Gran éxito del primero de los foros sobre nutrición organizados por la Finut e IDEAL con primeros espadas de la ciencia
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INÉS GALLASTEGUI | GRANADA
Diego Vargas presenta los objetivos del Foro de Nutrición organizado por IDEAL y la Finut, con el patrocinio de Hefagra. :: GONZÁLEZ MOLERO
Los últimos descubrimientos científicos, la investigación más puntera y la vasta experiencia clínica se dieron cita ayer en el foro sobre Nutrición y Enfermedad Cardiovascular organizado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut) e IDEAL, bajo la dirección del catedrático Ángel Gil y el patrocinio de Hefagra. Unas doscientas personas abarrotaron anoche el salón de actos de la Confederación Granadina de Empresarios para asistir a las charlas ofrecidas por los doctores Miguel Ángel Martínez, de la Universidad de Navarra, Francisco Pérez Jiménez, de la Universidad de Córdoba, y Blas Gil Extremera, de la de Granada.
Los tres destacaron la importancia de iniciativas como este foro, en las que empresas, organizaciones y ciudadanos toman la iniciativa para fomentar el conocimiento público de asuntos tan importantes para la vida de las personas. «La salud pública no es solo un instrumento de las administraciones; es de los ciudadanos liderando movimientos sociales, el llamado ‘empowerment’. La salud es algo demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos», afirmó el doctor Martínez, quien vaticinó que en el tema de la nutrición ocurrirá como ha pasado con el tabaquismo: quienes promueven estilos de vida insanos tienen más dinero, pero al final la verdad científica y el bienestar de la gente acaban por imponerse. «Se irán ganando batallas», avanzó.
El médico malagueño presentó los resultados del proyecto Predimed, difundido a nivel mundial hace solo diez días, que por primera vez ha mostrado de forma experimental la capacidad de la dieta mediterránea para reducir los infartos, ictus y muertes cardiovasculares en un 30%. Mediante el seguimiento de 7.447 voluntarios durante más de cinco años, el estudio concluyó que una alimentación rica en frutas, verduras, pescado, aceite de oliva, frutos secos y sofritos, y pobre en carnes rojas, mantequilla, dulces y refrescos, era mucho más beneficiosa que la dieta baja en grasas habitualmente recomendada por los médicos. Los participantes en esta investigación, procedentes de siete comunidades autónomas, incluida Andalucía, presentaban un alto riesgo de padecer problemas de corazón o derrames cerebrales a causa de la diabetes, la obesidad, el colesterol, el tabaquismo o la hipertensión.
A medida que pasaban los años, explicó el coordinador de la Red Predimed, formada por 200 investigadores, se empezaron a apreciar diferencias entre los grupos que seguían una dieta mediterránea –en un caso suplementada con aceite de oliva virgen extra y en otro, con nueces, almendras y avellanas– y el llamado grupo de control, que hacía un régimen pobre en lípidos. En los grupos seguidores de la dieta mediterránea, se registraron 8,1 y 8 eventos cardiovasculares por cada mil sujetos y año, frente a 11,2 en el tercer grupo.
Primera causa de muerte
Finalmente, en 2011, el comité que asesoraba a los investigadores españoles les pidió que detuvieran el estudio –financiado por el Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Gobierno de España– y publicaran sus conclusiones, porque no era ético seguir privando a todos los pacientes de una dieta que podía beneficiarles. «Los resultados eran iguales en los mayores y los más jóvenes, hombres y mujeres, diabéticos y no diabéticos», aseguró el especialista, que presentó el estudio en California el 25 de febrero, el mismo día que se publicaba en la web de ‘The New England Journal of Medicine’.
Miguel Ángel Martínez subrayó la importancia de este descubrimiento, que ha sido recibido con enorme interés por los medios de comunicación en Estados Unidos, habida cuenta de que las enfermedades cardiovasculares causan el 30% de las muertes en todo el mundo, muy por delante del cáncer (14%), la bronquitis crónica (5%), el sida (3%) o los accidentes de tráfico (2,5%).
Tras la charla, los tres especialistas y su anfitrión, Ángel Gil, respondieron a las preguntas del público. Entre los asistentes había muchos médicos, pacientes afectados por enfermedades cardiovasculares, profesores e investigadores.
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