La zona de masas arboladas de la sierra de Castril es una de las tres de Andalucía que la Junta ha elegido para su protección y estudio
JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
Bases artificiales para nidos de murciélagos. :: J. ANDALUCÍA
Sufren una persecución que no se merecen. Son temidos y rechazados sin razón alguna. Los únicos mamíferos alados, los murciélagos, son grandes desconocidos que pueden convertirse en magníficos aliados del hombre y de la naturaleza si se les da la oportunidad de desarrollarse y cumplir con uno de sus cometidos en la cadena trófica y el equilibrio natural: comer insectos.
Una decena de especies de murciélagos de los que se consideran como forestales, es decir que no viven en cuevas sino que se denominan forestales porque habitan en bosques y arboledas, se han convertido en 'agentes' antiplagas, en aliados perfectos para reducir el impacto negativo de las poblaciones masivas de insectos que ponen en peligro la viabilidad de los bosques, ya que comen una gran cantidad de insectos perjudiciales para la masa forestal.
Mirar en el interior de oquedades, en árboles viejos de grandes troncos, depara sorpresas. Podemos encontrar centenares de pequeñísimos quirópteros (murciélagos) que, muy pegados los unos a los otros, pasan el día a la espera de que llegue el crepúsculo y salir a cazar y alimentarse. No destrozan los árboles, solo utilizan los huecos de la madera vieja para ocultarse, y no consumen otra cosa que no sean insectos, por lo que no se les debe tener miedo. Hay que erradicar la vieja idea de que chupan la sangre de los niños y se beben la leche de las mujeres en época de lactancia. Lo primero que hará un murciélago al detectar la presencia de un ser humano será huir y esconderse.
Hay diez especies de quirópteros que han sido calificadas por los responsables de fauna de la Junta de Andalucía, como fundamentales para la lucha contra las plagas y cuidado de los bosques. La Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, ha elaborado un estudio sobre las poblaciones de murciélagos forestales de Andalucía y ha determinado varias zonas a proteger y en las que realizar un seguimiento de estas especies. Se trata de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, en Jaén; la de Castril y Baza, en la provincia de Granada; los Alcornocales en Cádiz; la Sierra de las Nieves, en Málaga; y la de Aracena, en Huelva. De estas sierras, los autores del estudio, dirigidos por Carlos Ibáñez Ulargui, del Grupo de Investigación de Sistemática y Ecología de quirópteros de la
Estación Biológica de Doñana, afirman que las de Castril, Huéscar y Cazorla son los espacios más importantes, ya que es donde se localizan todas las especies de murciélagos forestales, incluida una cuya presencia ha sido descubierta recientemente en el sur de la península, Myotis mystacinus, conocido como murciélago ratonero bigotudo.
Además, en este espacio se ha constatado que se reproducen otras especies como Nyctalus leisleri (Nóctulo pequeño), que es uno de los más escasos. El resto de las especies que se consideran forestales y a proteger como animales beneficiosos en la lucha contra las plagas, forman poblaciones abundantes, una circunstancia no habitual en especies que se encuentran incluidas en el Libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía, lo que significa que están catalogadas y amenazadas de extinción, por su escasez y por vivir en espacios que se degradan por múltiples razones, como el efecto de las actividades humanas, la persecución directa o la desaparición de otras especies con las que conviven o de las que se alimentan.
Territorio
La zona de la provincia de Granada que los especialistas en quirópteros de la Junta de Andalucía consideran que hay que proteger, y en la que continuar los estudios sobre estos mamíferos, unida a los territorios de la sierra de Cazorla más cercanos a Castril, tiene una extensión de 269.000 hectáreas en las que las masas forestales son, fundamentalmente, pinos de las especies, nigra, pinaster y hapelensis.
La metodología que se ha empleado para la realización de este estudio se ha centrado en la obtención de información a través de muestreos por medio de capturas, con redes y escuchas con detectores de ultrasonidos, situados durante meses en puntos de especial interés para los murciélagos, como los abrevaderos, charcas, albercas y fuentes a las que acuden a beber agua y que se encuentran dentro de los espacios naturales de Andalucía.
El exhaustivo trabajo de campo que los investigadores han realizado en más de 300 puntos de la geografía andaluza, entre los que se encuentran 50 emplazamientos granadinos, se ha podido constatar que la totalidad de las especies existentes en los espacios forestales llegan a reproducirse en estos lugares, lo que muestra la buena salud de las poblaciones, incluso la del murciélago ratonero bigotudo, que no se conocía por debajo del Sistema Central.
Andalucía es una de las regiones de la Unión Europea con mayor número de especies de quirópteros, ya que hay una gran cantidad de posibles refugios, tanto en bosques como en rocas y cuevas y un territorio con una buena conservación de las masas forestales.
La principal amenaza que se cierne sobre los murciélagos, incluidos los forestales, es la persecución por parte del hombre, y la desaparición de sus hábitats, con la degradación de los bosques y la conversión a la agricultura de zonas arboladas.
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