El PP anuncia su intención de impugnar el acuerdo plenario, pues entiende que se han producido "ilegalidades" en la moción
ROSA FERNÁNDEZ ALBUÑOL
La portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Albuñol, María José Sánchez, regresa a la Alcaldía del municipio costero tras la aprobación de una moción de censura contra el popular Juan María Rivas, que gobernaba el municipio desde hacía 2 años y 9 meses. Los votos de los cinco concejales socialistas, con los de una edil de Convergencia Andaluza y el del independiente del Partido de La Rábita propiciaron sumar los votos necesarios para el cambio en la Alcaldía.
No obstante, el PP anunció su intención impugnar el acuerdo plenario, ya que entiende que no se ajustó a la legalidad. Así lo adelantó el vicesecretario del Partido Popular en la Costa Tropical, Nicolás Navarro, quien señaló que el pleno había estado presidido por "un tránsfuga" (refiriéndose al concejal Juan Rodríguez, quien abandonó Convergencia Andaluza hace unos meses para quedarse como no adscrito), y que había votado otra "tránsfuga", la concejal de CA que había firmado la moción de censura en contra de su grupo municipal, Purificación Fernández.
La primera en intervenir fue la líder de la oposición, María José Sánchez, quien reiteró los motivos de la iniciativa en la "absoluta paralización en la gestión" que, según señaló, sufre el municipio, y la actitud "autoritaria" del hasta ese momento regidor, "que se niega a dialogar con el resto de formaciones políticas para sacar al pueblo del callejón sin salida en el que está inmerso". Sánchez, considera "indispensable" esta moción, ante la necesidad de garantizar la gobernabilidad y la estabilidad en la gestión de un municipio "sumido en el letargo". A su juicio, "la democracia se acabó" en este ayuntamiento, ya que el alcalde "se niega a cumplir los acuerdos plenarios y gobierna a golpe de decretos de Alcaldía".
Tras ella, habló el alcalde saliente, Juan María Rivas, quien recordó a Purificación Fernández, concejal que firmó la moción, que fue ella quien le pidió en diciembre de 2012 "con lágrimas en los ojos" que no se fuera.
Rivas trajo a colación una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias para intentar frenar la moción de censura. Así, argumentó que como dice esta resolución judicial, "no es necesaria la expulsión de un partido político, simplemente la suspensión cautelar de militancia (situación en la que está Purificación Fernández) para exigir la mayoría prevista en la Ley Orgánica de Reforma de Régimen Electoral General (LOREG), con la modificación de 2011 sobre el pacto antitransfuguismo, por lo que pidió al secretario que hiciera constar que la falta de la mayoría cualificada de esta norma impedía que se votara esta moción de censura. En caso de que finalmente se votara -como así fue-, Rivas consideró que el artículo es claro y señala que "no son suficientes 7 votos sino 9, porque el presidente es tránsfuga y porque Purificación Fernández está suspendida de militancia, por lo que es necesario el apoyo de 9 votos".
El concejal independiente Nicolás Ayala denunció "el rechazo y la indiferencia del alcalde saliente" hacia ellos, a los que incluso llegó a "negar la palabra en los plenos" y alegó que el cambio en el equipo de Gobierno se hacía por "el bienestar de los vecinos". Y, por último, se comprometió a que "hay otras formas de hacer política".
Cuando el presidente Juan Rodríguez cedió la palabra a Purificación Fernández, surgió el incidente de la mañana, ya que Rivas, que interrumpió el turno, mantenía que la edil firmante de la moción no debía ejercer de portavoz de CA, sino que debería hablar su compañera María Martirio, por lo que pese a que ésta comenzó su discurso, Rodríguez le retiró el uso de la palabra a Martirio, momento en el que los cuatro ediles 'populares' y la edil de CA que no firmó la moción abandonaron el salón de plenos en señal de protesta y no llegaron a estar presentes en el momento de la votación.
Purificación Fernández reiteró los motivos de la moción y añadió que el alcalde había intentado "eliminar por todos los medios" su grupo político, "intentando convencer a gente de nuestro grupo para que se pasen al suyo con vista a las próximas elecciones municipales".
Emocionada, Fernández reprochó "la campaña antirrabiteña" llevada a cabo por Rivas. Ya como alcaldesa, Sánchez manifestó su intención de "gobernar en este tiempo que queda, bajo tres premisas fundamentales: la humildad, el respeto y el trabajo intenso. Estoy aquí para trabajar para mis vecinos, para intentar poner, aunque sea un pequeño, un ínfimo gramo de arena para mejorar la vida, en la medida de lo posible de mis vecinos".
Además, la actual regidora dijo que iba a intentar aprender de los errores del pasado y "en esta nueva oportunidad no volver a repetirlos".
Entre los principales proyectos que Sánchez pretende poner en marcha en el escaso año y 4 meses que restan hasta las elecciones, están los que "generen empleo y desarrollo y progreso en nuestro municipio". Asimismo, mencionó "impulsar la tan ansiada depuradora, retomar expedientes como el del castillo de La Rábita o la residencia de la tercera edad de Albuñol.
