Gracias a este eclipse conoceremos mejor nuestro planeta
Eduardo Villamil
Un equipo de la NASA monitorizará el evento astronómico en busca de pistas sobre el equilibrio térmico de la Tierra.
Este viernes 21 de agosto tendrá lugar un eclipse solar que servirá para algo más que para que los aficionados a la astronomía se deleiten tomando instantáneas del siempre espectacular evento. Un equipo de científicos de la NASA, liderado por Guoyong Wen, de la Universidad Estatal de Morgan en Baltimore, ultima los preparativos para recopilar datos desde la Tierra y desde los satélites "antes, durante y después del eclipse", como informa NASA.
Si la misión tiene éxito, Wen y su equipo ayudarán a precisar las estimaciones sobre la cantidad de energía solar que llega al suelo, y nuestra comprensión sobre uno de los factores clave en la regulación del sistema energético de la Tierra, las nubes. Algo de vital importancia en algunas parcelas de la investigación científica, como el cambio climático o el efecto invernadero.
Para ser capaz de mantener un balance entre frío y calor a lo largo del tiempo, nuestro mundo cuenta con ciertos mecanismos para autorregularse. Las nubes, la propia superficie terrestre o el aire juegan un papel fundamental, puesto que devuelven al espacio exterior casi la mitad de la radiación recibida del sol. El calor que sobrepasa estos límites naturales es eyectado de nuevo al espacio por las noches en forma de radiación de onda larga. Este fenómeno se conoce como "equilibrio térmico". No obstante, ciertos gases, como el dióxido de carbono o el metano (gases de efecto invernadero) actúan como una barrera que impide que todo ese calor salga de nuevo al espacio, devolviéndolo a las capas más bajas de la atmósfera y aumentando la temperatura total del planeta.
Como una nube gigante, durante el eclipse solar total 2017, la Luna dejará en penumbra una gran franja de los Estados Unidos. Wen y su equipo ya conocen las dimensiones y las propiedades que tendrá el bloqueo de luz de la Luna, pero, a diferencia de lo que sucedió en anteriores ocasiones, esta vez contarán con instrumentos terrestres y espaciales para saber cómo esta gran sombra afecta a la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la Tierra, prestando especial atención a los bordes de la zona eclipsada.
"Esta es la primera vez que podemos usar medidores desde el suelo y desde el espacio para medir un fenómeno de estas caraterísticas y calcular la energía que llega a la Tierra", explica Wen. El equipo científico, que cuenta con varios puntos de observación a lo largo de la geografía norteamericana (Casper, Wyoming, Columbia y Missouri), pretende recopilar información sobre la cantidad de energía que se transmite hacia y desde la Tierra antes, durante y justo después del eclipse.
Para ello se valdrán de varios sofisticados instrumentos, como el espectrómetro Pandora, que ha sido desarrollado por la NASA. Pandora proporcionará información sobre qué los porcentajes de longitud de onda. También se contará con un piranómetroque medirá la energía solar total que llegará desde todas las direcciones hacia la superficie. Inmediatamente antes y después del eclipse, los científicos también monitorizarán otra información: la cantidad de gases absorbentes que hay en la atmósfera, como el ozono, el dióxido de nitrógeno y las pequeñas partículas de aerosol.
Mientras tanto, desde el espacio, una cámara de imagen policromática, instrumento a bordo del satélite DSCOVR, observará la luz emitida por la Tierra y permitir a los científicos estimar qué cantidad de luz llega a la superficie terrestre.
Con todos los datos que se recopilen, el equipo encabezado por Wen elaborará un modelo 3-D, con el que se pretenden comprender mejor aspectos como el funcionamiento de la atmósfera o la forma en que se propaga la energía a través de nuestro planeta.
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