha fabricado aquí", indicó el ingeniero perteneciente al Ministerio de Fomento.
Otro de los hitos a tener en cuenta, es que en esta última intervención "se han volado más de cinco millones y medio de roca", una de las obras de España de mayor envergadura si se atiende a este criterio. Para alcanzar ese nivel se ha precisado de dos millones y medio de explosivos, según dijo Ruiz. Eso da cuenta de la "peligrosidad" a la que se ha enfrentado el personal. Pese a ello, y esta es una buena noticia, no se ha tenido que dar cuenta de "ningún accidente digno de reseñar".
El aprovechamiento total de la Autovía del Mediterráneo convierte ya a la N-340 en vía secundaria para los desplazamientos de larga distancia. El director general de Carreteras del Ministerio de Fomento, Jorge Urrecho, incidió en que "van a desaparecer los problemas" que generaba el tráfico que discurría antes por Torrenueva, Carchuna, Calahonda y Castell de Ferro. A eso hay que sumar "la mejora en seguridad y comodidad en la circulación".
Una sensación que ha ido creciendo desde que en marzo de 2014, el Ejecutivo de Mariano Rajoy inició la sucesión de inauguraciones hasta llegar al número de seis con la de ayer. "Uno de los objetivos del Ministerio era completar los ejes principales que faltaban por terminar, uno de ellos era la Autovía del Mediterráneo", advirtió Urrecho quien resaltó que la A-7 junto al final de los trabajos en la Ruta de la Plata y la Autovía del Cantábrico forman una "gran" circunvalación en España.
El tramo Carchuna-Castell de Ferro presenta una peculiaridad. Al pasar sobre un Lugar de Interés Comunitario (LIC) en seis kilómetros que cuenta con especies protegidas de fauna y flora ha sido preciso acometer medidas de restitución para "paliar" los daños de posible impacto ambiental. En este sentido, Ruiz comentó que se han destinado 1,8 millones de euros a medidas de este tipo. Entre ellas, la protección y adecuación de cuatro vías pecuarias, revegetación de taludes, la plantación de 3.000 árboles y más de 40.000 arbustos y la ejecución de dos pasos de fauna.
El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no pasó por alto ese detalle en el discurso de inauguración. "Además de todo el Mediterráneo, al comunicar Málaga, Motril y Almería se convierte para todos los centros empresariales, hortofrutícolas y turistas en algo de una enorme trascendencia". Y es que durante un cuarto de siglo ésta ha sido la demanda prioritaria en cuanto a infraestructuras se refiere, que una vez culminada desde la tarde de ayer permite el tránsito integral en paralelo al mar por una vía de alta capacidad.
Por un lado, eso permitirá a los productores dar salida a sus bienes por carretera desde Algeciras a Francia. Además, los tiempos entre ciudades disminuyen considerablemente. Hasta ahora el trayecto entre Granada y Almería se cubría en dos horas y en la actualidad se empleará alrededor de una hora y veinticinco minutos (35 minutos menos). "Cualquier obra pública es importante para la gente porque le hace la vida más cómoda, y al final más barata en todos los sentidos. También tiene una enorme trascendencia desde el punto de vista económico. Al fin y a la postre, lo que pretende es mejorar el bienestar y generar riqueza. Para eso se necesita tener empresas y que estas puedan competir en igualdad", apuntó Rajoy.
En su discurso el presidente del Gobierno, que no permitió preguntas de los periodistas, resaltó que la de la A-7 ha sido una obra "difícil" al tratarse de las "más complejas que se han llevado a cabo en las últimas décadas en nuestro país". El máximo representante del Ejecutivo nacional tampoco se olvidó de la existencia "hasta el último momento de problemas técnicos", algo que hace sentir la conclusión del proyecto "con una satisfacción aún mayor", indicó.
Tras completarse la Autovía del Mediterráneo, se ha culminado completamente en alta capacidad el Corredor Mediterráneo, de 1.440 kilómetros de longitud, extremo en el que insistió el líder del Ejecutivo al tratarse por tanto de un eje estratégico de comunicación "no sólo para Andalucía sino también para el conjunto de la red viaria de España".