En otra moción de censura en 1995, IU y el concejal independiente de La Rábita sumaron votos para quitar la alcaldía de Albuñol en aquel entonces a José Sánchez , padre de María José Sánchez.
No obstante, el PP anunció su intención impugnar el acuerdo plenario, ya que entiende que no se ajustó a la legalidad. Así lo adelantó el vicesecretario del Partido Popular en la Costa Tropical, Nicolás Navarro, quien señaló que el pleno había estado presidido por "un tránsfuga" (refiriéndose al concejal Juan Rodríguez, quien abandonó Convergencia Andaluza hace unos meses para quedarse como no adscrito), y que había votado otra "tránsfuga", la concejal de CA que había firmado la moción de censura en contra de su grupo municipal, Purificación Fernández.
La primera en intervenir fue la líder de la oposición, María José Sánchez, quien reiteró los motivos de la iniciativa en la "absoluta paralización en la gestión" que, según señaló, sufre el municipio, y la actitud "autoritaria" del hasta ese momento regidor, "que se niega a dialogar con el resto de formaciones políticas para sacar al pueblo del callejón sin salida en el que está inmerso". Sánchez, considera "indispensable" esta moción, ante la necesidad de garantizar la gobernabilidad y la estabilidad en la gestión de un municipio "sumido en el letargo". A su juicio, "la democracia se acabó" en este ayuntamiento, ya que el alcalde "se niega a cumplir los acuerdos plenarios y gobierna a golpe de decretos de Alcaldía".
Tras ella, habló el alcalde saliente, Juan María Rivas, quien recordó a Purificación Fernández, concejal que firmó la moción, que fue ella quien le pidió en diciembre de 2012 "con lágrimas en los ojos" que no se fuera.
Rivas trajo a colación una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias para intentar frenar la moción de censura. Así, argumentó que como dice esta resolución judicial, "no es necesaria la expulsión de un partido político, simplemente la suspensión cautelar de militancia (situación en la que está Purificación Fernández) para exigir la mayoría prevista en la Ley Orgánica de Reforma de Régimen Electoral General (LOREG), con la modificación de 2011 sobre el pacto antitransfuguismo, por lo que pidió al secretario que hiciera constar que la falta de la mayoría cualificada de esta norma impedía que se votara esta moción de censura. En caso de que finalmente se votara -como así fue-, Rivas consideró que el artículo es claro y señala que "no son suficientes 7 votos sino 9, porque el presidente es tránsfuga y porque Purificación Fernández está suspendida de militancia, por lo que es necesario el apoyo de 9 votos".
El concejal independiente Nicolás Ayala denunció "el rechazo y la indiferencia del alcalde saliente" hacia ellos, a los que incluso llegó a "negar la palabra en los plenos" y alegó que el cambio en el equipo de Gobierno se hacía por "el bienestar de los vecinos". Y, por último, se comprometió a que "hay otras formas de hacer política".
Cuando el presidente Juan Rodríguez cedió la palabra a Purificación Fernández, surgió el incidente de la mañana, ya que Rivas, que interrumpió el turno, mantenía que la edil firmante de la moción no debía ejercer de portavoz de CA, sino que debería hablar su compañera María Martirio, por lo que pese a que ésta comenzó su discurso, Rodríguez le retiró el uso de la palabra a Martirio, momento en el que los cuatro ediles 'populares' y la edil de CA que no firmó la moción abandonaron el salón de plenos en señal de protesta y no llegaron a estar presentes en el momento de la votación.
Purificación Fernández reiteró los motivos de la moción y añadió que el alcalde había intentado "eliminar por todos los medios" su grupo político, "intentando convencer a gente de nuestro grupo para que se pasen al suyo con vista a las próximas elecciones municipales".
Emocionada, Fernández reprochó "la campaña antirrabiteña" llevada a cabo por Rivas. Ya como alcaldesa, Sánchez manifestó su intención de "gobernar en este tiempo que queda, bajo tres premisas fundamentales: la humildad, el respeto y el trabajo intenso. Estoy aquí para trabajar para mis vecinos, para intentar poner, aunque sea un pequeño, un ínfimo gramo de arena para mejorar la vida, en la medida de lo posible de mis vecinos".
Además, la actual regidora dijo que iba a intentar aprender de los errores del pasado y "en esta nueva oportunidad no volver a repetirlos".
Entre los principales proyectos que Sánchez pretende poner en marcha en el escaso año y 4 meses que restan hasta las elecciones, están los que "generen empleo y desarrollo y progreso en nuestro municipio". Asimismo, mencionó "impulsar la tan ansiada depuradora, retomar expedientes como el del castillo de La Rábita o la residencia de la tercera edad de Albuñol.
En otra moción de censura en 1995, IU y el concejal independiente de La Rábita sumaron votos para quitar la alcaldía de Albuñol en aquel entonces a José Sánchez , padre de María José Sánchez.
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