Desde 2008 se han quedado aislados desde el punto de vista bancario seis municipios
G. S. M. GRANADA 
Que se cierre una sucursal cualquiera de una entidad financiera en pleno centro de la capital, tiene poca incidencia para los ciudadanos. Si acaso puede causar alguna que otra molestia a los clientes acostumbrados a bajar del portal y encontrarse cara a cara con el director de su banco. Aunque evidentemente supone un trastorno para los trabajadores que llevaban a cabo su actividad en la oficina cerrada -sometidos a traslados y, en el peor de los casos, a despidos o bajas incentivadas-, no trastoca demasiado el día a día de los clientes.
Pero las cosas cambian cuando en lugar de la capital, o de un gran municipio, el cierre de la oficina se produce en una localidad pequeña, de escasos habitantes. Porque en ese caso no se trata de ir dos calles más allá para buscar otra sucursal, sino de trasladarse hasta otro pueblo para poder hacer el más mínimo trámite bancario. De quedar excluido financieramente, al fin y al cabo.
En los últimos cinco años, en el periodo de reestructuración financiera auspiciado por la Unión Europea, Granada ha asistido al cierre de 150 oficinas de bancos, cajas y cooperativas de crédito. Pues bien, esos cierres han sumido en la exclusión financiera a seis municipios granadinos, que se han quedado sin ninguna opción bancaria. Así lo recoge el informe sobre exclusión financiera elaborado por la Secretaría de Acción Sindical de la Federación de Servicios de UGT, que apunta que el nuevo mapa de cajas ha dejado a Beas de Granada, Cortes y Graena, Nigüelas, Pinos Genil, Quéntar y Villamena sin ninguna sucursal. Esto significa que un total de 6.716 granadinos han visto de la noche a la mañana cómo cerraba la oficina de su pueblo, quedándose sin alternativa.
En todos los casos recogidos por el informe de UGT, basado en los datos del Anuario Económico de La Caixa de 2013, los municipios granadinos se han quedado sin sucursal tras el cierre de las que tenían las cajas de ahorro. Esta situación es similar en el resto del territorio nacional, donde se han quedado sin entidad bancaria 29 municipios españoles debido a los cierres llevados a cabo por las cajas de ahorros.
"La bancarización de las cajas de ahorros está suponiendo un cambio radical en lo que ha venido siendo durante muchísimos años uno de sus principales fines sociales, produciéndose una transformación paulatina hacia objetivos más economicistas", apunta el informe de UGT.
Pero las cosas cambian cuando en lugar de la capital, o de un gran municipio, el cierre de la oficina se produce en una localidad pequeña, de escasos habitantes. Porque en ese caso no se trata de ir dos calles más allá para buscar otra sucursal, sino de trasladarse hasta otro pueblo para poder hacer el más mínimo trámite bancario. De quedar excluido financieramente, al fin y al cabo.
En los últimos cinco años, en el periodo de reestructuración financiera auspiciado por la Unión Europea, Granada ha asistido al cierre de 150 oficinas de bancos, cajas y cooperativas de crédito. Pues bien, esos cierres han sumido en la exclusión financiera a seis municipios granadinos, que se han quedado sin ninguna opción bancaria. Así lo recoge el informe sobre exclusión financiera elaborado por la Secretaría de Acción Sindical de la Federación de Servicios de UGT, que apunta que el nuevo mapa de cajas ha dejado a Beas de Granada, Cortes y Graena, Nigüelas, Pinos Genil, Quéntar y Villamena sin ninguna sucursal. Esto significa que un total de 6.716 granadinos han visto de la noche a la mañana cómo cerraba la oficina de su pueblo, quedándose sin alternativa.
En todos los casos recogidos por el informe de UGT, basado en los datos del Anuario Económico de La Caixa de 2013, los municipios granadinos se han quedado sin sucursal tras el cierre de las que tenían las cajas de ahorro. Esta situación es similar en el resto del territorio nacional, donde se han quedado sin entidad bancaria 29 municipios españoles debido a los cierres llevados a cabo por las cajas de ahorros.
"La bancarización de las cajas de ahorros está suponiendo un cambio radical en lo que ha venido siendo durante muchísimos años uno de sus principales fines sociales, produciéndose una transformación paulatina hacia objetivos más economicistas", apunta el informe de UGT.
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