El científico Carlos Alejaldre, junto al dispositivo de fusion TJ-II , en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
-antes de nada, una pregunta muy básica. ¿Qué es el acelerador de partículas?
-El acelerador es una parte importante de la implementación de la fusión como fuente de energía. Por un lado, existe un gran proyecto que es ITER que tiene que demostrar que es posible obtener más energía de la que es necesaria para mantener los procesos. La idea es introducir 50 megavatios térmicos y obtener 500, pero de cara a la construcción de una planta productora eléctrica no es suficiente. Es necesario dotar a esa hipotética planta de electricidad de los materiales necesarios para aguantar las condiciones tan exigentes que tiene la fusión nuclear. Por un lado, los flujos térmicos que van tener que resistir esas paredes; y, por otro, los flujos neutrónicos. El desarrollo de esos nuevos materiales exige la construcción de unos dispositivos de test, de comprobación de las propiedades de esos nuevos materiales, ya que muchos de ellos no están del todo comprobados en este momento. Y para ello es necesario construir un acelerador que reproduzca esas condiciones que van a existir dentro de los reactores de fusión. Y eso es lo que será IFMIF-Dones, un dispositivo en el que se producirá un flujo neutrónico que tiene unas características muy similares a los neutrones que habrá en ese reactor de fusión. Ahí se van a probar esos nuevos materiales que son absolutamente necesarios para la construcción de esas plantas de energía de producción eléctrica.
-Durante la visita de los expertos de Fusion for Energy se destacó en varias ocasiones que tanto el acelerador como el proyecto ITER vienen para cambiar el futuro energético de la humanidad. ¿Es para tanto?
-Sí, naturalmente. Una de las características de la fusión es su amplia disponibilidad. Esencialmente el combustible es agua. Las reacciones de fusión se basan en el deuterio, que se obtiene del agua, y el tritio, que se obtiene del litio y también está en el agua. Estamos hablando de unos combustibles que están disponibles en todo el mundo de manera muy amplia. Por otro lado está la potencia de la energía de fusión. La mejor demostración es que tenemos un reactor de fusión que lleva funcionando 5.000 millones de años y que probablemente va a funcionar otros 5.000 millones, que es nuestro Sol. Los procesos que queremos reproducir en nuestro planeta son exactamente los mismos, aunque no sea exactamente la misma reacción. La potencia de esta fusión es tal que con unos gramos de combustible, con el agua que tenemos en una bañera y el litio de un ordenador portátil, se pueden producir todas las necesidades energéticas de una persona de cualquier país europeo durante 40 años. Eso da una idea de la potencia que es capaz de generar. Por otro lado, desde el punto de vista medioambienal consideramos que tiene un impacto aceptable. Lo tiene, porque nuestra mera existencia ya tiene impacto, pero consideramos que es aceptable. Todo esto se tiene que demostrar, tanto la aceptabilidad de este impacto como la capacidad de generación de energía. Y estas son las diferentes etapas y proyectos que intentamos hacer. ITER tiene que demostrar ese impacto ambiental reducido, la seguridad de este tipo de energía y que es posible obtenerla. Y Dones tiene que demostrar que es posible obtener estos materiales, que van a tener también un impacto ambiental reducido. Si todo esto se consigue, sin duda podemos hacer verdad las realidades que nos han predicho en películas como Star Trek. Es realmente una promesa, y por eso se dedican unos recursos tan importantes. Han comprendido todos los países -en ITER están asociados toda Europa, Rusia, Estados Unidos, Japón, China, India y Corea del Sur- que hay un problema energético muy importante y que hay que dedicar recursos para demostrar la viabilidad de esta nueva forma de energía. Se está haciendo, pero es un proceso lento que lleva tiempo. Reproducir en nuestro planeta los procesos que en este momento hay en nuestro Sol no es una tarea trivial.
-Si el proyecto es capaz de cambiar el futuro de la energía, supongo que también será capaz de cambiar de la noche a la mañana la economía de Granada... ¿Cómo de relevante puede ser?
