Las lluvias del invierno y las temperaturas suaves del verano han madurado una uva rica en componentes y equilibrada
ROSA FERNÁNDEZ MOTRIL
En las inscripciones egipcias se representa la vendimia y la pisa en lagares ya en el II milenio a.C. Esta tradición de cosechar y recolectar uvas para hacer vino ha trascendido hasta nuestros días y se ha extendido por todo el mundo. En Granada, esta semana ya ha empezado el trabajo que, en algunos lugares, continúa siendo tan manual como hace décadas, por la inaccesibilidad del terreno, adonde sólo pueden llegar burros. Todo el proceso, desde que se plantan las vides hasta que se obtienen los primeros caldos, es motivo de nervios y de celebración.
Horacio Calvente, que está al frente de una pequeña pero prestigiosa bodega en Jete, ya está viviendo esa sensación, aunque con el temple que le han dado los 20 años de experiencia que tiene a sus espaldas en este sector. Se trata de una de las primeras vendimias de la provincia.
Con dos semanas de retraso con respecto a lo que viene siendo habitual en esta zona de la Costa, arranca esta labor milenaria. Ya llegan las primeras uvas a Bodegas Calvente dentro de lo que promete convertirse en una añada sobresaliente.
"Un año perfecto en el mundo de la viticultura", comenta Horacio sin poder disimular una sonrisa por las expectativas, sin embargo se muestra prudente a la hora de afirmar que será el mejor de los últimos años: "Podremos asegurar que es el mejor cuando terminemos, pero a priori pinta muy bien, ya que la lluvia de invierno fue muy buena y caló en abundancia la tierra, por lo que las parras tienen mucha vida abajo y se ha desarrollado muy bien la uva". Este experto en vino añade que "las temperaturas suaves de esta primavera incluso de estos últimos meses han retrasado la cosecha, con lo que tenemos una uva más equilibrada, más viva, que ha madurado más lentamente, lo que hace que estén más equilibrados sus componentes naturales, por lo que estimamos que podemos tener una cosecha magnífica".
En la analítica que han realizado de los controles de maduracion ha resultado una calidad excepcional, resultados que esperan que se transformen en un vino de alta calidad.
Sin embargo, la humedad también ha sido la culpable de que se hayan perdido algunos viñedos, sobre todo los de floración más temprana. Así, existen algunos que han registrado un 20% o un 30% menos de fruto que el año pasado en sus fincas. En general, hay entre un 10 y un 20% menos de uva moscatel que el año pasado, en cambio de uva tinta el año pasado fue un mal año, pues la cosecha estuvo al 50% y éste, en cambio si hay una buena cosecha de tinta, según explica Calvente.
Todavía no han empezado a trabajar todos los vendimiadores, aunque ya hay unos 15 hombres recolectando uva en las parcelas de moscatel más tempranas, situadas a unos 500 metros sobre el nivel del mar en el término municipal de Ítrabo. Luego le tocará el turno al pago de la Guindalera, donde se concentra el 80% de producción de moscatel de esta bodega.
La recogida de la uva se prolongará hasta el mes de noviembre, pero para que las nuevas botellas de Calvente lleguen al mercado habrá que esperar a marzo o abril.
El proceso tiene ese punto de alquimia que tan sólo algunos poseen y que dan con la tecla mágica de producir un gran vino. Las primeras uvas van a una cámara frigórica y se someten a un proceso de enfriamiento a 3 grados centígrados durante unas 24 horas, se lleva a la mesa de selección, se despalilla y ya llega a la prensa, donde se extrae el mosto de uva que se trasaladará al depósito para que fermente. En 15 días aproximadamente después de la fermentación, se eliminan las lías gruesas y todos los posos y las lias finas se mantienen durante tres o cuatro meses hasta que el vino se estabiliza en frío, se clarifica y se embotella.
Poco podía imaginar Horacio Calvente cuando por pura afición a la viticultura comenzó con una pequeña bodega familiar en el garaje de su casa, que en estas dos últimas décadas este hobbyse iba a convertir en un negocio que diera trabajo -como ahora- a unas 25 personas, tres más en plantillla que el año pasado. En la bodega hay 23 depósitos y produce una media de 150.000 botellas al año. Hoy en día cuenta con plataformas distribuidoras en diez países del mundo, como Suecia, Noruega, Holanda, Suiza, Dinamarca o EEUU, y sus vinos han viajado a Australia o Singapur, de donde esta misma semana han realizado un pedido. "Fuera estamos bien vistos, lo que quiere decir que tenemos unos productos de calidad a unos precios razonables. Esto sólo se puede conseguir dando una calidad excepcional y ofreciendo a los consumidores unos vinos con unas características propias".
También está detrás el trabajo que realizan durante todo el año en ferias internacionales, donde establecen contactos que luego cuajan en acuerdos con grandes distribuidores que exportan estos caldos. "Todos nuestros importadores han estado en nuestras tierras, conociendo el proceso tradicional de elaboración de nuestros vinos", señala Horacio Calvente.
