El viernes comienza la 62 edición con la Orquesta Nacional de Francia en el Palacio de Carlos V. Para este año ha conseguido aumentar el dinero de los patrocinios hasta llegar a los 580.000 euros.
G. CAPPA GRANADA Diego Martínez, ayer, en el Corral del Carbón, sede del Festival de Música y Danza.
Diego Martínez (Úbeda, 1963) ya se ha despedido de su familia hasta el próximo 12 de julio, fecha en la que termina la 62 edición del Festival de Música y Danza con un concierto de Paco de Lucía en el Generalife. Acabar con el flamenco y no con el tradicional concierto sinfónico en el Palacio de Carlos V no es la única novedad del primer programa del que es cien por cien responsable. Pese a la reducción de 500.000 euros en las ayudas públicas, el presupuesto del Festival sólo ha menguado en 100.000 euros, entre otras cosas porque en taquilla ya se han recaudado cerca de 800.000 euros y los patrocinios privados superan los 580.000 euros.
-El año pasado se encontró con el programa ya cerrado por el anterior director y emplazaba a esta edición para valorar su trabajo al frente de la edición. ¿En qué se nota el 'sello Martínez'?
-En una línea de trabajo y de impulso a una nueva etapa que busca seguir con la premisa de la calidad, de ampliar el Festival con nuevas fórmulas de trabajo. Y el dato que creo que nos refrenda es que, a día de hoy [por ayer] ya se han vendido el 92,5% de las entradas . El sello es el trabajo, la búsqueda de aliados, de vivir y estar presente en la vida cultural de la provincia. El director del Festival tiene que estar presente en la vida cultural de una ciudad como Granada, algo que está claro que me quita muchos momentos de vida familiar.
-Defendía usted que para saber que la Filarmónica de Berlín es una gran formación no hace falta viajar a Alemania. Aún así, ¿qué viajes ha tenido que hacer durante este año de manera inexcusable para cerrar la programación?
-He viajado muchas veces a Sevilla y Madrid porque hay dos administraciones que forman parte del Festival y que tienen su sede en estas ciudades, la Junta y el Ministerio de Cultura. Lo que tenemos que comprobar sobre el terreno son los espectáculos que no tienen nada que ver con lo sinfónico o los conciertos, son los montajes de otras producciones para ver el encaje que pueden tener en espacios tan inusuales como el Generalife y ver cómo se podrían adaptar. Yo he salido muy poco, han sido los técnicos del Festival los que han hecho este trabajo.
-Dice que ya han vendido el 92,5% de las entradas, lo que implica más de 24.000 localidades.
-Si miramos en nuestro entorno comprobamos que la gran mayoría de festivales han bajado el número de espectadores. Es verdad que nosotros no tenemos aplicación de IVA en las entradas desde hace muchos años, el Festival está exento porque en su momento se hicieron bien las cosas. De no ser así hubiese sido una contrariedad muy grande cargar las entradas con un 21% de IVA, pero hay que tener en cuenta que, por ejemplo, un partido de fútbol televisado es un contrincante nuestro a la hora de captar público, pero eso no ha mermado la asistencia. El gran jurado de un festival es el público, es el que te indica lo que interesa y lo que no, y con la crisis se busca y se selecciona muy bien lo que interesa. Y en este contexto el festival está mostrando su fortaleza.
-Para esta edición abundan los nombres de artistas mundialmente conocidos, caso de Michael Nyman, Eschenbach o Paco de Lucía. ¿Además de la calidad hay que ser 'efectista' a la hora de cerrar un programa?
-Estos grandes nombres corresponden a grandísimos artistas y la historia del Festival de Granada ha sido la historia de la música de nuestro país, todos los grandes han tenido que pasar por aquí, además de los que quieren ser grandes. Estamos en esa idea, el año que viene, además de grandes nombres, tendremos proyectos muy interesante. Estamos en esa idea de tener una baraja de grandes nombres que contribuyan a difundir el proyecto.
