Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la UGR, incide en que entre todos los consumidores podemos reducir la cuantía de los alimentos que se tiran cada día
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DIEGO QUERO | | GRANADA
Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la UGR, en su despacho :: D. Q.
Una vez al mes o una vez a la semana se hace una gran compra en una gran superficie. Seguidamente, se llena la despensa y comienza la cuenta atrás que protagonizan los alimentos. Todos tiene una fecha de caducidad, y no tienen una alarma que avise al usuario de la fecha en la que se ha de consumir. En España, según el 'Estudio sobre el desperdicio de alimentos en los hogares' realizado por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP), una persona tira más de medio kilo de alimentos a la semana, o si se prefiere ver de otra manera, los hogares tiran de media 76 kilos de comida cada año.
La cantidad de comida que se desaprovecha y que acaba en el cubo de la basura ha llevado a distintas administraciones a tomar cartas en el asunto. Este año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha querido que el Día del Medio Ambiente sirva también para concienciar a la sociedad sobre el gasto excesivo y la pérdida de alimentos. 'Piensa, aliméntate, ahorra' es el lema elegido para el día de hoy.
Pero ¿Qué se puede hacer para evitar que se tiren menos alimentos en buen estado a la basura? Según Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la UGR, lo primero que hay que hacer es "educar al consumidor, hacerlo responsable de los alimentos que vaya a consumir a corto plazo, que no compre alimentos que tienen una fecha de caducidad relativamente corta y compren grandes cantidades porque es probable que las deseche". Según Martínez, los grandes supermercados también propician que se compre más de lo que en un primer momento se tenía pensado por las ofertas existentes de 2x1 o 3x2.
Otro factor que influye en que se desechen demasiados alimentos es la confusión entre la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad. "La fecha de caducidad se aplica a alimentos que después de esa fecha pueden ser peligrosos desde el punto de vista bióptico, por bacterias, virus, parásitos... Esa fecha de caducidad no se puede sobrepasar porque hay peligro para la salud", explica el director de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la UGR. Ese peligro no es tal en la fecha de consumo preferente, algo que se suele confundir con la caducidad. Como explica Emilio Martínez, "la fecha de consumo preferente se refiere a una fecha a partir de la cual ese alimento pierde o puede perder una serie de propiedades organoléptico, como el sabor, el olor, que lógicamente no es el alimento que era. Un ejemplo muy claro es el aceite de oliva, que tiene un consumo preferente de un año desde la cosecha. Si se guarda en un sitio seco, sin mucha luz, que no esté en contacto con el oxígeno del aire, nos puede durar otro año. Si no, podemos consumirlo pero tendrá pequeños defectos".
Aunque el consumidor tiene un gran poder a la hora de elegir cómo alimentarse y cuantos productos compra, los supermercados y los productores son los otros actores del sector. Y como ellos también tiran comida, nació hace unas décadas el Banco de Alimentos, que se encarga de repartir lo que sobra en otras partes.
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