Un estudio de la Universidad Pablo de Olavide desvela que una zona libre de muerte durante la apoptosis, lo que tendría implicaciones en los tratamientos de cáncer
PABLO RODRÍGUEZ | GRANADA
Simulación por ordenador de una célua cancerosa :: ASTRAZENECA
Vida y muerte se encuentran presentes en cada instante desde el nacimiento. El engranaje del cuerpo humano promueve un constante ciclo de creación y destrucción en el que las células son las protagonistas. Así, las mismas nacen, viven y mueren en un proceso que finaliza con una implosión con la que evitan liberar el contenido celular al exterior. Este final es llamado apóptosis y deja la célula en espera de ser 'comidas' por células cercanas o macrófagas.
Un equipo de investigación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla ha descubierto que este proceso de muerte celular mantiene con vida al córtex celular, una de las partes que componen las células humanas. El estudio, publicado en la revista Cell Death and Disease, explica el proceso completo de la apóptosis y cómo la célula mantiene con vida una parte hasta que es fagocitada. Según los propios investigadores explican en su artículo, la célula crea "una red de microtúbulos que forman una estructura cortical junto a la membrana plasmática, la cual tiene un importante rol a la hora de preservar la morfología celular".
¿Por qué es importante esta estructura? La célula posee elementos internos como microtúbulos, filamentos intermedios o filamentos de actina que forman parte del citoesqueleto y cuya función es mantener la estructura. Cuando se inicia la muerte celular por apoptosis con la acción de las caspasas, proteínas encargadas de degradar el interior celular, la estructura se debilita por lo que se ve obligada a crear una red de microtúbulos con la intención de evitar la expulsión de los elementos al exterior. El grupo de investigación dirigido por José Antonio Sánchez Alcázar ha demostrado que mientras en el interior de la red campa la muerte, lo que hay entre la red de microtubulos y la membrana plasmática permanece con vida hasta que la célula es finalmente engullida.
Esta permanencia de vida tras la muerte celular es clave para que la célula sea fagocitada por otra y sea reemplazada sin malas consecuencias. La síntesis de este estudio podría tener implicaciones en los tratamientos de cáncer. Esta investigación puede suponer un acicate para lograr tratamientos de quimioterapia mucho más eficaces y con menos efectos adversos sobre las celulas no cancerosas.
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