lunes, 12 de noviembre de 2018

Cómo la naturaleza puede ayudarte a combatir el estrés elhuffingtonpost

Alex Gesse, experto en terapia de bosque y autor de 'Sentir el bosque', explica cómo dejar a un lado la ansiedad a través de una reconexión con lo natural.


Después de muchos años como director ejecutivo de marketing estratégico, Alex Gesse sabe bien lo que es el estrés. Por suerte (para él y para sus seguidores), un día dejó de interesarle ese mundo. "Apagué el interruptor", cuenta a El HuffPost.
Ahora, tres años después de que ocurriera ese clic en su cabeza, Gesse ha cambiado las reuniones interminables por los paseos en el campo. "Mi despacho es el bosque", asegura. Y tiene sentido: Alex Gesse es desde entonces guía y mentor de shinrin-yoku —una técnica japonesa de terapia de baños de bosque— y acaba de publicar Sentir el bosque (Grijalbo).
AMAYA AZNAR/PENGUIN RANDOM HOUSE
Alex Gesse, en el Hayedo de Montejo (Madrid).
Según el estudio Baños de bosque, una propuesta de salud, elaborado por el Observatorio de Salud y Medio Ambiente del Instituto DKV de la Vida Saludable junto con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), los espacios verdes:
  • Reducen la frecuencia cardíaca y la tensión arterial
  • Disminuyen las hormonas del estrés y los niveles de glucosa, que tienen una relación directa con patologías como la obesidad o la diabetes tipo 2
  • Fortalecen el sistema inmune
  • Mejoran el estado de ánimo, la vitalidad y el bienestar psicológico
  • Rebajan la tensión psicológica, el estrés, la ansiedad, el insomnio, la depresión, la ira y la fatiga
Y la lista podría seguir. "La conexión con la naturaleza genera un entorno fuera de juicios y de normas en el que puedes ser tú mismo, cosa que en el ambiente más social y pautado suele ser más complicado", explica Gesse. "Es como cuando te sientas en el sofá de tu casa y, aunque no hagas nada, te sientes cómodo. Dices: '¡Ostras, he encontrado mi lugar!'. Pues si encuentras ese lugar en la naturaleza, te trae muchas más cosas", señala.
Cuando estamos al aire libre nos cuesta menos dejar de pensar en nuestra larga lista de cosas por hacer —un fenómeno conocido como rumiación o círculo vicioso de pensamiento—, y nos relajamos. Justo de eso tratan los baños de bosque; en palabras de Alex Gesse, consisten en "un paseo de unas dos o tres horas inmerso en zonas boscosas o no, en el que se recorre una distancia de no más de un kilómetro. Mediante una técnica definida, el guía muestra un espacio seguro e 'invita' a los participantes a sentirse presentes, desacelerar y despertar sus sentidos para conectar con el bosque y los seres que se encuentran en el espacio, con el objetivo de mejorar su bienestar".

Cómo despertar los sentidos

Aunque se desconoce exactamente por qué lo natural tiene este efecto positivo sobre las personas, Gesse tiene una teoría: no sólo venimos de la naturaleza, sino que lo somos. "En el cuerpo hay infinitas bacterias sin las que no podríamos vivir, estamos dentro de los ciclos del día y de las estaciones, y todo eso es parte de la naturaleza", ilustra el guía. Por eso él propone "despertar los sentidos" para trabajar en esa reconexión: "A veces es tan fácil como subir a la terraza de tu casa y ver una puesta de sol o un amanecer, bajar a la calle y ver las grietas; ser consciente de los insectos que te rodean...".

De hecho, lo raro sería estar totalmente desconectados. "Tenemos una tendencia innata a dejarnos sorprender por los pequeños detalles que la naturaleza nos ofrece. De ahí que tengamos plantas y mascotas en casa, que nos guste comprar flores, etcétera. Estamos orientados a vivir esos detalles", sostiene. Dicho de otra manera: "La cabra siempre tira al monte".
AMAYA AZNAR/PENGUIN RANDOM HOUSE
Hayedo de Montejo
Pese a ello, Alex Gesse se describe como "urbanita" y no preconiza ninguna vuelta al campo. "Allá cada uno", opina, "pero para las personas urbanas, alejarse de vez en cuando y cargar pilas en el entorno natural, el gran olvidado, nos permite reabastecernos de energía, recargar nuestro sistema nervioso y nuestra atención".

Desde casa también es posible

A veces ni siquiera es necesario salir al monte para frenar y reconectar. Se puede hacer desde casa. "Toca la tierra en la que tienes sembradas tus plantas, huélela, nota la textura; si tienes una superficie natural hecha de madera o de mármol, apoya tus manos, nota cómo cambia la temperatura, frota tus manos; abre la ventana cuando llueva o haga viento, y saca la cara", recomienda Gesse. "Hay mil y una formas".
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Hayedo de Montejo
Aunque en sus talleres y baños de bosque ha guiado a personas de todo tipo —desde niños en riesgo de exclusión social hasta personas con profundos traumas—, Gesse está especializado en grupos de empresas, cuyos trabajadores, sacudidos por el estrés y la ansiedad, buscan salir de ese ciclo insano al que se ven empujados por la sociedad y el estilo de vida. "La gente que contacta conmigo se da cuenta de que necesita un contacto con la naturaleza, y que necesita aproximarse a ella de otra forma", cuenta.

El trabajo en la ciudad, principal fuente de estrés

La mayoría de las veces, los resultados se hacen patentes a lo largo de una o dos jornadas. "Una vez un chico con autismo tuvo una experiencia brutal. Se relacionó con el entorno como quiso, corriendo de un lado para otro, gritando... fue muy especial", recuerda. También le llamó la atención el caso de una chica que, después de un baño de bosque organizado por su empresa, se acercó a Alex para decirle: "Hoy he visto a los seres humanos que hay detrás de mis compañeros de trabajo". "Y no es porque la gente no actúe como es, sino porque no tienes tiempo de ser tú mismo. Vas de reunión en reunión y la propia ansiedad te enfunda dentro de una gabardina que es la que tienes que llevar porque, si no, no sobrevivirías", justifica Gesse.
En el fondo, el guía entiende perfectamente a esas personas desbordadas —"es de donde yo vengo"— y conoce "el engranaje de la empresa y los funcionamientos que pueden causar ciertas situaciones de estrés", pero además cuenta con el plus de saber "cómo el bosque te puede apoyar con esto".
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Hayedo de Montejo
A día de hoy, está convencido de que hace tres años hizo la elección adecuada y no piensa en la idea de cambiar de vida. Aunque no sabe si los baños de bosque llegarán a arraigar igual que otras técnicas como el yoga, tampoco le preocupa. "Me lo paso bomba en el bosque. Y no pido más", dice.
Pero nadie es inmune al estrés. Después de un baño de bosque en el Hayedo de Montejo, en Madrid, Alex Gesse tiene que coger un avión y, tras un atasco en mitad de la lluvia, se despide del grupo con prisa: "No quiero llegar con el tiempo justo al aeropuerto, que si no me estreso".

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