Sierra Arana se alza como una gran muralla para proteger el valle de Granada
JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
Panorámica de Sierra Arana. |
Es la hermana menor de las formaciones geológicas montañosas béticas, la imagen previa a los grandes colosos nevadenses y una de las murallas de defensa natural de la capital del Reino de Granada. Se llama Sierra Arana (y también Harana, con y sin ‘h’ porque los árabes la llamaban ‘H-Arana’). Es la gran desconocida de los espacios naturales situados cerca de la ciudad a pesar de sustentar una riqueza biológica de enorme valor, con endemismos béticos de fauna y flora, con collados y riscos de enorme atractivo para montañeros y senderistas, y ser la conexión a pie entre los Montes y la sierra de Huétor, desde Iznalloz, Deifontes y Darro. Una sierra que, poco a poco, logra encajar como objetivo de turismo ecológico y en centro de atención de estudios científicos, tanto geológicos como biológicos, debido a la presencia de formaciones rocosas de alto interés, con calares, dolomías y afloraciones calizas que se remontan, en sus estratigrafías más superficiales, al cretácico, hace 145 millones de años, además de bosques de repoblación naturalizados con zonas repletas de enebrales e incluso una gran variedad en setas. El primer museo micológico de la provincia de Granada está en Sierra Arana.
Si trazamos un círculo que englobe la totalidad de la provincia, el centro es Sierra Arana, como lo fue del Reino de Granada, si se cuenta con parte de Córdoba, Jaén y Almería. No es una sierra asequible para todo el mundo debido a sus grandes cumbres rocosas y escarpadas, difíciles de atravesar, con altitudes de hasta algo más de 2.000 metros, pero posee parajes para disfrutar incluso en familia y conocer la biodiversidad de un espacio catalogado como Lugar de Interés Comunitario y que es el extremo noreste del Parque Natural de la Sierra de Huétor.
Acercarse al lugar conocido como El Sotillo y el Enebral es la mejor forma de pasar una jornada de campo y naturaleza en el interior de esta sierra, bajo los grandes cortados del cerro de la Cruz y el collado del Agua. El Sotillo es una encrucijada de veredas. Da inicio a los carriles y caminos que se internan en la sierra e incluso es el punto de partida (y final según el sentido de la marcha) de la ruta senderista más larga del parque de Huétor, 38 kilómetros desde Puerto Lobo y más de ocho horas de caminata. Pero el Sotillo es también un poblado con casas rurales, chiringuitos de domingo, el Centro de Interpretación de la Cueva del Agua, una de las grutas científicamente más importantes de Andalucía, y donde se encuentra el Museo Micológico Provincial, habilitado en el antiguo cortijo forestal, construido durante la época de las repoblaciones en la década de los sesenta.
Hay que entrar por Iznalloz, por la carretera de la sierra, que llega hasta el Sotillo. Desde allí la propuesta más sencilla es caminar por el carril y vereda que accede hacia el museo, y poco antes de llegar, realizar la ruta del enebral, de aproximadamente un kilómetro, que se interna en un denso pinar de repoblación ya naturalizado, con decenas de enebros de gran tamaño, que en verano presentan sus frutos verdes. Es un paseo bajo las sombras de los árboles y fresco a pesar de que en esa zona, el calor, en agosto, puede llegar a ser extremo. En otoño es un magnífico recorrido para la búsqueda de setas.
Reportaje completo, fotos, videos y datos en la revista de naturaleza de IDEAL, Waste Magazine.
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