-Estos proyectos son focos atractores tecnológicos. Los desarrollos que hay que realizar para construir estos proyectos están siempre empujando la tecnología a sus límites, y eso exige a las industrias que participan que empujen esos desarrollos tecnológicos. Es inevitable que todo ese conocimiento que se genera a través de la participación en estos proyectos beneficie a las propias industrias. Muchas veces es imposible saber dónde van a ser aplicados, pero de hecho surgen esas nuevas aplicaciones. Por ejemplo, la capacidad de almacenamiento de energía eléctrica que han requerido los proyectos de fusión ha originado una tecnología que ahora se aplica en los trenes de alta velocidad. Es difícil predecir cuál será la aplicación, pero sin duda estos proyectos necesitan de esas industrias auxiliares, no solo desde el punto de vista científico, sino como industrias que ayuden a la construcción de los propios experimentos. Con lo cual la construcción del proyecto en sí ya es un catalizador de desarrollos tecnológicos y de empresas. Y esa es la importancia que tiene la construcción de estos grandes dispositivos. El mejor ejemplo es la experiencia española en el programa de fusión español, donde se construyó una máquina más modesta que lo que será IFMIF-Dones, pero también relevante. En torno a esta máquina, TJ-II, se tuvo que hacer unos desarrollos tecnológicos, empresas españolas participaron en su construcción en un 60% y estas mismas empresas comenzaron a competir en Europa; ahora en ITER el tercer país receptor de contratos de alta tecnología es España. Sin duda es un esfuerzo que empezó en aquel momento con TJ-II. El impacto socioeconómico del proyecto es difícil de predecir, pero siempre será positivo. Y no solo para la industria, sino para la ciencia y la tecnología. La Universidad de Granada, con su posicionamiento excepcional en este marco en el cual se puede desarrollar Dones, sin duda va a tener también un impulso en esta dirección. Eso también será un foco de desarrollo: tecnólogos y científicos se van a desplazar a Granada y todo eso es una cadena que genera conocimiento, que genera saber, que genera industria y todo el mundo se beneficia.
-¿En qué momento nos encontramos en la carrera para conseguir el acelerador?
-Este es un proceso largo, no hay que engañarse. En este momento se ha formado un comité evaluador de las diferentes candidaturas, que ha realizado la visita a Granada y que en fecha breve realizará la visita a Croacia. Tienen el encargo de hacer un informe para finales de este año, y estamos en ese proceso de suministrar toda la información que nos piden sobre el emplazamiento. Esperamos la finalización de ese informe, que será otro paso. Una vez que lo reciba, Fusion for Energy podrá decidir si continúa con este proceso. No hay que olvidar que la evaluación que se está realizando en este momento es una evaluación puramente técnica, no valoran en su totalidad los condicionantes políticos y científicos que pueden existir, simplemente están evaluando desde una manera técnica las opciones que tiene Europa para su construcción.
-Nosotros competimos por ser la opción europea, pero el proyecto también podría ubicarse en Japón...
-Este programa se desarrolla a través de una colaboración intensa entre Japón y Europa. El prototipo de lo que será IFMIF-Dones se está construyendo en Japón, con una buena parte de tecnología española. Esta colaboración entre Japón y Europa es muy importante y es algo que estoy seguro de que los responsables del programa europeo quieren conservar. Ha sido una colaboración fructífera, se han hecho muchos desarrollos tecnológicos concretos y el interés que tenemos todos es seguir con esta colaboración. Sin duda existen posibilidades que se abren en un futuro: ¿se va a construir un acelerador en Europa y otro en Japón, solo uno en Europa o solo uno en Japón? Todas estas posibilidades están abiertas en estos momentos, y esto es algo que tendrá que ser decidido por los responsables de política científica europea. No existe en este momento una decisión, porque no se ha planteado todavía. En este proceso que tenemos que seguir todavía no se ha llegado a ese punto.
-Así que primero hay que ver las opciones de emplazamiento y luego decidir si se sigue para adelante...
-Entran en juego muchos factores, como disponibilidades presupuestarias o factores de política interna tanto en Japón como en Europa. Es un proceso largo y complicado, todos estos grandes proyectos llevan consigo una discusión muy importante entre todos los actores. Pero sin duda hay que tener una buena propuesta. Es una condición absolutamente necesaria. No es suficiente, pero sí necesaria. Afortunadamente nosotros la tenemos. Una de las grandes ventajas que tiene Granada es que se puede empezar a trabajar mañana. Hay ya toda una infraestructura social, científica, técnica y de emplazamiento lista para ser puesta en movimiento.
