domingo, 15 de diciembre de 2013

Una rojez más roja que el rojo granadahoy.com

'Iluminaciones (y unas sombras)' es la muestra del artista Javier Mañero que se expone la galería Arrabal y Cía hasta el 20 de diciembre
ELIZABETH FERNÁNDEZ GRANADA 

Arriba. La muestra de Javier Mañero se expone estos días en la galería Arrabal & Cía. abajo. En la muestra recoje "un mundo complejo y difuso" donde el elemento repetitivo refleja "esa nota obsesiva".
Para Iluminaciones Javier Mañero buscaba un rojo único, brillante, luminoso, tal vez, con matices crepusculares. Al no ser posible la emulación de un rojo Fra Angelico, ese tono irrepetible que el pintor renacentista consiguió, el artista se puso a trabajar con "una rojez más roja que el rojo" a partir de un sedimento de óleo rojo óxido de hierro que casualmente encontró en su estudio. Entonces obtuvo, como señaló Ripollés, un rojo marciano, combativo y ferroso, que nació de una "belleza compulsiva" y vino a "ilustrar" un mundo, una suerte de cosmos que jugaba con la fina ambigüedad que separa lo racional de lo irracional. Este mundo particular, que ofrece un mapa más poético y visual que político, está marcado por sus puntos cardinales, por sus orientaciones y propias refulgencias. Luz de Norte, Luz de levante, Luz de poniente, Luz de mediodía, cuatro de las piezas de este ciclo están realizadas con óleo -rojos de cadmio y carmines- dispuestas sobre un fino tejido mineral que permite dar a la materia roja un sentido etéreo. ¿Qué enciende Iluminaciones: un corazón o un cerebro? Ilumina, quizás, un "mundo complejo y difuso", donde "el elemento repetitivo, recoge esa nota obsesiva", aclara Javier Mañero. 

Tras diversas participaciones en exposiciones colectivas,Iluminaciones (y unas sombras) es la nueva exposición individual de Javier Mañero que gracias, a sus vínculos con la ciudad de Granada, podrá contemplarse hasta el 20 de diciembre en la galería Arrabal & Cía.Iluminaciones (y unas sombras) representa un ciclo de obras, IluminacionesSombras de SamuelLa escritura involuntaria y Seis formas escasas de luzcon una línea argumental que guiña al surrealismo y que explora "la búsqueda de lo real sin adornos. De ahí, que no exista una narración continua", confiesa Mañero. Así Iluminaciones (yunas sombras) de Samuel son dos proyectos que van complementándose, compuestos por varias piezas que insisten en la reiteración o en la variación sobre un motivo que resulta, a priori, irrelevante pero que está asociada a un proceso material artístico concreto. 

El artista subraya "el sentido unitario de su exposición más allá de las peculiaridades de los elementos que la componen", simbolizan éstos, a su modo, una manera de "pensar en lo irrelevante por medio de dispositivos artísticos que extrapolan hiperbólicamente experiencias en su origen insignificantes, asociado a un uso reflexivo (autorreferencial) de los propios materiales y prácticas artísticas puestas en juego". "En esta exposición me he permitido ser muy libre, también muy subjetivo", explica el autor. 

Javier Mañero admite coincidir con ciertas maniobras surrealistas que evocan el proceso de la escritura automática, por ejemplo, en la serie La escritura involuntaria, la cual muestra a través de fotografías, el resultado de los diferentes estados de un pincel utilizado después de la realización de estos trabajos, que van reflejando que "el control de las líneas que produce es relativo" y donde se pone en alza la imposibilidad de un "control hábil así como la imposibilidad de concreción figural que manifiesta". 

Luego viene Sombras de Samuel, otro ciclo de la exposición, inspirado en un texto literario del escritor Samuel Beckett, que descifra una sensación de luces y sombras que la objetiva contemplación de ellas aporta, "sombras donde hay más concentración de tipos; luces donde coinciden separaciones y espacios en blanco". 

Ese texto de Beckett extraído de Malone muere habla justamente de las sombras, de la luz gris con la que el narrador dice ha de conformarse. Describe el artista que "el resultado es un desenfoque -paradójicamente construido con líneas de tinta china bien netas, aunque erráticas- en el que parecen generarse volúmenes, pero son formas siempre decepcionantes, que no acaban de constituirse". Aunque realza que su exposición alberga un componente más poético que político, Iluminaciones (y unas sombras), transitada por los colores rojo, negro y blanco, suscita una mirada inevitable al presente histórico corroído por una ansiedad, un corazón desaforado, donde lo irrelevante es lo más relevante, poniéndose en contraste el absurdo con una "cierta monumentalidad extática, con una sobreactuación de lo real, de ese insignificante resto que debería haber sido tirado".

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