La historia del rock granadino comenzó con el primer disco del cantante, publicado en 1962
ENIQUE NOVI GRANADA
Cuando el pasado 28 de febrero Miguel Ríos recogió el título de Hijo Predilecto de Andalucía, no se limitó a pronunciar un discurso protocolario de agradecimiento sino que aprovechó la ocasión para denunciar los abusos del poder y dar relevancia a las injusticias que provocan sus decisiones, el déficit democrático y la recesión moral e intelectual a la que nos conducen irremisiblemente ciertas políticas, dejando constancia, una vez más, del compromiso social que siempre ha mantenido en paralelo a su carrera como cantante. No es una postura impostada ni sobrevenida. Algunos meses después del intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, una revista de tirada nacional publicó una relación de nombres que, divididos por provincias, circulaba a modo de lista negra con aquellos que debían ser eliminados en primera instancia por los que pretendían limpiar España de comunistas y de antipatriotas; de maleantes y de indeseables.
Para el corazón inocente del firmante, por entonces apenas un adolescente, casi ninguno de aquellos nombres, en su mayoría cargos políticos de izquierdas, le decía demasiado, pero sí supuso un vuelco leer el de Miguel Ríos entre ellos. Y el convencimiento absoluto de que nunca se está alerta de más contra la sinrazón.
Miguel Ríos no solo ha sido el pionero del rock granadino, tan admirado fuera como ninguneado dentro, sino que ha sido pionero del rock español y en español por todo el mundo, y hasta ahora, cincuenta años después del inicio de su carrera, aún puede mirar de frente y por derecho tanto a los que empezaron con él, como a los que apenas comenzaban a juntar notas ya en el presente siglo. Desde que con quince años se presentara al concurso Cenicienta 60 con el tema You Are My Destiny de Paul Anka, que tenía lugar en Radio Granada, donde acompañaba al piano un tal Maestro Novi, hasta que esta mañana salga al escenario acompañado por Niños Mutantes en el concierto En Granada Es Posible, todos sus pasos, unos con mayor y otros con menor acierto, han estado guiados por un compromiso, artístico, político y humano intachable. Y la mayor parte de ellos han servido para abrir nuevos senderos por los que han transitado, tras él, otros muchos músicos, ejerciendo la labor del pionero que siempre fue.
Lo fue desde sus primeros ep's, cuando se convirtió, como Mike Ríos, en uno de los más precoces adaptadores del rock norteamericano fuera de los Estados Unidos, con versiones del Bonnie Moronie de Larry Williams, The Locomotion que popularizara Little Eva, la canguro de Gerry Goffin y Carloe King o El Twist de Hank Ballard. Con Los Matinales del Price, unas de las primeras galas de música joven celebradas en España, y con sus primeros grandes éxitos con Hispavox, El Río y Vuelvo a Granada. Por supuesto también fue pionero adaptando obras clásicas como hizo con su Himno a la Alegría en plena efervescencia del rock sinfónico, y con sus siguientes pasos, los Conciertos de Rock y Amor, que prácticamente inauguraron los discos en directo en España. Lo fue también emulando en su cara más dolorosa a sus ídolos foráneos, como cuando fue encarcelado, aún en tiempos del dictador, por posesión de marihuana. Lo fue de las planteamientos ecologistas con La Huerta Atómica e incluso del acercamiento del rock a lo andaluz con su siguiente álbum, Al-Andalus. Y por supuesto, lo fue con Rock and Ríos y con El Rock de una Noche de Verano, cuyas giras contribuyeron como ninguna otra hasta entonces, a elevar el nivel de profesionalización de la música en directo en España, elevándolas al nivel de los artistas internacionales. Igualmente lo fue llevando la historia del rock a la televisión con el programa Qué Noche la de Aquel Año, y después grabando un álbum con una big band…
Así podríamos seguir hasta el día de hoy, cuando después de haber colaborado con la mayor parte de los grandes nombres del rock y del pop en español, aún se presta movido por la pasión a hacer pequeñas colaboraciones en proyectos más humildes con sus paisanos, como el que grabó en homenaje a Los Ángeles junto a Antonio Arias, o el que podremos disfrutar mañana en el Palacio de Deportes de Granada. Porque todo es posible en Granada, y más cuando está involucrado el pionero del rock y del compromiso, el hombre más galardonado que ha dado el género, Miguel Ríos.
