El paraje de Aguas Calientes de Santa Fe acoge este fin de semana la celebración hippie de la entrada de la nueva estación Este año parece que la asistencia está bajando
S. Vallejo granadaContentos pero un poco melancólicos de lo que fue y parece que se está perdiendo poco a poco. Así se mostraron ayer la mayoría de los participantes -fundamentalmente los veteranos- en la Fiesta del Dragón, que desde hace unos días se celebra en Santa Fe y que congrega a cientos de personas a la espera de que este fin de semana se alcance el lleno con varios miles de asistentes. Con todo, la fiesta parece estar más relajada y con menos afluencia que otros años.
Ayer por la mañana ya había puestos instalados, tiendas de campaña y caravanas pero se espera que sigan llegando. Porque no hay límite de días. Ni de llegada ni de salida. La filosofía es hasta que el cuerpo aguante.
Un veterano en esta fiesta es Aitor 'El Teta', que desde el miércoles está en este espacio de la vega santaferina procedente de Madrid. Junto a un grupo de amigos son veteranos de la fiesta, a la que acuden desde hace unos años. Esta ocasión de forma diferente ya que han decidido montar su propio espacio con bebidas y la venta de ropa y artesanía para "acoger" a sus amigos. "Lo que queremos demostrar es la autogestión, que se puede disfrutar invirtiendo poco y sin los límites del sistema", explicó ayer mientras terminaban de montar su espacio. Aitor defiende la existencia y permanencia de esta fiesta, que reconoce que "es muy criticada porque es una opción contra las imposiciones del sistema". Con todo, es de los que reconoce que cuando la fiesta se celebrara en Órgiva estaba mejor porque se convivía en el pueblo, había más actividades y más puestos de los que denominan "autogestión".
Un poco más abajo, junto a una de las zonas de música, 'la Gitanilla' expone sus productos. Junto a una amiga han puesto a la venta ropa de segunda mano, bisutería, camisetas, ligueros y hasta ropa infantil. Ella lleva tres años acudiendo a la fiesta desde Extremadura.
El más antiguo es Alejandro, conocido como Álex el de los Cigarrones. Lleva acudiendo a la Fiesta del Dragón 17 años. "Fui a la primera y no he faltado. Pero ahora hay mucha diferencia con la de Órgiva, donde había mucha más gente, espectáculos y se convivía más, era más familiar", reconoce con pesar. Granadino pero durante 30 años residente en Inglaterra, vive en Órgiva, a donde se irá el lunes.
Álex ha montado este año una gran carpa, de las de más capacidad de todo el recinto, donde espera poner la nota musical a la fiesta.
Justo al lado, Roque es el encargado de suministrar la alimentación. Es de los pocos puestos con oferta de comida tipo hamburguesas, perritos calientes, patatas fritas, pizzas. Todo entre 1 y 3,50 euros. En su caravana, este argentino reclama más dotación de servicios a la fiesta "ya que el dueño del terreno nos autoriza y la gente deja dinero en el pueblo".
Ya un poco más retirado de la calle central de la fiesta encontramos a Alfonso, que con sus tres amigos monta la tienda de campaña para pasar un fin de semana de fiesta. Lleva unos 13 años acudiendo también desde que se hacía en Órgiva y no desaprovecha la ocasión para hacer la misma reivindicación: antes era más una fiesta hippie y ahora está tendiendo a otros estilos y ambientes, pero sus ganas de diversión suplen ese matiz y acuden dispuestos a pasar un buen rato entre amigos.
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