En estos años acumula numerosos galardones, aunque para este viticultor el mayor reconocimiento es "el boca a boca de la gente". "Mantener una marca como es Calvente en un nivel de prestigio en la opinión pública como estamos manteniendo año tras año es el mayor galardón que puedo tener; que cuando hablen de Calvente hablen de un vino de calidad no es fácil". Y añade que el público busca los vinos de calidad allá donde estén. Así, este mismo verano, por citar un ejemplo, recibió la visita en su pequeña bodega del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, quien quiso personalmente conocer las fincas y los viñedos de sus afamados vinos.
Así, a este visitante de excepción como a todos los que se interesan por su 'secreto', Horacio le explica que "en este mundo, el verdadero protagonista es el campo, la parra, que merece la mayor atención, no hay otro misterio ni otro milagro a la hora de elaborar vino que la calidad de la uva". Por ello, personalmente recorre todas las fincas examinando visualmente las parras, tocando con mimo las cepas para comprobar el estado de la uva, probando su sabor, conociendo el nível de azúcares que concentra, el estado de la pulpa para saber si está madura, las condiciones de la piel, de la pepita... "Si no aprovechamos esa calidad de las uvas a través de los microclimas que tenemos año tras año, y el cuidado posterior hasta que las botellas salen al mercado, difícilmente vamos a tener un producto que distinga a este tipo de bodegas, sólamente se puede competir con la calidad, y ésta se consigue año tras año haciendo las cosas bien hechas".
De esta manera, todo empieza en el cuidado de la tierra, de la uva, desde la poda hasta la vendimia, de concentrar la uva hasta que llega a la bodega y del proceso de elaboración en la bodega. "Eso no se consigue metiendo una máquina que recoge el fruto que no diferencia la uva que va bien con la que va mal, el terreno que tenemos no permite que la vendimia se realice de otra manera que a mano, de la manera tradicional, seleccionando uva a uva, y subidas por un burro en a lo alto de la loma, no hay otros medios ni otras maneras", comenta este productor en defensa del sistema tradicional.
Horacio Calvente se mantiene fiel a su filosofía de llevar su producción limitada directamente a los mejores locales de hostelería y a las tiendas gourmet. En estos años no ha crecido el volumen de líquido, pero sí en imagen de marca y en nuevos productos. En los dos últimos años ha lanzado al mercado el Rosa-o de Petit Verdot, producido en la finca en la zona norte de Granada, al pie de Sierra Nevada, además de otro proyecto nuevo en esa misma finca Laguin-da, un tinto de crianza de 12 meses en barrica de roble francés elaborado a partir de un coupage de tempranillo, garnacha y syrah, y un blanco nuevo, Xate-o, un vino joven afrutado elaborado con moscatel de Alejandría y viognier.
Horacio Calvente, que está al frente de una pequeña pero prestigiosa bodega en Jete, ya está viviendo esa sensación, aunque con el temple que le han dado los 20 años de experiencia que tiene a sus espaldas en este sector. Se trata de una de las primeras vendimias de la provincia.
Con dos semanas de retraso con respecto a lo que viene siendo habitual en esta zona de la Costa, arranca esta labor milenaria. Ya llegan las primeras uvas a Bodegas Calvente dentro de lo que promete convertirse en una añada sobresaliente.
"Un año perfecto en el mundo de la viticultura", comenta Horacio sin poder disimular una sonrisa por las expectativas, sin embargo se muestra prudente a la hora de afirmar que será el mejor de los últimos años: "Podremos asegurar que es el mejor cuando terminemos, pero a priori pinta muy bien, ya que la lluvia de invierno fue muy buena y caló en abundancia la tierra, por lo que las parras tienen mucha vida abajo y se ha desarrollado muy bien la uva". Este experto en vino añade que "las temperaturas suaves de esta primavera incluso de estos últimos meses han retrasado la cosecha, con lo que tenemos una uva más equilibrada, más viva, que ha madurado más lentamente, lo que hace que estén más equilibrados sus componentes naturales, por lo que estimamos que podemos tener una cosecha magnífica".
En la analítica que han realizado de los controles de maduracion ha resultado una calidad excepcional, resultados que esperan que se transformen en un vino de alta calidad.
Sin embargo, la humedad también ha sido la culpable de que se hayan perdido algunos viñedos, sobre todo los de floración más temprana. Así, existen algunos que han registrado un 20% o un 30% menos de fruto que el año pasado en sus fincas. En general, hay entre un 10 y un 20% menos de uva moscatel que el año pasado, en cambio de uva tinta el año pasado fue un mal año, pues la cosecha estuvo al 50% y éste, en cambio si hay una buena cosecha de tinta, según explica Calvente.
