El nuevo reglamento les exige que se peguen al muro del paseo y en el caso de Poniente habría que demoler y construir de nuevo
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LAURA UBAGO | MOTRIL
El muro del paseo de Poniente está a unos diez metros de los chiringuitos. :: JAVIER MARTÍN
Mientras que el sector de los chiringuitos celebra la llegada de la nueva Ley de Costas, los establecimientos de la playa de Motril -Poniente- se enfrentan a una situación delicada que podría acabar con la demolición de los establecimientos playeros.
El artículo 69 del nuevo reglamento de la Ley -que está en periodo de exposición pública- establece, en pocas palabras, que los chiringuitos deben estar situados junto a los muros de los paseos marítimos. En Salobreña o en Almuñécar esa es su posición y no habría problema, pero por la especial fisonomía de la playa motrileña -con un tamaño inmenso y peculiar- los chiringuitos no están junto al paseo, es más, entre el muro y los establecimientos hay tanto espacio que hasta hay un 'vial' para que los coches recorran la playa.
Así, con la ley en la mano, si el reglamento se aprueba así y nadie lo remedia, habría que demoler los ocho chiringuitos de la playa de Poniente y retranquearlos bastantes metros hacia atrás, es decir, construirlos de nuevo.
El presidente de la asociación de chiringuitos de la Costa Tropical, Francisco Trujillo, analiza esta amenaza como «dramática» y asegura que los chiringuiteros no podrían hacer frente, con las circunstancias actuales, a las fuertes inversiones que sería tirar los chiringuitos y levantarlos de nuevo, entre diez y trece metros atrás. «Tenemos que luchar unidos, con el apoyo del Ayuntamiento de Motril para que no haya que derribar los establecimientos», apuntó Trujillo.
Para los chiringuitos de Motril la situación no es nueva. En 2010, el Gobierno advirtió que cumpliría a rajatabla la Ley de Costas y que pegaría los establecimientos playeros al muro de ribera. Después esa amenaza se disipó y ahora vuelve con fuerza ya que las concesiones se otorgarían adaptando los chiringuitos al nuevo reglamento.
«Tener que tirar los chiringuitos y volverlos a construir sería un gran perjuicio para los chiringuiteros y una manera de ahogarlos», subrayó Trujillo que solicitó el apoyo de las administraciones ya que esa obra, en total, costaría alrededor de un millón y medio de euros. «Estamos muy preocupados: sería la puntilla a un sector afectado por la crisis», resalta el presidente de los chiringuiteros.
Años y metros
El presidente de los chiringuiteros del litoral granadino subrayó que, por los demás, están muy contentos y satisfechos con la nueva Ley y el renovado reglamento que establece hasta 30 años el periodo de las concesiones.
En cuanto a los metros de ocupación, Francisco Trujillo, expresa que el aumento de espacio no es significativo pero que sí lo es las «garantías jurídicas» que les aporta la nueva Ley, que les da tranquilidad y que disipa el fantasma de las multas constantes.
Trujillo explica que, con el nuevo reglamento, los chiringuiteros pueden disponer siempre que quieran del espacio «sin tener que pedir autorizaciones temporales» por ejemplo, como la que se pedía para los espetos y que a veces no llegaba y terminaba en sanciones.
«Estamos muy contentos con la nueva Ley porque nos da tranquilidad pero preocupados por la situación de Motril», apunta el presidente de los chiringuiteros que aclara que las concesiones de los establecimientos se solicitarán conforme a la renovada normativa que presenta ventajas con respecto a la antigua. Los chiringuitos llevan años luchando por renovar 'sus papeles' y estar tranquilos en la arena.
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