No deberíamos plantear un modelo de desarrollo para el Puerto de la Ragua basado en la nieve, un recurso en claro retroceso en las últimas décadas. Frente a la magnificación de un evento puntual en el invierno de 2015, lo sensato sería plantear la diversificación de actividades, en el marco del valor añadido que conlleva estar en un Parque Nacional
IDEAL | GRANADA
Vista parcial del Puerto de la Ragua. :: IDEAL
En relación con la realización de las pruebas de esquí de fondo y biathlón en el Puerto de la Ragua, con motivo de la Universiada 2015, los abajo firmantes, profesores e investigadores de las universidades de Granada y Almería, y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, quieren exponer las siguientes consideraciones:
La declaración de Sierra Nevada como Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1986 y posteriormente como Parque Natural (1989) y Parque Nacional (1999), es el producto del consenso y la madurez del conjunto de la sociedad. En consecuencia, las administraciones públicas son depositarias de un compromiso ineludible con los ciudadanos: mantener la gestión racional y la integridad ecológica de un territorio que alberga valores universales y generar servicios ambientales esenciales para el bienestar de los ciudadanos.
La normativa ambiental se puede interpretar pero nunca incumplir. Respetarla forma parte de los mecanismos que regulan nuestra convivencia. Los parques nacionales se rigen mediante los documentos que desarrollan la legislación estatal, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Uso y gestión (PRUG). Ambas normas, informadas favorablemente y por unanimidad en 2008 por el Consejo de Participación del Parque Nacional de Sierra Nevada, un órgano colegiado en el participan todos los sectores de la sociedad civil con intereses legítimos en el espacio protegido, fueron aprobadas por la Junta de Andalucía en 2011. En virtud del consenso social que representan tales documentos, el proyecto de Universiada, o cualquier otro que pudiera realizarse, debería ser absolutamente respetuoso con ellos.
En la sociedad del conocimiento, las evidencias científicas han de ser consideradas en la planificación de este y otros proyectos. Para el Puerto de la Ragua esto es particularmente relevante, el conocimiento científico acumulado no deja margen de duda sobre los efectos del cambio climático en el macizo nevadense. Como se manifestó en la 5ª Conferencia Mundial sobre Deporte y Medio Ambiente organizada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) en 2003, estos efectos deben ser explícitamente tenidos en cuenta en cualquier desarrollo asociado al turismo de invierno.
Nieve ocasional
Con los datos disponibles es arriesgado plantear un modelo de futuro basado en un recurso imprevisible en su aparición y escaso en su duración. Por su altitud y emplazamiento en el sector oriental de la Sierra, la nieve en La Ragua es ocasional y está en claro retroceso en las últimas décadas: 1) Entre 2000 y 2011 se redujo el período nival en unos 50 días, como consecuencia del adelanto de la última fecha con nieve. 2) Entre 1950 y 2003, la temperatura registrada en la estación de Láujar-Cerecillo, próxima al Puerto, muestra un incremento de 0.6°C por década en los meses de invierno. 3) Desde 2008 a 2011, el número de días con presencia de nieve descendió en La Ragua un 50%, y de éstos, tan sólo un pequeño porcentaje mostró la cantidad y calidad necesaria para la práctica del deporte. De hecho, este invierno pasado, excepcional por la magnitud del manto blanco en la Sierra, sus pistas de esquí de fondo solo estuvieron abiertas al uso 10 días. 5) Además, la producción de nieve artificial no es una garantía por las fluctuaciones en el régimen de temperaturas, el incremento de la lluvia en pleno invierno y, consecuentemente, el incremento en los ciclos de fusión.