Para el corazón inocente del firmante, por entonces apenas un adolescente, casi ninguno de aquellos nombres, en su mayoría cargos políticos de izquierdas, le decía demasiado, pero sí supuso un vuelco leer el de Miguel Ríos entre ellos. Y el convencimiento absoluto de que nunca se está alerta de más contra la sinrazón.
Miguel Ríos no solo ha sido el pionero del rock granadino, tan admirado fuera como ninguneado dentro, sino que ha sido pionero del rock español y en español por todo el mundo, y hasta ahora, cincuenta años después del inicio de su carrera, aún puede mirar de frente y por derecho tanto a los que empezaron con él, como a los que apenas comenzaban a juntar notas ya en el presente siglo. Desde que con quince años se presentara al concurso Cenicienta 60 con el tema You Are My Destiny de Paul Anka, que tenía lugar en Radio Granada, donde acompañaba al piano un tal Maestro Novi, hasta que esta mañana salga al escenario acompañado por Niños Mutantes en el concierto En Granada Es Posible, todos sus pasos, unos con mayor y otros con menor acierto, han estado guiados por un compromiso, artístico, político y humano intachable. Y la mayor parte de ellos han servido para abrir nuevos senderos por los que han transitado, tras él, otros muchos músicos, ejerciendo la labor del pionero que siempre fue.
Lo fue desde sus primeros ep's, cuando se convirtió, como Mike Ríos, en uno de los más precoces adaptadores del rock norteamericano fuera de los Estados Unidos, con versiones del Bonnie Moronie de Larry Williams, The Locomotion que popularizara Little Eva, la canguro de Gerry Goffin y Carloe King o El Twist de Hank Ballard. Con Los Matinales del Price, unas de las primeras galas de música joven celebradas en España, y con sus primeros grandes éxitos con Hispavox, El Río y Vuelvo a Granada. Por supuesto también fue pionero adaptando obras clásicas como hizo con su Himno a la Alegría en plena efervescencia del rock sinfónico, y con sus siguientes pasos, los Conciertos de Rock y Amor, que prácticamente inauguraron los discos en directo en España. Lo fue también emulando en su cara más dolorosa a sus ídolos foráneos, como cuando fue encarcelado, aún en tiempos del dictador, por posesión de marihuana. Lo fue de las planteamientos ecologistas con La Huerta Atómica e incluso del acercamiento del rock a lo andaluz con su siguiente álbum, Al-Andalus. Y por supuesto, lo fue con Rock and Ríos y con El Rock de una Noche de Verano, cuyas giras contribuyeron como ninguna otra hasta entonces, a elevar el nivel de profesionalización de la música en directo en España, elevándolas al nivel de los artistas internacionales. Igualmente lo fue llevando la historia del rock a la televisión con el programa Qué Noche la de Aquel Año, y después grabando un álbum con una big band…
Así podríamos seguir hasta el día de hoy, cuando después de haber colaborado con la mayor parte de los grandes nombres del rock y del pop en español, aún se presta movido por la pasión a hacer pequeñas colaboraciones en proyectos más humildes con sus paisanos, como el que grabó en homenaje a Los Ángeles junto a Antonio Arias, o el que podremos disfrutar mañana en el Palacio de Deportes de Granada. Porque todo es posible en Granada, y más cuando está involucrado el pionero del rock y del compromiso, el hombre más galardonado que ha dado el género, Miguel Ríos.
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