martes, 7 de marzo de 2017

La lengua suelta granadahoy.com

CARMEN CAMACHO

El puritano espera ser escandalizado. Propongo crear el Observatorio Nacional del "Uy, lo que ha dicho"

El fiscal que le pide al juez que pare el autobús de los cataplines. El rapero que va al trullo por cantar que los Borbones son unos mafiosos. TVE que retira de su página el momento like a prayer de la gala Drag Queen, y ese obispo, que a la sazón se le va la mitra. 81.000 personas piden que se retire la canción de un tal Maluma por decir folletás. En la Universidad de Sevilla, un grupo de manifestantes revienta una charla de la autora del libro de humor "Cuando nos prohibieron ser mujeres…, y os persiguieron por ser hombres" que prometía, la verdad, momentos estelares. Guillermo Zapata, que se vio en el banquillo de los acusados por su gracejo negro. ¿Y recuerdan a los titiriteros?
Qué afición a taparle la boca al de enfrente. Suena a otra época, de escrutinios nada donosos, de carteles en la calle que prohibían la blasfemia bajo multa, de alguacilillos cortando el pelo a las niñas -me lo contaron ya de viejas- que moceaban cantando sus picardías mecidas en la bamba. Qué oído hemos echado, y qué piel más fina. Todo me turba, todo me espanta. Los puritanos de cualquier signo -haylos por supuesto muy de izquierdas- viven a la espera de ser escandalizados. Propongo crear el Observatorio Nacional del "Uy, lo que ha dicho". Hoy es impensable un Pasolini, una Maruja Mallo por derecho -rechace imitaciones-, unos Gustavo Adolfo y Valeriano que pinten a Los Borbones en pelotas, ni siquiera un Fary disertando contra "el hombre blandengue", ¡con lo que eso alegra el día! -Curioso: a la par que todo nos roza, despotricamos contra lo políticamente correcto. (Mientras tanto, en las redes, caras embozadas, columnistas biliosos, boquitas prestás)-.
Mandar callar por sistema dice mucho y malo de quien lo pretende. Habla de lo mucho que nos falta: diálogo, libertad, gracia y verdaderas aptitudes para la disidencia. Y de lo mucho que nos sobra: miedo. Me declaro, de partida, partidaria de la lengua suelta. Como dijo Pessoa, "por la boca muere el pez, y Óscar Wilde". Que cada cual se manifieste, que se retrate. Que un editor importante diga que no hay mujeres poetas de valía en este país. Que Montoro se guirre en las comparecencias. Que beba agüita -qué grande- Antoñito Procesiones. Y que el autobús ese por mí que salga detrás de la Cabalgata de Reyes y de la del Orgullo Gay, y que el hijito nos tire de la falda y nos pregunte: "Mamá, ¿por qué pone eso ahí?". Y que encantadas se lo contemos. Que cada cual sea dueño -o esclavo- de su palabra.

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