miércoles, 13 de enero de 2016

Francisco quiere una Iglesia cercana a divorciados y gais granadahoy.com

El Papa relata en un libro, calificado como la encíclica sobre la misericordia y que sale hoy a la venta, la esencia de su pontificado
EFE ROMA
La Iglesia se debe mostrar cercana a todos, incluidos divorciados y gais, según reflexiona el papa Francisco en su primer libro entrevista, escrito con el periodista italiano Andrea Tornielli y que ayer se presentó en Roma. El libro, basado en preguntas breves y sencillas a las que el Papa contesta extensamente con numerosas anécdotas y episodios de su vida, ha sido ya calificado como la encíclica sobre la misericordia que el Pontífice siempre ha querido escribir. 

El nombre de Dios es Misericordia. Una conversación con Andrea Tornielli, que salió ayer a la venta en 86 países y ha sido traducido a 16 idiomas, es también una especie de "manifiesto" del Año Santo que acaba de comenzar sobre este tema. El "vaticanista" de La Stampa explica cómo para Bergoglio la Iglesia tiene que calentar "el corazón de las personas con la cercanía y la proximidad". 

Y las respuestas del Papa lo corroboran. "La persona no se define tan sólo por su tendencia sexual: no olvidemos que somos todos criaturas amadas por Dios, destinatarias de su infinito amor. Yo prefiero que las personas homosexuales vengan a confesarse, que permanezcan cerca del Señor, que podamos rezar juntos. Puedes aconsejarles la oración, la buena voluntad, señalarles el camino, acompañarlos", dice Francisco sobre la posición de la Iglesia respecto a los gais. 

Una cercanía también a las personas divorciadas y vueltas a casar a quienes la Iglesia católica excomulga y aparta. "Abrazadlas y sed misericordiosos, aunque no podáis absolverlos. Dadles de todos modos una bendición", añade. 

La novedad del libro está en la sencillez del lenguaje del Papa y en los ejemplos de cotidianeidad y testimonios de su vida. "Yo tengo una sobrina que se ha casado civilmente con un hombre antes de que éste obtuviera la nulidad matrimonial. Querían casarse, se amaban, querían hijos y han tenido tres (...) Este hombre era tan religioso que todos los domingos, yendo a misa, iba al confesionario y le decía al sacerdote: 'Sé que usted no me puede absolver, pero he pecado en esto y en aquello otro, déme una bendición'. Esto es un hombre formado religiosamente", pone como ejemplo. 

El Papa cuenta sobre una mujer, cuando él era cura en Buenos Aires, que trabajaba como prostituta para dar de comer a sus hijos y que un día fue a la parroquia a darle las gracias. "Yo creía que se trataba del paquete con los alimentos de Cáritas que le habíamos hecho llegar: '¿Lo ha recibido?', le pregunté. Y ella contestó: 'Sí, sí, también le agradezco eso. Pero he venido aquí para darle las gracias sobre todo porque usted no ha dejado de llamarme señora", relata. 


También critica la falta de misericordia de una iglesia aún existente que niega el funeral a un recién nacido porque murió sin bautizar. "Pecadores sí, corruptos no", es otro de los capítulos del libro, en los critica sin tapujos la corrupción.

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