Los trasmallos instalados por los furtivos suponían un peligro para los eventuales bañistas
ANTONIO MANSILLA | GRANADA
El Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Granada ha intervenido en dos operaciones distintas un total de 800 metros de redes ilegales de pesca que localizó en la zona de playa del Altillo, en Almuñécar, y en el litoral de Albuñol.
En el caso de la localidad sexitana, el trasmallo, estaba a unos veinte metros de la orilla de la playa del Altillo. Además, los agentes se incautaron de un bote a remos, que pertenecía al pescador furtivo. La Guardia Civil identificó al sospechoso para denunciarlo.
Lo colocación de estas redes supone un peligro para eventuales bañistas.
En la otra operación, que se desarrolló en la zona de playa de Albuñol, los miembros del citado Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Granada retiraron del agua un total de tres trasmallos de unos 200 metros de longitud cada uno que también habían sido colocados por furtivos.
Los pescadores que actúan al margen de la ley suelen elegir el levante granadino para utilizar los trasmallos, ya que encuentran un paisaje quebrado, donde predominan los acantilados y las playas tranquilas y normalmente pequeñas, con pocos servicios, pero con mucha belleza natural, y a la vez poco frecuentadas.
Los tres trasmallos carecían de la preceptiva señalización reglamentaria, que permitiese o facilitara su localización, identificación y visualización, por lo que estaban poniendo en peligro la integridad física de los bañistas.
Además, la Guardia Civil del Mar, como es conocida popularmente la patrulla del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Granada, localizó e incautó una línea de ocho alcatruces colocados estratégicamente para la pesca o captura de pulpos. Las artes de pesca utilizadas por pescadores furtivos estaban a menos de cincuenta metros de las playas y acantilados granadinos, y estaban siendo utilizadas por furtivos.
Pulpos demasiado pequeños
Por otra parte, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil se incautaron en el puerto de Motril de un total de 42 kilogramos de pulpos que, dado su escaso tamaño, no deberían haber sido capturados.
Los guardias intervinieron el cargamento a los titulares de varias embarcaciones que llegaron al puerto motrileño, donde la carga fue inspeccionada y los agentes pudieron constatar que los pulpos en cuestión no tenían la talla ni el peso mínimo establecido en la ley de Pesca Marítima.
Los 42 kilos de cefalópodos fueron intervenidos por los guardias civiles del Seprona en cuatro actuaciones a personas distintas, y en los cuatro casos, el peso de cada pulpo capturado era menor de un kilo.
En consecuencia, los pescadores de pulpos fueron denunciados por una infracción administrativa contemplada en la Ley de Pesca Marítima.