miércoles, 9 de agosto de 2017

10 cosas que hacíamos en los 90 y ahora no elhuffingtonpost

La moda de los 90 ha experimentado un revival en los últimos años: que si los chokers, que si los vaqueros altos de MADRE, que si los crop tops... No obstante, hay cosas de esa década que ya pertenecen al pasado y que seguramente no volverán :( Estos son 10 ejemplos:
1) Laaaaargas llamadas de teléfono con el fijo.
Hubo una época en la que no teníamos teléfono móvil (bueno, la mayor parte de la gente no tenía), así que cuando querías hablar con alguien, le llamabas al teléfono de casa. Como los teléfonos iban con su característico cable enrollado, te obligaban a quedarte pegado, y si el aparato estaba en una sala pública (como el salón), lo pasabas regular tratando de que tu familia no se enterara de lo que cuchicheabas con tu mejor amigo. La juventud de hoy en día nunca entenderá el mal trago que tenías que pasar al llamar a un ligue sabiendo que podía coger el teléfono su padre o su hermano mayor. Pese a todo, esas llamadas de teléfono eternas para hablar de nada en especial con tus compañeros eran LO MEJOR.
2) Solicitar un puesto de trabajo en persona.
Actualmente todo se hace online, mientras que hace 20 años ibas hasta la empresa o la tienda que te interesaba para entregar en mano tu currículum. Si trataras de hacerlo hoy, seguro que en la mayoría de los sitios te dirían que la solicitud de puestos vacantes se hace por internet, así que no tiene mucho sentido probar a hacerlo a la manera tradicional.
3) Usar la guía telefónica.
Por aquel entonces confiábamos en los ejemplares de Páginas Amarillas para buscar un número de teléfono, pero en la era de Google ya no se necesitan. Dicho esto, cabe señalar que estas guías siguen existiendo, pero ahora son mucho más pequeñas.
4) Utilizar cámaras de usar y tirar.
Ahora pueden verse en las mesas de una boda para que los invitados se hagan fotos tiernas con los novios, pero en los 90 su función era otra. Estas cámaras eran ideales para una excursión. Qué emocionante era ir a revelar las fotos... y qué decepción cuando, por algún fallo, la mitad salía en blanco.
5) Irse de vacaciones y perder el contacto con la gente.
Antes nadie podía contactar contigo en las dos semanas que te ibas de viaje. Desde el momento en que cogías un taxi para ir al aeropuerto, pasabas a un estado ilocalizable. Qué felicidad. Te sentías a un millón de kilómetros independientemente del lugar al que te hubieras ido. Y no sólo eso: los que nos quedábamos en casa no teníamos que aguantar las fotos de TUS vacaciones en las redes sociales.
6) Usar una cabina telefónica.
Antes había cabinas por todas partes y era el único punto de contacto si estabas fuera de casa y necesitabas llamar a alguien en caso de emergencia. Bastaba con llevar un par de monedas en el bolsillo. Hoy en día encontrar una cabina por la calle es como cruzarse con una antigüedad rarísima.
7) Memorizar números de teléfono.
Va en línea con el punto anterior. Antes tenías que saberte de memoria el número de teléfono de la gente, y además no te costaba nada. Lo tenías ahí almacenado en tu cabeza sin ningún problema, pero con el móvil la mayoría de las personas ni siquiera se sabe el número de su pareja, por no hablar del número del médico o de su tía abuela.
8) Ir a una biblioteca para documentarte.
Gracias a internet puedes investigar lo que necesites saber para tus proyectos, pero en los 90 te tocaba visitar la biblioteca y documentarte durante horas (además de pedir ayuda a un familiar conocedor del tema).
9) Alquilar películas en un videoclub.
Antes de que llegaran Netflix y Filmin a nuestras vidas, tenías que acudir a un videoclub a ver los últimos estrenos, que, por cierto, tardaban siglos en salir... Además, si no devolvías el vídeo a tiempo, te tocaba pagar una multa. En mi opinión, una parte de la emoción de ver la película era el hecho de ir a la tienda y cogerla. ¡Pero qué molesto era cuando el anterior usuario no había rebobinado la cinta!
10) Grabar el programa de Los40 en una cinta de cassette.
Y asegurarte de pulsar el botón de pausa antes de que el DJ empezara a hablar... ¡Ay, demasiado tarde!

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