martes, 27 de diciembre de 2016

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En Granada, la empresa De los Guzmanes realiza terapia asistida con perros para niños y ancianos
ALBA RODRÍGUEZ

Se han derramado cascadas de tinta sobre el amor y la fidelidad del perro, pero esta es otra historia. Todas y cada una de las letras que proseguirán no dejan de lado ambas facetas, esencia máxima de este animal, pero el hecho que nos ocupa amplía mucho más el concepto del compañero que posiblemente esté tumbado cerca de usted mientras lee estas páginas. Quien tiene un perro ha experimentado la sensación de llegar a casa y encontrarse al animal más contento de lo que nunca ha estado nadie de verle, aunque haya salido solo durante diez minutos.
La sensación de amparo y de comprensión, que muchas veces extingue la tristeza o los enfados y que proporcionan de manera singular los animales, se llama terapia. Desde el 1.200 a.C. los griegos tenían perros como co-terapeutas en sus centros de curación. Más adelante, en el siglo XVI el doctor Calcius, un médico de la realeza británica, recomendaba a la gente enferma tener contacto con perros, y en 1792, el asilo de York, Inglaterra, publicó los primeros informes sobre la efectividad de las terapias con animales de compañía.
Esta tendencia sigue vigente y cobra cada vez más protagonismo en programas de educación y terapia. En Granada el movimiento va de la mano de De los Guzmanes; Eva Dengra y César Guzmán, dos profesionales de esta actividad que realizan terapia asistida con animales tanto a personas mayores con demencia senil como a niños con diversidad funcional. Se introdujeron en el mundo del adiestramiento canino profesionalmente en el año 1997. Un tiempo más tarde Eva descubrió todos los beneficios que aportan los perros en el trato con las personas y formarse en ese ámbito.
Esta familia tiene cinco trabajadores de matrícula de honor: cuatro perros y la yegua Nevada.
Anouk, una preciosa y mansa golden retriever, y Shakira, una pequeña pomerania, son las elegidas por su carácter para trabajar con ancianos y niños. "Es muy importante saber a qué persona tienes delante para poder escoger al perro adecuado. No todos los perros valen para todo", explica Eva.
De los Guzmanes llevan a cabo todo tipo de actividades con animales, desde el adiestramiento para particulares, hasta las distintas terapias con las que atienden a personas con diversos trastornos o discapacidad como TOC -trastorno obsesivo compulsivo-, autismo, parálisis cerebral o retraso mental.
"Personalmente creo que los niños con THD -trastorno de déficit de atención por hiperactividad-, son los que más se benefician de la terapia ecuestre", cuenta la adiestradora, "porque se concentran en el caballo y en sus movimientos". En el caso de los niños en silla de ruedas, "el caballo simula el movimiento de andar, es una manera de que sienta que tiene esa movilidad", completa.
De todos los servicios que ofrece en De los Guzmanes, hay uno que para ella es muy especial: dos veces por semana realiza la terapia con perros como actividad extraescolar en el colegio de Asprogrades Santa Teresa de Jesús del Zaidín. Existe un momento en estas sesiones que marca la diferencia. En cuanto Anouk y Shakira cruzan el umbral del aula la energía del ambiente cambia. Los niños, con diversos trastornos o patologías, como Gabi, Kevin, Cristian o Raúl, sonríen al ver llegar a sus perros.
Mientras Eva prepara la sesión, las perras saludan a cada niño. La relación entre Gabi, con parálisis cerebral, y Anouk es increíble: casi puede palparse la emoción cuando se miran. Quizás sea difícil de imaginar la escena, pero que Gabi, que no habla, sea capaz de llamar a la perra por su nombre mientras casi se sale de su silla por la alegría de verla, es algo que hay que presenciar para entenderlo completamente.
La pequeña Shakira acompaña alegremente a los niños en silla sentándose sobre sus piernas para que la acaricien. El hecho de que los niños toquen al animal ya les relaja y estimula sus sentidos.
Es curioso ver desde un rincón estas relaciones, que siendo las más sencillas son las que a estos niños llegan con más intensidad. No requieren palabras, ni comprensión compleja, por algo parecido al instinto natural estas personas con la capacidad de comunicación mermada con otros humanos se acercan a los perros de manera especial, intangible e indescriptible. Porque todo es energía simbiótica.
Para estos niños, que lleguen Eva y sus perras al colegio supone un estímulo de felicidad incomparable. "El perro tiene la bondad, la fidelidad y la paciencia infinita con el niño que los humanos a veces no tenemos", declara Aurelia Carrillo, directora del centro. "Hemos visto resultados, sobre todo, en las alumnas con Rett", considerada una enfermedad rara, a veces confundida con la parálisis cerebral o el autismo. Estas niñas, cuenta Aurelia, tienen una estereotipia por la cual encogen las muñecas y las salivan compulsivamente. "Conseguir que estiren las manos para acariciar al perro es un logro impresionante. Eso lo hemos visto gracias a Eva".
Otro gran colectivo que se ve especialmente beneficiado por la terapia con perros de asistencia son los ancianos con alzheimer o demencia senil. Eva trabaja desde hace tres años con la residencia San Juan de Dios. Tania Martínez, la terapeuta del centro, tras haber realizado el curso en De los Guzmanes, es quien lleva ahora la sesiones con su perro Thor, bajo la supervisión de Eva. "Las personas mayores contactan con el centro enseguida".
En este caso sólo hay mujeres en la terapia, todas con algún grado de demencia. Es curioso ver cómo en los primeros minutos de la sesión las ancianas parecen algo ausentes y en el momento en el que reparan en la presencia de Thor andando por la sala, ellas le siguen con la mirada y lo llaman.
Este asistente becario, acompaña a su dueña en todas las actividades que realiza: sirve de apoyo en los juegos portando la mochila, interactúa con ellas y luce un disfraz para estimularlas. "La terapia con perros hace un trabajo muy completo: estimulación cognitiva, memoria, concentración o atención", explica Tania.
Existen diferencias entre esta sesión y la realizada con los niños de Asprogrades, pero la esencia y su objetivo son los mismos: Thor sirve de ayuda para la sesión que dirige Tania, pero al igual que Shakira y Anouk, tiene como cometido principal relacionarse con las personas y estimularlas de una manera que solamente los perros saben hacer.
"Estas mujeres, sobre todo, las que están en silla de ruedas, hacen el esfuerzo de extender el brazo para acariciar a Thor o coger algo de su mochila", cuenta la terapeuta del centro. Esta tarea, que trabaja su motricidad, no la harían de no ser por la presencia e impulso del perro.
"Se nota mucho en su actitud cuando se desarrollan las sesiones, las ancianas transmiten alegría. Las sacas de la rutina e incluso llegan a recordar que el miércoles es el día en el que llega el animal, cuando igual no pueden acordarse de otras cosas".

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