TRIBUNA
Nadie merece ser pobre |
No se asusten, la cosa no va por lo que seguramente están pensando, la cosa va sobre la tecnología que se avecina, que ya está entre nosotros y que dejará sin empleo a millones de personas en todo el mundo, entre otras cosas mucho más positivas. Sin ir más lejos, hoy asistimos al espectáculo indigno de empleos con una remuneración bajísima, en precario y sin futuro, al que están sometidos nuestros jóvenes y que no es más que el inicio de lo que vendrá. O vamos pensando en cómo resolver el asunto o nos desbordara de modo dramático.
Decía Ryant Avant (periodista de The Economist) recientemente que la tecnología es un recurso del que toda la humanidad es heredera. Efectivamente, a nadie escapa que la tecnología debe ser propiedad de todos y no de unos pocos, aunque sean ellos con sus inversiones en la misma sus patrocinadores. Dejarla en sus manos derivaría en una forma de sometimiento del resto de la humanidad a sus intereses y caprichos. Es, o seria, dejar nuestras vidas en sus manos (algunas películas futuristas hay por ahí que tratan del tema), y todos sabemos a estas alturas de nuestra historia, cómo terminan estas situaciones: revoluciones, guerras, genocidios…
Primera cuestión, por tanto: o nos peleamos por obtenerla y ostentarla (la tecnología), o nos ponemos manos a la obra para ver cómo podemos compartirla de modo justo y equitativo. Un modo de repartir los beneficios derivados es la ya famosa renta básica universal. ¿En qué consiste? Pues en dotar a cada ser humano vivo de este planeta de una renta suficiente para una existencia digna, independiente de su trabajo, de sus inversiones y de sus posesiones. De esta forma, entre otras cosas, estaríamos separando el maldito binomio trabajo-sueldo que mayoritariamente constituye una tortura en la vida de las personas. En definitiva, estaríamos todos -y digo 7.500 millones de personas- cumpliendo el consejo que nos dio Confucio hace milenios. Encuentra algo que te guste hacer y nunca tendrás que trabajar.
Avant exponía otro argumento que me parece definitivo: "Nadie merece ser pobre, nadie merece ser arbitrariamente rico". Es obscena la acumulación de riqueza en manos de unos pocos. Es cierto que esos pocos se lo han ganado a pulso con su trabajo, dedicación, esfuerzo, riesgo, sabiduría y suerte (excluyo a los que les vienen dada o la obtienen de un modo ilegal). Pero hay que poner límites a estas brutales ganancias. Les transcribo a continuación un comentario de Zukerberg (Facebook) que por venir de quien viene tiene un enorme valor: "Hay algo mal en nuestro sistema si en 10 años yo puedo ganar millones de dólares y muchos estudiantes no pueden pagar sus matriculas. Tenemos que explorar ideas como la renta básica universal, porque vamos a cambiar mucho de trabajo". Yo añadiría que hay muchas personas en este mundo que no pueden pagar nada porque nada tienen, salvo pobreza, miseria y desesperación. Personas sin futuro, condenadas a una existencia indigna porque tuvieron la mala suerte de nacer donde nacieron.
Me propongo ahora contestar a la pregunta que muchos de ustedes se están haciendo ¿y esto, cómo se paga? Pues ya he esbozado dos de ellas: con los enormes beneficios de las nuevas tecnologías y con la acotación a las enormes fortunas. Pero hay muchas más propuestas que les presento a continuación de distintos autores. La más sorprendente de todas es la que nos propone Rutger Regman (historiador holandés): "La renta básica es una inversión. Hay muchas pruebas científicas que demuestran que la pobreza es enormemente cara: genera más delincuencia, peores resultados académicos, enfermedades mentales… Sería mucho más económico erradicar la pobreza que combatir los síntomas que provoca". Sorprendente, ¿no les parece?. Otras: con la desaparición de los actuales subsidios (paro, pensiones, contingencias familiares, etc.), o de tipo fiscal, como gravar los gastos y no los ingresos (Niño Becerra), o la de Piketty de subir los impuestos a los grandes patrimonios.
La renta básica universal nos libera de la pesada carga del trabajo tedioso, repetitivo y no deseado (eso lo harán las maquinas), para darnos tiempo y tranquilidad vital para disfrutar de esta vida como todos merecemos. Algunos dedicarán ese tiempo a trabajar (si es que consiguen un empleo) para poseer más (muy bien, están en su derecho); otros lo emplearán para su propio disfrute y formación; otros la desaprovechaáan… No cabe duda de que estamos ante una nueva era de la humanidad, una nueva sociedad, unos nuevos comportamientos. No es ciencia ficción, ni un sueño, es la realidad que viene. Les doy un solo dato: la AI (inteligencia artificial) estará a nivel del humano más inteligente en 30 años, sobre el 2050, o sea a la vuelta de la esquina.
La renta básica universal es viable y se financiará, básicamente, con los enormes beneficios que generen las nuevas tecnologías. Luchemos todos para que sea así, y no tengamos que lamentar que esos beneficios caigan en manos de unos pocos, porque entonces estaríamos perdidos
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