Las viñas más altas de Europa se encuentran en las laderas de la Contraviesa y crece el número de bodegas que se instalan en la zona
ANDRÉS CÁRDENAS | GRANADA
Unas botellas de vino Malafollá muy particulares. :: R. VILCHEZ
Cuentan que no ha mucho, dos compadres alpujarreños, unos dicen que de Cádiar y otros de Ugíjar, se juntaron en una taberna. Iban con la intención de beber un vaso de vino, pero salieron de madrugada, ajumados como uvas metidas en anís. En su deambular hacia la casa, vieron una hermandad de las Ánimas que salía a una sesión por el pueblo. De pronto, los beodos se pusieron a discutir sobre cuál era el color de la capa que llevaba el hermano mayor.
-Que no, compadre, que era blanca. ¡Hip!
-Que no coño, que la he visto bien y era roja. ¡Hip!
Así estuvieron casi un cuarto de hora hasta que uno dijo:
-Ya sé lo que pasa compadre, ¡hip!, tú has visto la capa roja porque has bebido vino tinto y yo la he visto blanca porque he bebido vino blanco.
Y contentos se fueron hacia sus respectivas casas.
En la zona de la Alpujarra más pegada a la Contraviesa es fácil hacer "eses", no por la carretera, que también, sino por la gran cantidad de buen vino que en ella se concentra.
Dicen que en el alma de todo alpujarreño se esconde un vinatero. Desde siempre, a los de esta comarca les ha gustado trajinar con la uva. Famoso y popular es el llamado "vino costa" que no es otro que el que se hace en la Alpujarra. Y si quieren ustedes disfrutarlo gratis, no tienen más que reservar en su agenda particular unos días de octubre en Cádiar, donde se pone en marcha la llamada "Fuente del Vino". Puede que le pase como a los alpujarreños de la anécdota.
Como queda dicho, la mayor parte del viñedo con que cuenta la Alpujarra se ubica en las laderas de la Contraviesa. Allí, cualquier vecino tiene una bodega para la elaboración del vino de autoconsumo. «Y fueron muchas más las casas que elaboraban su propio vino desde la recuperación del viñedo tras la epidemia de la filoxera (década de los veinte hasta el comienzo de la emigración de los sesenta», dice Eduardo Castro en su guía alpujarreña. Pero la elaboración de vino, como todo, ha cambiado mucho en esta zona. Según Castro, un hombre clave en el cambio de mentalidad del cosechador alpujarreño fue Manuel Valenzuela, que montó la bodega Barranco Oscuro y que «impulsó un cambio radical en la mentalidad de los viticultores, imprimiendo en ellos grandes dosis se confianza en las enormes posibilidades de un proceso completamente natural, a la vez que moderno, cuyo resultado es definido por él mismo como vino biológico».
Y si antes el "vino costa" se hacía pisando todas las uvas en el mismo lagar, llegó el tiempo en el que los cosechadores comenzaron a seleccionar las uvas y hacer caldos conforme a cada variedad. Lo que parece que está claro es que la altura en la que están los viñedos, influyen mucho en el resultado final, lográndose vinos que han ganado premios en los concursos más exigentes.
Estaría bien, piensa el viajero, que se creara una llamada "ruta del vino" en la que les diéramos razones a los turistas rurales para visitar las bodegas y centros temáticos dedicados al vino que aquí se ubican.
Las bodegas
A unos tres kilómetros de Murtas, camino del Haza del Lino, está la Bodega Cuatro Vientos, que después de varios avatares en su historia se ha asentado definitivamente y se ha convertido en un referente en el siempre prodigioso mundo del vino. El complejo, además de contar con la bodega y restaurante, cuenta con un Centro Temático del Vino en el que los visitantes pueden aprender cómo se elaboran los caldos. «Aquí nace el vino», es nuestro eslogan, dice al viajero Francisco Molina, enólogo y predicador de los mejores morapios. También al aire libre hay un impresionante museo, con prensas antiguas y utensilios que se utilizaban para la obtención de los vinos. Como tiene en una parte de su museo cubas de más de ochenta años.
-Esta que ve usted aquí es de las que se escondían en la Guerra Civil. Muchos alpujarreños hacían vino y para que no se lo requisaran las emparedaban en cualquier hueco de la casa.
Las dos marcas más conocidas de la bodega son El Marqués de la Contraviesa y el Vino Malafollá, éste último de producción reciente.
-Si uno tiene malafollá y bebe de este vino? sigue teniendo malafollá -dice Francisco con sorna.
En la bodega los vinos maduran bajo las cuatro reglas del buen caldo: tiempo, sosiego, oscuridad y silencio.
A seis kilómetros del empalme está la bodega ecológica de los hermanos Manzano, recién inaugurada, que produce vino tinto y rosado. Los hermanos me explican que es una bodega modesta y familiar que quiere dar a conocer los caldos de unas vides tratadas tal y como lo hacían sus abuelos. ««Nuestros terrenos llevan abonos naturales, estiércol de oveja y no hay química», dice Francisco.
-Con los tiempos que corren, ha sido usted valiente al embarcarse en esta empresa -le digo a Francisco.
-Es que se me ha ido la cebolla.
Por último, unos kilómetros más adelante, en un desvío, existe otra bodega y centro temático dedicado al vino. Se llama Alpujárride y es el sueño de Ignacio Nestares Rincón, granadino que ha resuelto cultivar uvas en las viñas de sus antepasados. En este lugar se siente de inmediato como queda atrás el estrés, el ajetreo de la vida urbana y la rutina diaria. Presume la bodega de tener el vino más alto de Europa y en la memoria del viajero queda el impresionante paisaje que desde allí se contempla.
Ignacio Nestares es hombre de voluntad recia y está dispuesto a aguantar hasta que el negocio prospere. Dice que cada día son más los grupos que van hasta allí a conocer las instalaciones, en las que se conjugan la modernidad y la tradición y en las que se hacen degustaciones, catas y talleres sobre el vino. Conocimiento, sensaciones y emociones, es su lema.
-Mi abuelo, Juan de Reyes ya plantaba viñas aquí en 1930. Son 7 hectáreas de viñedo ecológico en espaldera. Nuestro deseo es transmitir la pasión por el vino a todas aquellas personas que nos quieran visitar -dice Ignacio.
El viajero del panamá tiene una buena amistad con el que habla y siempre que va por allí le regalan una botella de vino. Así cualquiera hace "eses".
No hay comentarios:
Publicar un comentario