Un grupo de investigadores cree haber encontrado el instrumento que guiaba a los navíos nórdicos cuando el astro rey estaba oculto
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D. VALERA | MADRID
Un drakkar vikingo en la película 'Outlander'. / Archivo
El vigía avista tierra y grita con fuerza la nueva buena. El viaje ha sido largo, pero los drakkar han demostrado una vez más su valía y han surcado el mar con bravura. La misma que la de su tripulación. Tras echar el ancla, un pequeño destacamento se aproxima a la costa del inexplorado territorio. Pisan con firmeza el ignoto escenario. Lo llamarán Vinland. Los vikingos han llegado a la isla de Terranova. Es decir, dejaron su huella en América cinco siglos antes de que lo hiciera Cristóbal Colón. Anteriormente, a bordo de sus drakkar descubrieron Groenlandia y se asentaron en Islandia. ¿Cómo se guiaban por los océanos? Un grupo de investigadores cree haber encontrado la ‘piedra solar’ de los vikingos, su brújula de navegación.
Según una leyenda vikinga, en días de niebla o de tormenta, el rey Olaf sostenía una piedra solar, la alzaba al cielo y observaba la procedencia de la luz. De esta manera sabía dónde se encontraba el Sol –a pesar de estar tapado por las nubes- y proseguían seguros la navegación. Pues bien, un equipo de la Universidad de Rennes (Francia) ha encontrado lo que podría ser este misterioso instrumento capaz de guiar a los vikingos a pesar de las inclemencias meteorológicas. Se trata de un cristal con forma rectangular hallado en un navío de guerra inglés que naufragó en el siglo XVI.
La piedra es de espato de Islandia, una forma transparente y de formación natural de cristal de calcita que polariza la luz y puede indicar la posición del Sol. Según explican los investigadores en ‘Proceedings’ de la British Royal Society, tras realizar los análisis químicos del objeto con un espectómetro descubrieron que se trataba de calcita. La piedra es del tamaño de una barra de jabón con los bordes recortados en ángulos hasta adoptar una forma romboédrica.
Herramienta complementaria
El instrumento en concreto ha sido rescatado de un barco inglés enviado a Francia en 1592 por la reina Isabel I para vigilar el canal de la Mancha ante el temor de sufrir un nuevo intento de invasión por parte de la armada española. La ‘piedra solar’ podría utilizarse todavía como herramienta complementaria a otros instrumentos de navegación. «Aunque era fácil de usar, la brújula magnética no siempre era fiable en el siglo XVI, ya que la mayoría de los fenómenos magnéticos no se entendían», argumentan los autores del estudio.
Para demostrar las capacidades del instrumento, los investigadores llevaron a cabo un experimento. Recrearon una piedra similar a la original y lograron detectar la posición del Sol durante 40 minutos cuando el astro permanecía oculto. Una prueba de que las leyendas nórdicas decían la verdad.
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