Desde el atril, evitó cualquier referencia a otras cuestiones pendientes en la provincia. Tan sólo hizo alusión a que las cuentas estatales para 2016 recogen "una apuesta importante". Esto es la llegada del AVE a la capital por la que se "ha apostado fuerte y hay obras en marcha de gran trascendencia en Granada". Fue lo único que dijo, no quiso comprometerse en plazos ni dar más detalles al respecto.
En la densa caravana de cargos públicos y representantes políticos, el consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, fue la cara visible del Gobierno andaluz, quien calificó la A-7 como "una oportunidad de desarrollo". Un nuevo "aliado" para la actividad portuaria y la agricultura expansiva "con vocación exportadora", apuntó López. Con el alza de este telón figurado, la N-340 queda relegada al convertirse hasta el día de ayer en un "cuello de botella zigzagueante y colapsado".
Con la apertura del nuevo tramo, la A-7 suma en Andalucía 470 kilómetros (desde Algeciras hasta el límite de Almería con Murcia), en cuyo entorno se ubica "el 40% de la población de la región y casi el 40% de su PIB". Así, el consejero abogó porque a través de la cooperación "se eliminen obstáculos para aspirar a un horizonte de mayor prosperidad". Un anhelo que los lugareños pretenden conquistar con esta puerta que se abre al mundo.
La porción de autovía estrenada ayer atraviesa los términos municipales de Motril, Lújar y Gualchos-Castell de Ferro. A lo largo de los 10 kilómetros que tiene se puede apreciar un paisaje en el que los acantilados y los invernaderos son una constante. Debido al escarpado terreno, ha sido necesaria la construcción de tres viaductos (Torilejo de 184 metros de longitud, Zacatín de 261 y Rambla de Lújar de 362) y el túnel de Gualchos con 339 metros en la calzada que linda con el monte y 250 metros la que da hacia la playa. Además, se ha acometido un paso superior y cinco inferiores, 39 drenajes transversales y un enlace. En su explicación, el director de Obra, Francisco Ruiz, señaló que "todos los materiales de traza se han reciclado en la propia obra". Los únicos elementos que han sido importados a la zona han sido el hierro, cemento y betún. Al margen de esta terna, "todo se ha fabricado aquí", indicó el ingeniero perteneciente al Ministerio de Fomento.
Otro de los hitos a tener en cuenta, es que en esta última intervención "se han volado más de cinco millones y medio de roca", una de las obras de España de mayor envergadura si se atiende a este criterio. Para alcanzar ese nivel se ha precisado de dos millones y medio de explosivos, según dijo Ruiz. Eso da cuenta de la "peligrosidad" a la que se ha enfrentado el personal. Pese a ello, y esta es una buena noticia, no se ha tenido que dar cuenta de "ningún accidente digno de reseñar".
El aprovechamiento total de la Autovía del Mediterráneo convierte ya a la N-340 en vía secundaria para los desplazamientos de larga distancia. El director general de Carreteras del Ministerio de Fomento, Jorge Urrecho, incidió en que "van a desaparecer los problemas" que generaba el tráfico que discurría antes por Torrenueva, Carchuna, Calahonda y Castell de Ferro. A eso hay que sumar "la mejora en seguridad y comodidad en la circulación".
Una sensación que ha ido creciendo desde que en marzo de 2014, el Ejecutivo de Mariano Rajoy inició la sucesión de inauguraciones hasta llegar al número de seis con la de ayer. "Uno de los objetivos del Ministerio era completar los ejes principales que faltaban por terminar, uno de ellos era la Autovía del Mediterráneo", advirtió Urrecho quien resaltó que la A-7 junto al final de los trabajos en la Ruta de la Plata y la Autovía del Cantábrico forman una "gran" circunvalación en España.
El tramo Carchuna-Castell de Ferro presenta una peculiaridad. Al pasar sobre un Lugar de Interés Comunitario (LIC) en seis kilómetros que cuenta con especies protegidas de fauna y flora ha sido preciso acometer medidas de restitución para "paliar" los daños de posible impacto ambiental. En este sentido, Ruiz comentó que se han destinado 1,8 millones de euros a medidas de este tipo. Entre ellas, la protección y adecuación de cuatro vías pecuarias, revegetación de taludes, la plantación de 3.000 árboles y más de 40.000 arbustos y la ejecución de dos pasos de fauna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario