Nueva provocación del creador granadino, que se paseó por el "feudo proetarra de San Sebastián" caracterizado como víctima de un atentado
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INÉS GALLASTEGUI | GRANADA
Omar Jerez (Granada, 1980) se ha hecho famoso con sus performances contra ETA: en diciembre de 2012 se encerró durante 8 días recreando las condiciones del secuestro de Ortega Lara y el pasado 2 de mayo se paseó por la Parte Vieja de San Sebastián caracterizado como la víctima de un atentado terrorista que lleva en brazos una bolsa con un cadáver, ante los ojos atónitos de los viandantes. Pero antes ya había denunciado la lapidación en el mundo islámico, el imperialismo norteamericano o los recortes en la sanidad pública. Jerez es hijo de una judía granadina y de un médico palestino, y pasó su infancia viajando por medio mundo con su familia: ha vivido en Kuwait, Marruecos y Japón. Entre los 12 y los 18 años residió en Granada -donde coincidió en el colegio del Ave María de la Cuesta del Chapiz con Estrella Morente- y, aunque vive en Madrid, aún conserva casa y amigos en la ciudad de la Alhambra. Jerez se declara judío practicante de la Cábala, nihilista y artista político.
-¿Cómo se convirtió en artista?
-Me fui a vivir a Madrid por circunstancias económicas. Empecé a estudiar en la universidad pero no terminé nada. He trabajado como una especie de economista freelance: aunque no tengo la carrera, he ayudado a levantar empresas y he hecho ganar dinero a otra gente. Un amigo mío que es artista me estuvo dando el coñazo tres años, porque decía que yo era muy creativo; prácticamente me obligó. La primera pieza que hice, hace dos años, fue un vídeo sobre el boxeador Poli Díaz. Entonces yo era bastante inocentón. Lo presenté a concursos, me seleccionaron en seis, me dieron tres premios, la cosa empezó a funcionar y he seguido trabajando.
-¿Qué temas le interesan?
-He ido encontrando alicientes y temáticas en la vida diaria. Hablo de lo que me inquieta. Mi obra y mi persona son iguales: soy tan contundente en mis soportes artísticos como en mi vida diaria. No soy una persona parca en palabras, que oculte sus opiniones; creo que hay que hablar de todo y hacerse muchas preguntas.
-Alguna vez ha dicho que le interesa el tema del terrorismo porque lo ha vivido de cerca, ya que su padre asesinó a israelíes con bombas y su madre es judía. ¿Podría explicarse?
-No niego que eso sea verdad, pero he decidido no volver a hablar de mi familia. A mí, que me vuelen la tapa de los sesos, pero a ellos no voy a implicarlos. Mi madre es judía y es granadina y mi padre, palestino, fue a Granada a estudiar Medicina y se enamoró de ella. El amor es mas fuerte que cualquier cosa. Esas cosas ocurren.
-¿Por qué se define como artista político?
-Me defino y me definen como artista político porque he tocado temas bastante sensibles. He hablado sobre la lapidación en el mundo islámico. También sobre los recortes en sanidad: coloqué a un enfermo de sida en fase terminal en una galería de arte y le dije al Gobierno que, si a los inmigrantes ilegales les quitan los antirretrovirales, es como si hubieran aprobado la eutanasia. Hice la serie de vídeos 'Estados Undíos'... He dejado superclaro que soy un crítico absoluto de Estados Unidos, pero sigo pensando que es la democracia más transparente del planeta: es el único país del mundo donde se desclasifican los archivos de la CIA y todo es publicable. Hay cosas que si dices en España acabas en la Audiencia Nacional; una cosa es arriesgarse, ser duro y contundente, y otra jugarte el tipo...
-¿A qué tipo de cosas se refiere? Parece que ahora hasta la Monarquía es criticable...
-Hay banqueros de los que no se puede hablar porque, si lo haces, apareces muerto. Gente intocable. En cuanto a la Monarquía, depende.
-En sus creaciones denuncia que, aunque ETA ya no mate, sus herederos políticos están gobernando en instituciones del País vasco.
-La sociedad vasca aún vive en el terror: la gente que no piensa como ellos habla bajito... El País Vasco es la sociedad del susurro. Hay que tener claro que ETA ha matado a más de 850 personas, a niños, a civiles... Esa gente tiene que desaparecer; no se pueden disfrazar de demócratas porque no lo son. Que no haya atentados no quiere decir que la gente pueda hablar libremente. Yo lo he visto, lo he vivido; he hablado con víctimas y he escuchado testimonios espantosos. Los torturadores y asesinos son ellos y tienen que desaparecer. No es posible que los que han defendido la muerte estén en las instituciones. Es como si en Alemania hubiera un partido neonazi con representación parlamentaria: no puede ser.
Una sociedad enferma
-¿Cómo reaccionó a la performance la gente de San Sebastián?
-La gente estaba petrificada, alucinada... En su feudo nacionalista radical están acostumbrados a ser intocables; allí no les pasa nada, están tan tranquilos... Mirar miró todo el mundo, pero hubo un silencio absoluto. Como no había ocurrido nunca nada parecido, no supieron reaccionar. Fue una bofetada a su ideología. Aquel día fue una victoria de las víctimas, no mía, y una derrota de esos asesinos. He tenido mas apoyos que críticas. Me han dicho: 'Bravo, ya era hora'. Que yo, que nací en 1980, haya sido el primer artista plástico del país en criticar a ETA... Me parece un poco tarde. Pero cuando pasen 50, 60 o 70 años, lo que yo he hecho se verá como algo lúcido. ¿Se imagina Alemania llena de bares neonazis? Pues eso son las 'herriko tabernas'. Dentro de unas décadas se verá hasta qué punto es una sociedad enferma: no solamente el País Vasco, sino España, que permite que un partido como ese esté en las instituciones. Para entonces estaremos todos muertos, pero tengo la certeza de que el tiempo y la historia colocarán a cada uno en su sitio.
-¿Cuál será su próximo trabajo?
-En uno voy a hablar de Dios. Aunque desde el respeto, va a ser un trabajo bastante fuerte. Lo hago con el artista Abel Azcona, que fue amenazado por el mundo islámico por comerse un corán delante de una cámara. Juntos vamos a hacer algo mucho más fuerte; muy limpio en imagen y concepto, pero muy duro en el contenido. Después de eso vamos a tener que vivir escondidos de por vida...
-Aparte de una condena a muerte a través de una fetua internacional contra ustedes por parte de los radicales islámicos, no se me ocurre quién puede obligarle a vivir escondido de por vida...
-Hay otros que son todavía peores, más asesinos...
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