El profesor de la Universidad de Granada expone hasta mediados de noviembre 'Del color y otras soledades' en el Centro Damián Bayón de Santa Fe, una nueva muestra de lirismo abstracto
B. R. GRANADA
El juego de azules es el leit motiv de la última exposición de Juan Antonio Díaz, Del color y otras soledades, que se inauguró esta semana en las salas del Instituto de América, el Centro Damián Bayón de Santa Fe. Con ese hilo conductor, el profesor de la Universidad de Granada presenta unas composiciones en muy diferentes formatos, de gran riqueza cromática y con una mezcla entre la pura abstracción y la poesía del color.
La muestra está formada por obras de pequeño, medio y gran formato trabajadas en capas de color, que originan a su vez múltiples transparencias y veladuras en unos casos. En otras, el color vibrante adquiere el protagonismo como contrapunto a la sutileza de algunas de la composiciones con complejos entramados o vacíos oníricos.
Porque una parte de la obra expuesta sigue una línea de atmósferas de oscuridad muy sugerentes, con fragmentos llenos de un dramático lirismo, pero otra buena parte responde al lado más vitalista de Juan Antonio Díaz, enérgico, lleno de color y de armonía.
Manuel Urbano, autor del prólogo del catálogo de la muestra, resalta la "cuidada" conexión de vibrantes fuerzas cromáticas, "que se han abierto o estallado sobre una superficie en la que se conjuga con la mayor serenidad el armónico juego de las tonalidades, se evidencia, primeramente, en mimosa gradación total repleta de sugerencias y un nítido minimalismo que sintetiza la forma para obtener su más alto grado de expresión simbólica".
"Con ello -agrega Urbano- la finura casi aérea y espiritualizada de los grises, tonos del equilibrio y la cotidianidad, o, por concluir con alguno de los colores predominantes en la muestra, la calma térrea, por ello humana siempre, de los ocres de corazón arado". "El resultado global es el de una pintura ambiciosa pero sosegada y serena, de sutil armonía, perfectamente modulada, habitada por la luz que mana de un paisaje indisimulado, pero del alma, y en la que, como no podría ser de forma distinta, de lo matérico brota y fluye lo espiritual", afirma Urbano.
Hace años que el profesor compagina su faceta docente e investigadora con la de artista plástico dentro del ámbito de la abstracción lírica con el acento puesto en el color y la composición. Y en este caso, la muestra posee una dimensión que va más allá de lo puramente pictórico, es una reflexión sobre las fuentes del arte y la literatura.
Del color y otras soledades permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre en horario de tarde, de 17:00 a 21:00 horas, de miércoles a domingo.
La muestra está formada por obras de pequeño, medio y gran formato trabajadas en capas de color, que originan a su vez múltiples transparencias y veladuras en unos casos. En otras, el color vibrante adquiere el protagonismo como contrapunto a la sutileza de algunas de la composiciones con complejos entramados o vacíos oníricos.
Porque una parte de la obra expuesta sigue una línea de atmósferas de oscuridad muy sugerentes, con fragmentos llenos de un dramático lirismo, pero otra buena parte responde al lado más vitalista de Juan Antonio Díaz, enérgico, lleno de color y de armonía.
Manuel Urbano, autor del prólogo del catálogo de la muestra, resalta la "cuidada" conexión de vibrantes fuerzas cromáticas, "que se han abierto o estallado sobre una superficie en la que se conjuga con la mayor serenidad el armónico juego de las tonalidades, se evidencia, primeramente, en mimosa gradación total repleta de sugerencias y un nítido minimalismo que sintetiza la forma para obtener su más alto grado de expresión simbólica".
"Con ello -agrega Urbano- la finura casi aérea y espiritualizada de los grises, tonos del equilibrio y la cotidianidad, o, por concluir con alguno de los colores predominantes en la muestra, la calma térrea, por ello humana siempre, de los ocres de corazón arado". "El resultado global es el de una pintura ambiciosa pero sosegada y serena, de sutil armonía, perfectamente modulada, habitada por la luz que mana de un paisaje indisimulado, pero del alma, y en la que, como no podría ser de forma distinta, de lo matérico brota y fluye lo espiritual", afirma Urbano.
Hace años que el profesor compagina su faceta docente e investigadora con la de artista plástico dentro del ámbito de la abstracción lírica con el acento puesto en el color y la composición. Y en este caso, la muestra posee una dimensión que va más allá de lo puramente pictórico, es una reflexión sobre las fuentes del arte y la literatura.
Del color y otras soledades permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre en horario de tarde, de 17:00 a 21:00 horas, de miércoles a domingo.
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