Las tendencias climáticas registradas concuerdan con los cambios observados en ecosistemas y especies. Algunos ejemplos son: 1) En la última década, la procesionaria del pino ha ascendido en altitud como consecuencia del incremento de las temperaturas de la zona. 2) La temperatura de los ríos subió 2ºC, provocando la expansión de especies de tramos medios hacia áreas de cabecera. 3) Durante 2001-2008 descendió el número de especies de plantas en parcelas establecidas para el seguimiento de la biodiversidad de altas cumbres, debido a la disminución de la disponibilidad de agua. 4) Asociado al incremento de las temperaturas, en las últimas dos décadas se observa una tendencia hacia el acortamiento de la temporada de floración en plantas de alta montaña y un incremento en el período de actividad anual de algunos reptiles.
Expectativas
Las expectativas futuras tampoco son muy halagüeñas. Las proyecciones climáticas para la Cuenca Mediterránea auguran un incremento de la aridez junto al aumento de las temperaturas. En Sierra Nevada y en relación a 1960-1990 se espera que la precipitación media anual se reduzca en las próximas décadas un 2%, y que la temperatura media anual aumente algo más de 1 ºC.
Frente a la magnificación de un evento puntual en el invierno de 2015, parece más sensato considerar los beneficios que puede aportar La Ragua de forma continuada para las generaciones actuales y futuras. Para ello, es esencial abordar iniciativas basadas en el uso sostenible de los ecosistemas. El desarrollo del Puerto debe pasar por la desestacionalización, la diversificación de actividades, y la consolidación de una estación de montaña de ciclo anual vinculada a la calidad, la diferenciación, la sostenibilidad y el valor añadido que conlleva estar en un Parque Nacional. Tras más de dos décadas de protección, ahora sabemos que bajo esta perspectiva, el progreso de los municipios es real. Un reciente estudio muestra que el 21,3% de la Renta Familiar Neta Disponible media por habitante y el 18,5 % del empleo generado en los municipios de Sierra Nevada son directamente atribuibles a la existencia de los Parques Natural y Nacional. Además, las infraestructuras y servicios ya existentes en La Ragua, mejoradas y bien gestionadas, constituyen una magnífica plataforma para el desarrollo de la zona.
La alta montaña ofrece importantes servicios ambientales que representan el marco en el que adaptarnos al cambio climático y avanzar hacia la sostenibilidad, tal y como ha sido indicado por la ONU desde 2001 en sus estudios para alcanzar los objetivos del milenio. Por ejemplo, la concesión de la Carta Europea del Turismo Sostenible al Espacio Natural de Sierra Nevada, representa el reconocimiento de este espacio en la promoción del turismo sostenible. Esta acreditación obliga a la sociedad a explorar este y otros caminos para contribuir al bienestar de los habitantes del entorno de la Ragua.
El uso sostenible y disfrute público de la naturaleza y su protección no solo no son excluyentes sino altamente dependientes. Por ello, los Espacios Protegidos, particularmente los Parques Nacionales, son un activo de incalculable valor para la sociedad en un planeta cada vez más degradado. En La Ragua, la nieve solo puede ser un complemento a otras iniciativas con mayor proyección y seguridad en la inversión, pero no la protagonista del desarrollo. Progresar sobre la base de un recurso impredecible en su aparición y escaso en su duración, tal y como lo demuestran los datos científicos, con la expectativa magnificada de un evento puntual, puede alimentar aún mas nuestra frustración e indignación. En plena crisis económica, todos estamos mucho más interesados en una buena planificación de la inversión pública que evite el despilfarro en obras infrautilizadas. Proyectos de este tipo comprometen nuestro desarrollo y el de las próximas generaciones. En el futuro de La Ragua, queramos o no, prevalecen, frente a los blancos, los tonos en verde. Actuemos en consecuencia.
Javier Cabello Píñar (Dpto. Biología y Geología UAL), Hermelindo Castro Nogueira (Dpto. Biología y Geología UAL), Manuel Titos Martínez (Dpto. Historia Contemporánea UGR), Francisco Valera Hernández (EEZA CSIC), Regino Zamora Rodríguez (Dpto. Ecología UGR) y 99 adhesiones más.
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