La iniciativa enmarcada en el proyecto 'Brindando por un mundo mejor' busca recuperar y proteger tres humedales.
Es un espacio único y uno de los lugares más importantes de la geografía española, de ahí la necesidad de protegerlo y cuidarlo. Doñana, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1954, comprende tanto una zona de Parque Nacional como otra de Parque Natural, que ocupa un total de 108.086 hectáreas y que se extienden a lo largo de 14 municipios andaluces (en Sevilla, Huelva y Cádiz). Una situación que convierte la logística y la gestión del parque en un asunto complicado, en el que se deben tener en cuenta numerosos agentes, aunque todos comparten intereses comunes.
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Los tres objetivos que tenemos en Doñana son la conservación, la investigación y el disfrute de sus ciudadanos", explica Jose Juan Chans, gerente del Espacio Natural de Doñana. Los efectos del cambio climático complican cada vez más conseguir estos objetivos, aunque Chans insiste en que los niveles del acuífero están estables, tal y como certifican los datos de la confederación hidrográfica del Guadalquivir. Aún así, todos los esfuerzos son pocos para mantener el esplendor de esta joya tomada como ejemplo en medio mundo.
El último en sumarse a esos esfuerzos por conservar este espacio ha sido el grupo cervecero Heineken, que ha puesto en marcha un proyecto para recuperar tres lagunas en el marco del espacio natural de Doñana dentro de su campaña "Brindando por un mundo mejor", centrada en la protección de las fuentes de agua en distintos puntos del mundo. Estas intervenciones forman parte del proyecto de Water Balancing que pretende intervenir en regiones de alto estrés hídrico para la conservación y la restauración del ecosistema.
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La elección de Doñana no fue una casualidad; la importancia ambiental del parque y la proximidad con las instalaciones del grupo Heineken, propietario de Cruzcampo, hicieron que se decantasen por ofrecer esta propuesta. "El crecimiento de la comunidad en la que estamos nos llena de alegría", comenta Mauricio Domínguez-Adame, director de Responsabilidad Social Corporativa de Heineken España.
El proceso no fue fácil y fue necesario más de un año y medio de gestiones con la Junta de Andalucía para poder poner en marcha el proyecto de recuperación de las lagunas. "Ojalá fuesen más", defiende Jose Chans, haciendo referencia a la incursión de empresas privadas en espacios dependientes de la administración pública.
La laguna de Las Pardillas
De las tres lagunas en las que se está trabajando en Doñana la más ambiciosa es la de Las Pardillas, situada en al ayuntamiento de Hinojos (Huelva) y que ocupa casi 4 hectáreas con una cuenca de cerca de 40. La última vez que esta laguna se inundó fue en 2010 y tras finalizar la intervención esperan alcanzar un calado de entre 40 y 50 centímetros, unas números muy superiores a los actuales, que solo alcanzan los 10 o 15 centímetros.
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Pretendemos que en todos los períodos de lluvia se acumule el agua y se traslade a los acuíferos", explica Iván Casero de la empresa Commonland, socio de Heineken para el proyecto, que advierte de la problemática que supondría que el pinar continuase avanzando por la falta de humedad y acabase por "comer" la laguna. Para él, lo importante no es únicamente el hecho de conseguir aumentar la cantidad de agua sino todo lo que conlleva.
"Aumenta el valor no solo en lo que tiene que ver con el acuífero, sino también la biodiversidad y todo lo que se asienta a su alrededor", comenta recordando que algunas de las personas más mayores de la zona cuentan que recuerdan Las Pardillas con casi un metro de agua de calado. Para conseguirlo están construyendo un muro a través del que pretenden frenar la salida de agua y que esta permanezca en la laguna para posteriormente filtrarse al acuífero.
El Barrero del Arrayán y la Laguna de San Lázaro
Además de la ambiciosa intervención de Las Pardillas, el proyecto también incluye otros dos enclaves. En uno de ellos, el Barrero del Arrayán (Huelva), se ha preparado la zona para construir una laguna inexistente hasta ahora. "Hemos creado las condiciones clave para formar una laguna donde no existía", explica Iván Casero, que cuenta que se han movido más de 3.000 metros cúbicos de tierra durante el proceso
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Los resultados son mejores de lo esperado y se ha recogido más agua de la prevista, al mismo tiempo que se ha generado una vegetación de transición, en la que se ha visto un retroceso del pinar —un síntoma de que la zona es cada vez más húmeda—.
Por su parte, en la Laguna de San Lázaro lo que se ha buscado es la protección del espacio. Situada en el ayuntamiento de Villamanrique de la Condesa (Sevilla), está muy cerca de la carrera por lo que se ha convertido en un lugar de paso en el que por desgracia se acumula basura y que, en ocasiones, no se respeta por parte de algunos conductores que han llegado a atravesar la laguna.
Para evitarlo han acondicionado y señalizado la zona, además de reducir la cantidad de eucaliptos para evitar que consuman agua del subsuelo. Tras el proceso se espera que esta laguna, que llega a alcanzar el metro y medio de calado, tenga agua durante todo el año y que se mantenga la rica diversidad de fauna y flora del espacio.
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Las intervenciones terminarán a finales del mes de junio, pero habrá que esperar a la temporada de lluvias para comprobar si han dado resultado. Las sensaciones son positivas y todas las partes implicadas insisten en la necesidad de más acuerdos de este tipo y en continuar colaborando por el bien de Doñana.
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