-Con Michael Nyman en el Patio de los Arrayanes surge un problema: por un lado se revitaliza este escenario y, por otro, de no ser porque la gente de la música clásica es civilizada, habría 'navajazos' por una entrada.
-El espacio de los Arrayanes merece un tratamiento especial, buscamos momentos extraordinarios que se vivan con intensidad. Este concierto de Michael Nyman estrenando obra en los Arrayanes será uno de esos momentos que se recordarán dentro de unos años.
-¿No podría grabarse este concierto para inmortalizar este momento?
-Claro que los hemos intentado, pero hay asuntos de por medio con las discográficas, al final no ha podido ser. Grandísimos artistas han tocado en su momento en los Arrayanes, incluso con menos aforo. Este año he querido que hubiese guitarra y para eso está David Russell, sin duda uno de los grandes. También queríamos llevar flamenco y ahí está la propuesta de José Mercé, un concierto que va a ser más íntimo. Y por último tenemos piano con Michael Nyman.
-El ballet ya no se concentra en una misma semana y todas las propuestas están más difuminadas, sin bloques claros.
-Todo está muy determinado por los espacios que se utilizan. Sabemos que si una noche tenemos un Carlos V al día siguiente no podemos programar nada ahí si el espectáculo necesita un ensayo previo, por lo que hay que trasladarse a los Arrayanes o el Generalife. Pero en los Arrayanes, que es un espacio reducido, buscamos programar entre semana, un lunes o un martes. Los fines de semana hay que buscar los espacios más grandes. Si esto fuera un teatro no habría problema porque los ensayos pueden ser por la mañana. Aquí no, los ensayos sólo pueden ser por la noche, estamos en la Alhambra y esto no se puede conjugar con las visitas de los turistas, por ejemplo. Este festival es peculiar en su estructura.
-¿Hay ensayos a las 12 de la noche?
-¿Cúando iluminas un espectáculo flamenco? Está claro que este trabajo no se puede hacer de día, y si hay una actuación de una orquesta en el Palacio de Carlos V no puedes meter un altavoz para un ensayo en el Generalife porque los sonidos se mezclan, por lo que el ensayo y la iluminación tienen que ser cuando termine el espectáculo del día.
-Esta edición se cierra con Paco de Lucía en el Generalife. ¿Es algo puntual por la celebración del Milenio y el año que viene se volverá al formato de orquesta en el Carlos V para cerrar el Festival?
-Este año se ha hecho así por la celebración del Milenio y por la significación de Granada en la historia del flamenco. Yo quería reflejar eso y el público lo ha comprendido muy bien porque de los cinco espectáculos tres tienen ya las entradas agotadas y los otros lo harán en los próximos días. ¿El año que viene? Ya veremos porque hay que ver cómo se estructurará el Festival, hay que tener en cuenta que el Corpus es el 19 de junio, un problema porque el 20 tenemos que inaugurar nosotros, lo que va a determinar el devenir del Festival de 2014.
-Las instituciones han reducido sus aportaciones en 500.000 euros pero el Festival sólo ha reducido su presupuesto en 100.000 euros y se queda en 3.190.000. ¿Cómo explica estos datos?
-Esos 500.000 euros menos los hemos complementado con mayores ingresos, recaudamos más que el año pasado; más patrocinios y con nuestros propios fondos, porque en los últimos años hemos tenido superávit y hemos empleado parte de este dinero para que la bajada de presupuesto no repercutiese en la calidad. Claro, hay que procurar que no sigan bajando las aportaciones públicas porque ya no podemos utilizar más armas, ya no vamos a crecer mucho más en ingresos en taquilla porque esto significaría subir mucho el precio de las entradas, y esto no está en los planes del Consejo Rector del Festival. En Granada hay una peculiaridad, hay que vestir como espacios escénicos tres espacios de la Alhambra, y da igual hacer diez o quince conciertos, estos gastos no los tienen los festivales que se desarrollan en un teatro. De manera que nosotros no sólo no podemos ensayar por la mañana, es que no podemos descargar material por la mañana porque tenemos que convivir de manera armoniosa con la Alhambra, hay que procurar que parezca que no estamos allí, y eso vale dinero.
