Usuarios del centro Santa Juliana protestan porque no pueden acceder al interior para las clases de educación para adultos
M. V. C. | GRANADA
La edil Molina con una de las usuarias que no puede entrar. :: IDEAL
En el interior del colegio municipal Santa Juliana han instalado un ascensor que permite a los usuarios en silla de ruedas acceder a la segunda planta del edificio. Gracias a este montacargas, Mari Carmen Medina, que se desplaza en una silla de ruedas eléctrica, se pudo apuntar a las clases de pintura en tela que se dan por las tardes. Pero la sorpresa de esta alumna fue mayúscula cuando comprobó que, pese a haber colocado el elevador, se habían dejado un inoportuno escalón que impedía el acceso al interior del edificio.
De esto han pasado varias semanas sin que se le haya dado solución, pese a que la concejala de Izquierda Unida, Maite Molina, se hizo eco del problema y lo denunció públicamente.
«Hacen falta cuatro personas para subirme con la silla al edificio, porque solo la silla pesa noventa kilos», explica Mari Carmen. La mujer suele pedirle a sus compañeros de clase que la esperen hasta que llegue, pero la opción de subir a pulso esos pocos centímetros tampoco es del todo buena. «La silla pesa mucho y si no cae bien, se rompen los bajos. Cada vez que se rompe la carcasa me cuesta 60 euros reponerla, más otros sesenta en el tornero que me hace unos tornillos especiales», relata la mujer. En otra ocasión se le rompió uno de los cables de la batería y poner una nueva le costó nada menos que 400 euros.
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