Todavía no han empezado a trabajar todos los vendimiadores, aunque ya hay unos 15 hombres recolectando uva en las parcelas de moscatel más tempranas, situadas a unos 500 metros sobre el nivel del mar en el término municipal de Ítrabo. Luego le tocará el turno al pago de la Guindalera, donde se concentra el 80% de producción de moscatel de esta bodega.
La recogida de la uva se prolongará hasta el mes de noviembre, pero para que las nuevas botellas de Calvente lleguen al mercado habrá que esperar a marzo o abril.
El proceso tiene ese punto de alquimia que tan sólo algunos poseen y que dan con la tecla mágica de producir un gran vino. Las primeras uvas van a una cámara frigórica y se someten a un proceso de enfriamiento a 3 grados centígrados durante unas 24 horas, se lleva a la mesa de selección, se despalilla y ya llega a la prensa, donde se extrae el mosto de uva que se trasaladará al depósito para que fermente. En 15 días aproximadamente después de la fermentación, se eliminan las lías gruesas y todos los posos y las lias finas se mantienen durante tres o cuatro meses hasta que el vino se estabiliza en frío, se clarifica y se embotella.
Poco podía imaginar Horacio Calvente cuando por pura afición a la viticultura comenzó con una pequeña bodega familiar en el garaje de su casa, que en estas dos últimas décadas este hobbyse iba a convertir en un negocio que diera trabajo -como ahora- a unas 25 personas, tres más en plantillla que el año pasado. En la bodega hay 23 depósitos y produce una media de 150.000 botellas al año. Hoy en día cuenta con plataformas distribuidoras en diez países del mundo, como Suecia, Noruega, Holanda, Suiza, Dinamarca o EEUU, y sus vinos han viajado a Australia o Singapur, de donde esta misma semana han realizado un pedido. "Fuera estamos bien vistos, lo que quiere decir que tenemos unos productos de calidad a unos precios razonables. Esto sólo se puede conseguir dando una calidad excepcional y ofreciendo a los consumidores unos vinos con unas características propias".
También está detrás el trabajo que realizan durante todo el año en ferias internacionales, donde establecen contactos que luego cuajan en acuerdos con grandes distribuidores que exportan estos caldos. "Todos nuestros importadores han estado en nuestras tierras, conociendo el proceso tradicional de elaboración de nuestros vinos", señala Horacio Calvente.
En estos años acumula numerosos galardones, aunque para este viticultor el mayor reconocimiento es "el boca a boca de la gente". "Mantener una marca como es Calvente en un nivel de prestigio en la opinión pública como estamos manteniendo año tras año es el mayor galardón que puedo tener; que cuando hablen de Calvente hablen de un vino de calidad no es fácil". Y añade que el público busca los vinos de calidad allá donde estén. Así, este mismo verano, por citar un ejemplo, recibió la visita en su pequeña bodega del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, quien quiso personalmente conocer las fincas y los viñedos de sus afamados vinos.
Así, a este visitante de excepción como a todos los que se interesan por su 'secreto', Horacio le explica que "en este mundo, el verdadero protagonista es el campo, la parra, que merece la mayor atención, no hay otro misterio ni otro milagro a la hora de elaborar vino que la calidad de la uva". Por ello, personalmente recorre todas las fincas examinando visualmente las parras, tocando con mimo las cepas para comprobar el estado de la uva, probando su sabor, conociendo el nível de azúcares que concentra, el estado de la pulpa para saber si está madura, las condiciones de la piel, de la pepita... "Si no aprovechamos esa calidad de las uvas a través de los microclimas que tenemos año tras año, y el cuidado posterior hasta que las botellas salen al mercado, difícilmente vamos a tener un producto que distinga a este tipo de bodegas, sólamente se puede competir con la calidad, y ésta se consigue año tras año haciendo las cosas bien hechas".
De esta manera, todo empieza en el cuidado de la tierra, de la uva, desde la poda hasta la vendimia, de concentrar la uva hasta que llega a la bodega y del proceso de elaboración en la bodega. "Eso no se consigue metiendo una máquina que recoge el fruto que no diferencia la uva que va bien con la que va mal, el terreno que tenemos no permite que la vendimia se realice de otra manera que a mano, de la manera tradicional, seleccionando uva a uva, y subidas por un burro en a lo alto de la loma, no hay otros medios ni otras maneras", comenta este productor en defensa del sistema tradicional.
Horacio Calvente se mantiene fiel a su filosofía de llevar su producción limitada directamente a los mejores locales de hostelería y a las tiendas gourmet. En estos años no ha crecido el volumen de líquido, pero sí en imagen de marca y en nuevos productos. En los dos últimos años ha lanzado al mercado el Rosa-o de Petit Verdot, producido en la finca en la zona norte de Granada, al pie de Sierra Nevada, además de otro proyecto nuevo en esa misma finca Laguin-da, un tinto de crianza de 12 meses en barrica de roble francés elaborado a partir de un coupage de tempranillo, garnacha y syrah, y un blanco nuevo, Xate-o, un vino joven afrutado elaborado con moscatel de Alejandría y viognier.
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