-¿Aumentar los días de Festival es entonces una manera de conseguir más ingresos?
-Claro, aprovechamos que los gastos de montaje ya están hechos. Nuestros gastos de funcionamiento son mucho mayores porque tenemos que adaptarnos a un espacio monumental.
-A estas alturas, hablar de la Ley de Mecenazgo es como hablar de las obras del metro hace dos años. ¿Cree que finalmente verá la luz?
-Es que es un instrumento importantísimo porque en el Festival de Granada las empresas pueden encontrar multitud de retornos. Esa ley animaría a mas empresas a participar en el Mecenazgo del Festival y podríamos obtener más recursos. Pero el funcionamiento de nuestro Círculo de Mecenazgo es especial, las propias empresas implicadas buscan nuevos aliados, en esa labor son como soldados. Un patrocinador acaba de invitar al Festival al director general de una importante empresa de distribución de gasolina. En ese aspecto no paramos buscando nuevos patrocinadores.
-El micromecenazgo es más modesto pero tiene sorprendentes historias detrás.
-Son dos aficionados de Madrid que han ingresado, cada uno, 1.000 euros. Claro, esto no estaba aprobado todavía por el Consejo Rector y no estaba definido, pero ellos insistieron en que querían ser amigos del festival
-En principio tenía pensado seguir en el Archivo Manuel de Falla aunque finalmente se ha quedado 'en exclusiva' con el Festival. ¿Demasiada carga de trabajo?
-La idea era compatibilizar el Archivo y el Festival, pero tanto el Consejo Rector como yo mismo vimos, después de las primeras semanas de trabajo, que era conveniente no compatibilizar las dos ocupaciones. No era tanto un tema de trabajo, porque a mí no me importa trabajar las horas que sean necesarias, como de presencia. Un proyecto como el Festival puede desarrollar a lo largo del año otros objetivos. A la vuelta de verano vamos a empezar a trabajar en los nuevos públicos, con los niños, ya estamos ultimando un proyecto educativo con la Fundación Autor. Yo tengo hijos y la sociedad está cada vez más encaminada al disfrute con las tablet y las consolas, pero hay que encaminarlos a la música de calidad y la danza, y es algo que vamos a trabajar a lo largo de todo el año para formar a nuestro público del futuro.
-Además de los espectáculos, uno de los grandes atractivos es poder tomarse una cerveza en el Generalife en el descanso de los espectáculos. ¿Se podría hacer algo para no hacer una cola de 15 minutos para pedir una limonada?
-Yo analizo todo, el Patronato de la Alhambra y el Generalife ha adjudicado la concesión a nueva empresa con una gran solvencia y espero que todo salga bien. Han preparado, además, una fórmula distinta para consumir los productos. Estamos en muchas innovaciones, nos tenemos que poner al día en muchas cosas.
-Cuando viaja a Madrid por motivos laborales lo hace en autobús o utiliza su coche. ¿Es una cuestión ética o de economía?
-Es más barato ir a Berlín que a Madrid, desde que estoy aquí nunca he ido a Madrid en avión porque los precios son carísimos, me duele que el festival pague 400 euros por un vuelo, así que voy en mi coche o cojo el autobús.
-¿Se acabó la época de las Visa Oro en las administraciones'
-Es sentido común, procuramos ser austeros, lo que yo no pagaría personalmente para ir a Madrid no puedo permitir que lo pague el Festival. Igual pasa con los hoteles, no voy a ir uno de 200 euros la noche, cojo el que cogería si fuese yo en viaje personal, un hotel de 60 euros ya está bien.
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