-La otra opción europea es Croacia. ¿En qué situación se encuentra la candidatura de Granada respecto a la croata?
-No podría predecir cuál es la situación de la propuesta croata. Yo confío en la fortaleza de la propuesta española en Granada. Creo que es una oferta sólida, que tiene todos los aspectos necesarios para dar seguridad a toda Europa de que si se decide finalmente por Granada se va a construir con confianza técnica, industrial, científica, social... Esa es nuestra misión, generar un buen proyecto. Naturalmente deseamos que sea el mejor proyecto, pero eso ya lo tienen que decir los evaluadores.
-¿Cuál es la sensación tras la visita del comité de expertos?
-La sensación es buena, pero es difícil de evaluar. Realmente sabremos cómo fue cuando veamos el informe. Tenemos esperanza. Una cosa que quedó muy clara fue el compromiso y la unidad por parte de todos los actores, que son muchos. Compromiso por parte de todas las administraciones a todos los niveles. Todas las instituciones y toda la sociedad civil dejaron patente la unidad y el compromiso con el proyecto. Una de nuestras fortalezas es la unión de todos los actores: hay compromiso institucional, compromiso científico, compromiso tecnológico de las empresas y de instituciones como la Universidad de Granada o Ciemat.
-Además de esa unidad, una de las grandes ventajas de la candidatura granadina sería su potencial técnico...
-España tiene una historia de participación en el programa de fusión muy importante. En concreto en el programa de colaboración de construcción del prototipo de lo que será el acelerador, España, a través del Ciemat y de las empresas que participan en él, han desarrollado muchas de las tecnologías que en este momento se necesitan para la construcción del propio dispositivo. Eso es un factor importante. Hay toda una confianza técnica en cuanto a la capacidad tanto de nuestras empresas como de los tecnólogos que están trabajando ya en el desarrollo de estas tecnologías. Tanto si se produjera en Japón como si se instalara en Croacia, nuestros tecnólogos van a participar en cualquier caso, y eso naturalmente la da un buen apoyo técnico, un valor importante a la candidatura. Otra de las ventajas es la propia ciudad. No hay que olvidar que al final estos grandes proyectos lo que quieren son personas, personas que tienen familias y tienen que decidir si van a trabajar en un proyecto u otro. Son personas con grandes posibilidades de elección, pueden elegir ir a Stanford o ir a Granada. Por eso es muy importante tener una infraestructura social, unos colegios y una Universidad que pueda acoger a sus hijos, un sistema de salud que les permita tener confianza... Todo ese tipo de cosas también se valoran mucho a la hora de decidir dónde se instala un proyecto de este tipo.
-¿El compromiso económico de las instituciones, de 200 millones, nos deja en desventaja respecto a Croacia, que se ha comprometido a realizar un desembolso inicial de 400 millones?
-En mi opinión el problema en este momento no es un problema económico, es un problema técnico. Esta decisión se tiene que basar en los aspectos técnicos. Mi impresión personal es que es absolutamente necesario que continúe esta colaboración entre Europa y los diferentes socios internacionales, en particular Japón. Por ello es muy importante que podamos tener un proyecto en el que todo el mundo participe. Estoy pensando en la propia Europa y en la propia Japón. Por eso el hecho de que España proponga un 50% abre una puerta muy interesante a esa participación. No es descabellado pensar que la Unión Europea pueda participar con un 25%, y que otros países como Japón, Estados Unidos o Corea participen con otro 25%. Este proyecto tiene un carácter internacional que se debe mantener como tal. El éxito de este proyecto depende de eso.
-No se puede interpretar entonces como una apuesta tibia por el proyecto...
-Se tiene que ver como una propuesta internacional, y en las propuestas internacionales hay participación de muchos socios, que es lo que le da fortaleza. No hay que quemar pasos. Ahora estamos en la evaluación técnica, y en los términos de referencia bajo los que se rige la evaluación no son considerados los aspectos económicos. Hay que seguir paso a paso, se hace camino al andar.
-Si se consigue, Granada entrará en el mapa de la fusión...
-Hay una curiosidad que ha surgido y de la no nos habíamos dado cuenta hasta ahora. La ciudad referencia del proyecto ITER es Aix-en-Provence, en Francia, y está hermanada con Granada. Parece que es una cuestión de destino. Se lo hemos dicho a los evaluadores, no pueden ir en contra del destino (risas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario